Y finalmente llegó el día: el principio del fin. Tanta prepotencia, tanto complejo ventilado en cada sabatina, tuvieron el efecto que cualquier persona sensata debió haber advertido al Presidente, puesto que él mismo no tuvo el sentido común para detenerse y cambiar la estrategia. ¡Se acerca el final de la telenovela!
Todo empezó al finalizar la campaña presidencial de 2007 y asumir el gobierno. Una abrumadora mayoría creyó en un hombre que pintaba una estatura moral gigantesca, el hombre que Ecuador soñó siempre para dirigirlo. Personalmente, me di con la piedra en los dientes a poco de eso, cuando intenté crear organizaciones de base con un porrazo de gente que pensaba como yo, y que se creyó, pendejo de mí, pendejos todos, el discurso socialista de Rafael Correa, porque nos pararon A LA RAYA, nos despacharon de la Shyris sutilmente con pretextos absurdos, con primarias amañadas, con mentiras y comportamiento vertical dentro del movimiento, mientras afuera se llenaban la boca de horizontalidad y socialismo.
Finalmente entregaron la organización de las células de base social a alguien que de seguro no iba a hacer nada, marido de la asambleísta María Augusta Calle, no recuerdo sus nombres ni vale la pena recordar a personas así. No pasó nada.
Pero no fue en vano que no pasó nada. El proyecto político era el mismo de siempre, vertical, egoísta, lleno de falsedad y engaño como todos los anteriores, pero es de admirar la monumental capacidad de engaño de todos los líderes de la "revolución ciudadana". Artistas todos, dignos del mejor de los tablados. Artistas de la falsedad, de la simulación. ¡Jamás estuvo en sus planes crear una revolución! Solo necesitaban que la gente se lo crea, y así exactamente fue como pasó, tuvieron un éxito rotundo.
Pero ya lo dice el viejo proverbio: no hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza. Tanta mentira terminó por salir a la luz, aunque de a pocos, y la gente está HARTA de tanta majadería.
Los "robolucionarios" (digno título otorgado por la derecha) y sus acólitos se pegan con uñas y dientes al libreto de que la gente humilde, desorientada, está luchando por los intereses de los ricos. Lo que dirán entre ellos, es que la chusma ignorante apoya a la derecha porque no sabe lo que hace, pero lo que en realidad ocurre es que la gente está harta de Correa y sus gritos, sus mentiras, su vanidad ridícula, y un interminable etcétera, cada quien me imagino que tendrá su defecto favorito.
Ahora la pregunta es ¿pa' dónde jalamos ahora?? Correa se encargo de eliminar cualquier rastro de competidores electorales, con su pendejo proyecto fascista mal armado y chapucero, digno de quienes están muy ocupados llenándose los bolsillos y recibiendo su dosis diaria de vanidad halagada, para trazar un proyecto que representase un peligro real para el país.
El problema está en que los cernícalos de la derecha se ciernen sobre Carondelet como aves de rapiña, para volver al abordaje, al empuñe y la componenda de siempre, y a lamer escrupulosamente traseros gringos, desesperados por cierto, porque en cualquier momento se les cae a ellos también el tinglado que a duras penas se sostiene, para caer ruidosamente en cualquier momento, y con él el petrodólar. Y el trotar de los jinetes del apocalipsis.
Ecuador es un país (como casi todos) cuyo populacho no quiere ni puede participar en política, pero con el componente adicional de un repugnante feudalismo que a falta de títulos nobiliarios, se apoya en (casi siempre mediocres) títulos universitarios para elaborar una estructura neo-feudal espantosa, cuyo vórtice es la vanidad, la inmediatez y la cultura mal digerida. mezclada con las tradiciones indígenas acendradas en el imaginario colectivo.
¿Candidatos? La derecha está lista con los suyos, ¿¿y la izquierda?? Bien gracias. Y allí va otro refrán. En 2018, con la derecha nuevamente empoderada, "Allí será el llanto y el crujir de dientes". !Qué viva el neo-feudalismo ecuatoriano!