30
Mar

Juan Paz y Miño: El discreto encanto de la burguesía

pazyminoEn 1972, el Oscar a la mejor película extranjera fue para “El discreto encanto de la burguesía”, de Luis Buñuel (1900-1983). En ella el director español ridiculiza a la aristocracia y retrata, en forma sarcástica e irónica, a la burguesía. Aparece una clase llena de prejuicios, incapaz de superar la ridícula autoestima de su origen y posición social, que se reproduce en sus propios círculos de apellidos y méritos existenciales, atrapada en las propias autoestimas y adulaciones, en la fatuidad de su poder económico, en las apariencias de su supuesta erudición y cultura, tanto como en la vana superioridad que cree le rodea, escondida en la etiqueta de relumbrón, los costosos trajes, alcobas y salas que sigue en sus sueños. Una burguesía que, con su alcurnia hipócrita, va sin rumbo cierto, sin fin. Camina y camina…

Desde que la ví, la película de Buñuel me ha parecido digna de la burguesía ecuatoriana. Uno de sus retratos más aplicables, por la cercanía de los comportamientos y de la “cultura” que sigue caracterizando a nuestras elites más encumbradas por el poder económico o social. Rastros de esa formación histórica los tenemos en excelentes fuentes. Una de las más importantes, por ejemplo, las “Noticias secretas de América”, escritas por los marinos don Jorge Juan y don Antonio de Ulloa, en el siglo XVIII. Además de sus magníficas descripciones sobre la economía, la sociedad y el poder en la Audiencia de Quito, ellos pintaron el comportamiento de las aristocracias locales, su incultura general y su vida aparentosa, casi en las mismas líneas que bien habrían servido de base para el guión de la película de Buñuel.

Desde ese pasado hasta el presente, las cosas no parecen haber cambiado en su espíritu esencial. En los días pasados escuchaba en una radio local las intervenciones de unos selectos personajes que hablaban sobre la “responsabilidad social empresarial”. Se ufanaban de cómo enfrentar los riesgos, los “valores” que la empresa debe transmitir, los compromisos “éticos” internos, los controles de calidad y sobre los impactos para el medio ambiente, la competitividad responsable, etc. Casi ni una sílaba sobre los trabajadores, a no ser para reclamar la necesidad de su “identidad” con la empresa. Nada sobre mejorar salarios, promover el bienestar laboral, respetar e incluso aumentar derechos, fortalecer la seguridad social. ¿De qué “responsabilidad social empresarial” hablan?

Y en las últimas semanas ha sido fabulosa la creación de mitos para el combate político: que la dolarización va a caer, que solo se sostiene hasta mayo, que han llegado contenedores con la nueva moneda, que es preferible votar por un corrupto antes que por un déspota, que la patria se derrumba económicamente, que hay que apuntar al “segundo” (¿Lucio o Alvarito?) y así por el estilo. Todo ello se conversa y se disfruta a nivel de nuestras burguesías y se corre como rumor a toda escala. Lo interesante es que esas elites se convencen a sí mismas de todo ello. A lo Buñuel. Y creo que es bueno que así ocurra. Caminan y caminan…

30
Mar

Rubén Darío Buitrón: PRENSA Y POLÍTICA

rubendariobuitronLa prensa y la política se parecen, caminan de la mano, se alimentan mutuamente, se atraen y repelen, se necesitan y repudian.

En la América Latina de hoy, prensa y política son poderes en distinta perspectiva o, a veces, en la misma. Las dos se perpetúan retroalimentándose y produciendo más poder.
La prensa y la política se parecen en sus objetivos , estructuras e intencionalidades: en su ejercicio estratégico se vuelven autoridad, fuerza, liderazgo, visión de la vida, servicio público, acción discrecional en función del bien común, capacidad de producir cambios significativos o consolidar lo establecido…

La prensa y la política tienen influencia sobre las vidas, opciones y actos de los ciudadanos.

De cómo cada una asume su poder en la sociedad dependen la toma de decisiones individuales y colectivas, la convocatoria a la reflexión o el silenciamiento a la objeción, la construcción de escenarios para grandes deliberaciones democráticas o la materialización de un gigantesco aparato de uniformización ideológica.

El filósofo Max Weber decía que la modernidad “está amenazada por el creciente fenómeno de la concentración del poder”, y esa es la tendencia visible de ciertas formas de hacer prensa y de hacer política en la región.

Ambas están en manos de élites que nacen y se desarrollan en procedimientos legítimos que les dan fuerza e institucionalidad pero, como sostenía Paulo Freire, deben evitar, desde su propia ética, la capacidad de alojarse en la cabeza del individuo y hacerle creer que es natural lo que se le impone.

¿Hay diferencias específicas entre el ejercicio del periodismo y de la política? Lo relevante no es que existan esas diferencias, sino la manera en que se practican una y otra.

Como instancias de poder, periodismo y política tienen en sus manos destinos colectivos, pero su rol clave se mide por los fines que persiguen, los grupos a los que representan, los objetivos explícitos o implícitos sobre los cuales diseñan sus estrategias, la manera en que benefician o afectan a la gente.

¿Qué sentido tienen la obsesiva satanización de la prensa desde la política o la persistente demonización de la política desde la prensa? Ninguno que no sean la mezquindad, las intenciones ocultas, la lucha soterrada por mostrar quién manda.

Prensa y política tienen la obligación de servir a la sociedad y no a sí mismas. Ambas deben rendir cuentas y ser transparentes en el cumplimiento de sus roles.

Ambas tienen, en un ambiente de deliberación democrática, el poder de contribuir al desarrollo de la sociedad.

Ambas tienen, en un ambiente agresivo, fanatizado e intolerante, el poder de contribuir a la disolución de la sociedad.

30
Mar

Ángel Guerra Cabrera: La hora de los movimientos populares

ALAI AMLATINA, 26/03/2009, México DF.- La nave del capitalismo marcha ciegamente hacia el naufragio sin que sus tripulantes atinen a sortear los escollos de sus contradicciones más allá de las recetas clásicas, que ya no funcionan. Producen vértigo las cifras de dinero inyectadas al sistema financiero de las economías centrales, conducentes a un despojo inaudito de grandes contingentes humanos pero incapaces hasta ahora de reanimar al paciente. El crédito no fluye, continúan las quiebras, el desempleo bate marcas, mientras millones pierden el techo, carecen de atención médica y ven evaporarse sus fondos de retiro. Es más, los vaticinios de los economistas serios del sistema, con apenas presencia, por cierto, en sus medios masivos, auguran el fracaso de los planes de rescate de la administración Obama y sus pares europeos por considerarlos tibios, no encaminados a la raíz de los problemas y probablemente llamados a profundizar la crisis económica. Por cada mes perdido en tomar las medidas necesarias, advierte el Nobel Paul Krugman, se pierden 600 000 puestos de trabajo sólo en Estados Unidos.

manifestacionespopularesNo hay que ser economista para comprender las desastrosas consecuencias de la severa contracción de las principales economías capitalistas y su impacto sobre los países subdesarrollados, incluidos, por supuesto, los latinoamericanos, dependientes de aquellas. En su último reporte, el Banco Mundial y el FMI, que han ajustado varias veces a la baja sus estimaciones, anuncian que en 2009 el PIB de América Latina y el Caribe caerá hasta en 2 por ciento, ocasionando seis millones más de pobres y casi tres millones más de desempleados. Las vitales remesas caen, como también la inversión extranjera y los precios de las materias primas, que aportan dos tercios de los ingresos por exportaciones. Esta tragedia se suma a la ya crítica situación creada por las políticas neoliberales: una agricultura desprotegida y arrasada para dedicarla a la exportación o a los agrocombustibles, una industria desmantelada y un tejido social desgarrado por la emigración masiva, el trabajo precario e informal, pobreza, miseria, depredación ecológica y redes de protección social pulverizadas, todo en nombre del dios mercado.

La OIT, el Banco Mundial y el FMI prevén la perdida de los modestos avances logrados en el abatimiento de la pobreza y el desempleo gracias a la subida de precios de las materias primas de los últimos cinco años, ahora derrumbados. De la reunión del G20 no puede esperarse nada favorable a los pueblos puesto que allí llevarán la batuta sus mismos verdugos, los salvadores de las grandes corporaciones. No he leído un trabajo de un solo investigador respetable que comparta el optimista vaticinio de una recuperación económica en 2010 anunciada por algunos banqueros centrales.

Pero si en algún momento se reanudara el crecimiento, será a costa de una concentración oligopólica de capitales sin precedente, de nuevos Irak, Afganistán y Palestina; de la criminalización de la protesta social y el pensamiento alternativo en sociedades militarizadas, de la superexplotación y el sufrimiento sin par de las grandes mayorías. Continuaría el derroche de recursos, la depredación ecológica y el patrón energético contaminante que arrastran a la extinción de nuestra especie en fecha no lejana.

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http://www.aporrea.org/imprime/n59152.html

Es la hora de que los movimientos populares se fortalezcan, adopten estrategias novedosas y alianzas amplias y flexibles, de hacer pedagogía política con los tangibles efectos de la crisis en círculos de estudio de base. En ellos es muy útil discutir los problemas cotidianos y relacionarlos con todo el entramado de la dominación capitalista y de la crisis para elaborar planes de trasformación social.

Es la hora de la solidaridad planetaria urgente y en ninguna parte del mundo como en América Latina y el Caribe existe una experiencia política acumulada para proponerse proyectos antineoliberales y anticapitalistas a escala local, nacional e internacional. Del Bravo a la Patagonia, además de un conjunto único de gobiernos populares y progresistas, existen fuerzas fogueadas ya en la lucha de trabajadores, indígenas, campesinos, mujeres, estudiantes, pequeños empresarios, profesionistas y desempleados, que podrían dar un memorable ejemplo a sus hermanos de otras latitudes de unidad y organización desde abajo en la lucha por la liberación, la democracia radical y el socialismo. Mañana será tarde.

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