25
Ago

Papel Prensa: La justicia tarda pero a veces llega

Por Aram Aharonian

ALAI AMLATINA, 25/08/2010.- La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, denunció públicamente la apropiación ilegal de la empresa Papel Prensa SA por parte de los dueños de los diarios Clarín, La Nación y La Razón durante la última dictadura militar (1976-1983), y explicitó los acuerdos entre éstos y la junta militar que presidía Jorge Rafael Videla, al difundir un extenso informe basado en documentos originales.

Tras sancionar la ley de servicios de comunicación audiovisual, que terminó con los oligopolios mediáticos y tras 33 años de silencios cómplices e impunidad, la Presidenta anunció que envió a la justicia esta información y al Parlamento un proyecto de ley que declara de interés público la producción de pasta de celulosa y papel para periódicos en este país.

¿Qué pasó en 1976? Los dueños de los tres principales diarios de esa época se apropiaron, en complicidad con el Estado terrorista, de la empresa que las permitiría monopolizar la producción de papel para diarios en la Argentina, una especie de dictadura contra la libertad de expresión.

En esa maniobra realizada en el tramo más brutal y fundacional de la dictadura, se apeló a la tortura y el secuestro de los accionistas originales de la empresa, y fue parte de la alianza estratégica entre la Junta militar y los personeros de los grupos económicos-mediáticos más grandes de la Argentina, que necesitaban del terrorismo de Estado para eliminar la disidencia política y social que se oponía a sus intereses. Los dictadores, garantizaban la prensa silenciada y medios cómplices de sus acciones.

La Presidenta fue más lejos: no se trata de un decreto de expropiación (que era quizá lo que esperaba la derecha), sino, con pruebas en mano (más de 20 mil fojas en el que se detallan los pormenores del despojo) apeló a la transparencia y puso el tema en el tapete político, en la agenda de los poderes legislativo y judicial. El proyecto legislativo insta a la formación de una comisión parlamentaria, con representantes de todos los partidos, para controlar el cumplimiento de lo que sería un trato igualitario que democratice la información.

Sin duda, el lenguaje periodístico-político opositor se ingeniará para calificar ese recorrido que democratiza la palabra como autoritario, arbitrario, totalitario, chavista, adelanta el analista Mario Wainsfeld. Pero algunos dirigentes de la oposición fueron cautos: el radical Ricardo Alfonsín consideró que la mandataria "hizo lo que tenía que hacer" al presentar el informe ante la Justicia, pero prefirió no opinar "sobre la cuestión de fondo" por no poseer "elementos de juicio”. Coincidió con el gobernador socialista Hermes Binner, en respaldo a la decisión de concurrir a la Justicia para profundizar la investigación.

Este seguimiento parlamentario debe hacerse por medio de un marco regulatorio que nunca se hizo, dijo, y añadió que los miembros de esa comisión podrán participar como observadores de las reuniones del directorio de Papel Prensa. El objetivo es darle un trato igualitario a todos los diarios del país, buscando ampliar la capacidad de producción de Papel Prensa para que no haya más importación. Con esta decisión, la Presidenta obligará a todo el arco opositor a discutir sobre un proyecto esencial “para la libertad de prensa”, tal como fue definido por la propia mandataria.

Al comenzar su presentación, la mandataria mostró ante todos las portadas de Clarín y La Nación de este día que dicen que el gobierno avanza sobre Papel Prensa para controlar la palabra impresa con lo cual están reconociendo, sostuvo, que ese control en realidad hoy está bajo los accionistas mayoritarios de esa Papel Prensa, que son ambos diarios.

La investigación de la Comisión Especial demostró cómo esos medios, que hoy mencionan el tema de la seguridad jurídica, firmaron la compra de las acciones a una familia, como la del banquero David Graiver, muerto en un sospechoso accidente en México en agosto de 1976, familia que luego sería secuestrada y torturada, y de otros empresarios que corrieron la misma suerte también a fines del 76 y principios del 77.

La presidenta se refirió a documentos donde los mismos directores de Clarín y La Nación cuando pasaron a controlar Papel Prensa reconocieron los acuerdos previos con la junta militar, con la cual brindaron, como se registra en diversas fotografías de la época, en las que se ve a Bartolomé Mitre de La Nación y a Ernestina Herrera de Noble, actual directora de Clarín, brindando con el dictador Videla.

Ambos directivos se beneficiaron luego de la quiebra del diario La Razón, en 2000, y mediante un pacto se aseguraron el control accionario de Papel Prensa, montando así un monopolio en perjuicio de todos sus competidores.

Cristina Fernández dijo que se demostró que Lidia Papaleo de Graiver, viuda de David Graiver, el dueño de Papel Prensa, fue forzada bajo torturas en el centro clandestino de detención Puesto Vasco a firmar la cesión de la empresa a sólo unos días de que la junta militar decidiera la interdicción de los bienes de esa familia, ya que una vez tomada esta medida no se iba a poder concertar la negociación. El objetivo de los secuestros fue que los Graiver ni sus socios cobraran siquiera el precio vil que le habían puesto a sus acciones,

El síndico general de la nación, Daniel Reposo, dijo previamente que el informe dejó al descubierto la connivencia de sectores del poder civil con la dictadura, apropiándose de bienes de personas en total estado de indefensión, como es el caso de Lidia Papaleo de Graiver, que más adelante fue detenida entre 1977 y 1982, años en los que fue reiteradamente torturada y violada.

“Estando desaparecida (…) me llevaban a declarar envuelta en una manta gris, porque estaba totalmente quemada, perdí mis pechos, mi abdomen y también mis genitales durante la tortura y me operaron en la cárcel de un tumor cerebral por los golpes que recibí”, declaró Lidia Papaleo durante la investigación.

Lidia fue obligada a vender las acciones de la papelera (las que le correspondía por la sucesión) el 2 de noviembre de 1976. “Lidia debía presentar un escrito ante el juez de menores, en representación de su hija, que era menor de edad. Pero el magistrado nunca aprobó la venta. Sin embargo, a los cinco días de firmar el último papel, la detienen”, contó la Presidenta. Eso fue en marzo de 1977.

La serie de irregularidades incluye la venta a una empresa de papel (valga la redundancia) como Fapel, que luego desaparece para surgir bajo los nombres de los compradores reales: los dueños de Clarín, La Nación y La Razón. Cristina Fernández recordó que 28% de acciones que minoritariamente posee el Estado no son de un gobierno, ni de este, ni de otros”, y pidió a la Procuraduría del Estado y a la Secretaría de Derechos Humanos que hagan presentaciones judiciales con estos expedientes.

“Yo tengo la certeza de cómo sucedieron las cosas, pero son los jueces los que deben juzgar y los que pueden condenar. Creo en serio en la división de los poderes del Estado y en la posibilidad de superar esta situación que lleva 33 años de oscurantismo y ocultamientos”, concluyó.

“Con la Justicia por un lado, y el Parlamento por el otro, estamos confiados en que la democracia pueda pasar esta prueba. Queremos una democracia sin tutelaje y una sociedad sin miedo”, concluyó la mandataria.

Durante décadas, Papel Prensa controló el mercado con prácticas monopólicas. El Estado nacional fue un socio bobo, mudo y sumiso ante un poder fáctico superior al de sucesivos gobiernos, dictatoriales o democráticos, señala Wainsfeld en Página 12.

El Congreso deberá analizar un proyecto de ley (cuyo texto no se conoce aún) declarando de interés público la producción de papel para diarios y formando una comisión bicameral para el seguimiento de esa actividad. Mientras, el procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, y el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, tendrán a su cargo la misión de preparar la vía judicial, para terminar con tanta impunidad y demandar a quienes cometieron crímenes de lesa humanidad para beneficiarse económica y políticamente.

20
Ago

By: Famaviba

Verás…
Te saludo desde Málaga España, aunque ahora soy española, soy ecuatoriana de origen…
Por circunstancias de la crisis del 98-2002, por la que salimos tres millones de ecuatorianos del Ecuador, a diferentes rumbos, ahora me encuentro radicada en España…
Entre otras cosas me dedico a escribir, pero apenas is he publicado un pequeñito libro con 26 historias sacadas de mis diarios: “Reflexiones en mi diario: historias contadas por una inmigrante”, obrita que se hiciera acreedora al premio “Galardones Inmigración 2005, Capítulo Palma de Mallorca, categoría Escritora inmigrante”, gracias al Gobierno Balear y la organización que hiciera la de ese entonces Asociación de Ecuatorianos en Islas Baleares…
No te alargo la historia, tengo varios libros que quiero publicar, ya tengo 49 años y no dejo de soñar con ver mis libros en varios idiomas… ¿qué me cuesta soñar?
Para empezar quisiera que alguien de tu talla, me diera revisando mi segundo libro para ser publicado, al mismo tiempo que me sugiera la mejor opción en Ecuador, porque allí las ediciones on muchísimo más baratas que en España…
Por otro lado, también tengo varios trabajos de investigación, que van en otra línea,,, ahora soy investigadora con un Máster en Cultura de Paz, resolución de Conflictos, Educación y Derechos Humanos en la Universidad de Málaga, y voy por un doctorado en una línea parecida Cooperación Internacional. Material tengo y mucho.
¿Puedes ayudarme en Ecuador a revisar mis escritos para una publicación económica, toda vez que por la crisis mundial, en España habemos 4 millones quinientos mil personas (más o menos) sin trabajo… y apenas tengo un poquito ahorrado de una beca que me dieran en la Universidad, para la publicación… ¿puedes hacerlo, puedes ayudarme en estas gestiones?
¡¡¡Obviamente que no sería mal agradecida!!!
¿Dónde vives tú en Quito o en España?, pues en tu perfil sale un número de España…
En todo caso dame una mano mi nuevo amigo, si yo gano, tú también, el MUNDO es de darse la mano y avanzar…
Gracias
Fanny
Mi mail y messenger: xxxxxx@yahoo.com

19
Ago

El gran reloj de W. J. Kursk (fragmento), del libro de relatos TONTÓDROMO

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Nos conocimos en un lejano tiempo en el que sobrevivíamos de la industria del hot dog en platinados carritos, que arrastrábamos uno junto al otro por el bajo Manhattan antes del mediodía, de camino a nuestros lugares de trabajo, compartiendo ensueños hasta que concluí el journalism school.

Él se quedó en ésa mierda varios años más, solo, porque no tiene familia, acompañado nada más de su infaltable hierba.

Cuando su fama empezó a darle de comer, adoptó la barba de filósofo británico y la toga de Krishna. El repudio al agua y al jabón de baño  venía sin duda de su infancia en la helada estepa siberiana.

Contaba a los amigos que llegó a América cuando tenía diez años; en seis meses hablaba inglés y al concluir el año se entendía perfectamente con todos los latinos del vecindario donde nos conocimos, un ghetto miserable y mal oliente, con osamentas de automóviles viejos o incendiados de trecho en trecho, ruinosos edificios grises y miles de dominicanos ansiosos por entrar a las ligas mayores de béisbol que nunca lo lograrían o ya fueron rechazados por cualquier causa. En ésa época adquirió el hábito de fumar marihuana. Yo llegué a ese lugar por cosas del maldito destino, para quedarme por varios años, para mi desgracia.

Sólo cuando era ya un personaje absolutamente reconocido y adinerado, decidí irlo a ver para solicitarle una entrevista que debía aparecer en una crónica de gente famosa. Me atendió sin los preámbulos de semanas y hasta meses que normalmente solía imponer a todo aquél que quería hablar con él y además no pidió un centavo por la entrevista. Me miró emocionado al recordar nuestras aventuras de miserables gusanos en plena barriga de la monstruosa manzana. Recordamos las juergas con las putas de nuestras vecinas del barrio latino y las broncas con sus cabrones novios que no querían compartirlas. Los quepís blancos y los mandiles. Las humillaciones diarias de gente para la que éramos menos que escoria, perdedores a la enésima potencia, fracasados con horario de 9 a 5. Se trataba de las vergonzosas historias que sólo un puñado de personas conocía de mí y que siempre cuidé de enterrar en el olvido. “¡Mírennos ahora!” gritaba emocionado y con voz ronca al vacío, a las paredes de su penthouse, al elegante y costoso mobiliario. Mírate, pensaba yo, tú tan rico y yo tan de nueve a cinco; tú tan talentoso y yo tan copia al carbón del modelo gringo, tan cigarrillo en su cajetilla repleta de cigarrillos.

Al notar mi tristeza, me propuso no solamente escribir una crónica suya, sino ser su historiador personal y portavoz, con un sueldo diez veces mayor que el que me pagaba el periódico para el que lo entrevisté, y con horario abierto. Fue así como me convertí en su biógrafo personal.

***

A sabiendas de que organicé un negocito de varios cientos de miles de dólares gracias a su fama, aceptó exhibir su demencial objeto en Quito. Tuve licencia además para ejecutar varias maniobras comerciales: magnanimidad suya, por dejar que me enriquezca yo también un poco. Pidió sin embargo algunas prerrogativas inevitables, que le dejarían igualmente jugosas ganancias.

Impresionante el zambomba que armó para el viaje en su flamante avión. Decenas de guardaespaldas. Varios camarógrafos de todas las cadenas de televisión de señal abierta y de cable que pudieron pagar las descomunales sumas que exigió como derechos de difusión de su espectáculo. Quince mujerzuelas de todos los colores, porque para padrote, quién más que Kursk. Venía también el resto de parásitos que rodea a las estrellas en ascenso que no tienen la sensatez de quitárselos de encima: amigotes, peluqueros, maquilladoras, asesores de imagen, consejeros de etiqueta y buenas maneras. Toda esa fauna joligudense invadió el vuelo que nos llevaría a Ecuador, con bullicio de adolescentes en bus escolar, claro, luego de que Kursk subiera el primero a su camarote en el avión, acompañado únicamente por sus concubinas.

 

En Quito.

¡Había que ver su toga y su barba de patriarca en el lugar de honor cuando nos presentamos en la plaza, con ocasión de la fiesta de la ciudad! Parecía el apóstol predilecto del Gran Cannabis Deus con su pequeña pipa ahíta de hierba inundando el aire con su pestilencia… Había que ver la de aplausos que arrancó a la concurrencia mientras empinaba circunspecto un pellejo de tintazo insípido y barato que algún aficionado le lanzó al pasar y que atrapó en el aire de un zarpazo. Elevaba el brazo y la bota con una mano, que dejaba caer el oscuro líquido a su boca abierta de par en par, en vulgar e impresionante chorrito de casi un metro. Con la otra mano saludaba a la afición en las pausas de beber, cuando no la usaba para sostener la pipa, que prefería sujetar con los dientes de rato en rato, para darse mayor nota.

 

FIN DEL FRAGMENTO.

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19
Ago

Una noche en el Taj Mahal (fragmento), del libro de relatos TONTÓDROMO

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Al principio no recordé lo que Martínez acababa de mencionar. Sólo me quedé mirándolos. Llevaba siete u ocho gin tonic encima, — que fue lo que bebí, entre otras cosas, durante la veladay estaba en ese punto de la embriaguez en que uno está como entre nubes. Cambio de ritmo en la música. Flautas y el redoblar de tambores con los que empezaba la canción arrancaron en mí un espíritu belicoso.

El corazón me punzó dolorosamente al ver su cabello recortado casi como el de un hombre. Enloquecí al ver tu mano sujetando su cintura con la firmeza de quien aferra algo que le pertenece. Estaba mi ánimo muy exacerbado en aquél momento por la ginebra que enloquece, que abruma. No consideré para nada el hecho de que tu novia estaba presente. No pude discernir que delante de ella serías incapaz de cortejarla y cuando estaba a punto de lanzarme contra ti como una tromba, Martínez me sujetó del brazo y juntos nos acercamos al grupo:

-                   ¡Hello, Hellooo! Miren a quién me encontré allá afuera… — Reía sarcásticamente el infame —.

Te juro César, que nunca te había visto tan demacrado. Tu eterna novia presintió que algo grave estaba pasando y tan sólo atinó a sujetarte de la cintura, como protegiéndote. Su amiga, de espaldas a mí, continuó bailando hasta que notó que ustedes se habían detenido. Ni siquiera volteó a ver. Supo de inmediato de quién se trataba. Quizás ni lo notaste por la conmoción momentánea, pero hasta la gente que estaba a nuestro alrededor se hizo a un lado al mirar la situación y presentir que lo único que quería es matarte a puñetazos, traidor. La música seguía sonando, indiferente:

“Y tú, que ansías controlar mi vida,

La paz, con guerras son mi día a día, día a día, tía…”

Pero fue peor cuando entendí tus explicaciones entrecortadas, apenas coherentes sobre que la encontraste hace unos días en la calle y que acertó a pasar Martínez y que los presentaste y que habían quedado en verse ésta noche y todo lo demás, que salió de tus labios, amoratados de pánico al verme, como nunca, fuera de mí…

Aísha tomó su bolso y se marchó sin mirar atrás. Y claro, detrás de ella, Martínez. Alcancé a oírla sollozar mientras se alejaban. Supongo que procuraba consolarla el gamberro ése.

Hasta el cabreo que tenía se marchó con ella. Caminé como un autómata rumbo a la puerta, Pagué cuando me lo exigieron y me alejé del bar sin decir palabra.

Y me imaginé, mientras vagaba sin rumbo, al torpe de Martínez acariciándola, haciéndole el amor. No: divirtiéndose con ella.

...

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18
Ago

El caballo de Schiraz (Fragmento), del libro de relatos TONTÓDROMO

[audio:http://www.flashbackuptools.com/petit_mer.mp3|autostart=yes]

***

Pasado un mes me puse a pensar en la advertencia del Flaco, ante los silencios en mi libro de visitas que siguieron a la madrugada aquella, extrañamente parecidos a los que quise encontrar en “La Petit Fille de la Mer” de Vangelis, repetidos varias veces en mis sueños, que repasaban una y otra vez aquella noche, con esta canción como música de fondo. Caprichos melómanos del subconsciente. Y la voz de César, grave, sentenciando a intervalos irregulares:

“…Betito: Estás demente, viejo, si te dejas llevar… Esa mujer acabará contigo…”

Y concluí que este tipo siempre tuvo algo de profeta.

Una confesión:

César, flaco, debo reconocerlo, conciencia culpable: Estuve implicado en el hecho de que mi hermana se apartara de ti, porque mucho conozco lo infame que fuiste con cualquier mujer que se atravesó en tu camino y el peligro de tu bocaza. Por fortuna nunca te gustó leer cuentos, viejo, que si leyeras esto me odiarías de por vida, por la mala fama que te hago, (ni hablar del asunto de mi hermana) pero cierta al fin y al cabo, compañero. Aunque el tiempo pasa, lo sé, y de seguro dirás que has cambiado, pero ten en cuenta que entonces lo eras, amigo… Eras un bocón y no podrás negármelo.

***

Correspondiendo a su anterior visita, fui a verlo a su casa colonial o casi, ubicada a pocas cuadras de la Plaza Mayor de Quito, un día lluvioso de abril. En cuanto llegué, echó sobre mí una mirada compasiva que me inquietó terriblemente, pero este perro viejo supo mantenerse entero. Palabra.

Sonreí como si nada… Cuando preguntó cómo me fue con “mi Aísha”,  respondí que de perlas. Que vivía el mejor romance de mi vida…

“Me alegro, Betito… Porque hace unas semanas detuvieron a una adolescente limeña que plagió el helicóptero de su padre, un rico petrolero. Ella visitó por varias ocasiones cierto país de Latinoamérica sin autorización oficial. En su declaración, manifestó que anduvo en busca de trofeos… Es hija de árabes o turcos, si mal no recuerdo. Habló algo de un tal caballo de Schiraz, con c de por medio, según el informe, al referirse al aparato… Menos mal que no fue tu caso. Menos mal, Betito, porque para ella todo era un juego, una cacería, travesura de adolescente…”

No dejó de mirarme con algo de lástima, hasta que le mentí que lo de aquella noche en mi terraza fue una broma de los cuenteros del Portal, que buscaban desquitarse de una que les hice hace poco… Me despedí enseguida, lívido de vergüenza.

Fue una especie de estúpido ajuste de cuentas de la vida, supongo, el oír de sus labios el desenlace de mis locuras con una mujer que casi con seguridad nunca sería mía sino una transeúnte.

***

Hace más de un mes, pasó Cesare en su automóvil mientras tomaba yo un café en la avenida que nunca pasa de moda, a la que llaman Tontódromo porque uno viene aquí a eso, a tontear, por lo general con un montón de amigos y ninguno con pareja y si la trae es a su propio riesgo porque de seguro se larga con otro antes de medianoche, digo yo. Venir a emborracharse es el común de los casos y para mí, la verdadera razón por la que la avenida Amazonas tomó este apodo.

Serían las cinco o seis de la tarde y lloviznaba mansamente. Se detuvo de inmediato al verme y con él invadió su grupo la mesa que compartía con mi enamorada de turno, una abogada guayaquileña. Él y los suyos venían cantando a gritos, por oírla en la radio, esa vieja canción de los ochenta que dice:

…“Rufino, me invita a comer langostinos.

Me gusta verle bailar… Su aire de pingüino

Rufino es: libertino, divino y superficial”…

— Mi auto reluce más que el suyo sin duda —, se me ocurrió pensar, estúpidamente. Nos miramos a un tiempo y despedimos a nuestras respectivas compañías con diplomáticos pretextos. Supongo que quería hablar de lo que me ocurrió, pero no hubo tiempo.

Nos largamos en busca de una terraza donde debatir las eternas diferencias de siempre y siga hermano, que me impacientan las pausas, “Con la carne del alma de gallina”, “con el tren del optimismo volando entre las montañas de la imaginación”. Sandeces de ebrios esperando la llegada del amanecer.

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