18
Ago

El caballo de Schiraz (Fragmento), del libro de relatos TONTÓDROMO

[audio:http://www.flashbackuptools.com/petit_mer.mp3|autostart=yes]

***

Pasado un mes me puse a pensar en la advertencia del Flaco, ante los silencios en mi libro de visitas que siguieron a la madrugada aquella, extrañamente parecidos a los que quise encontrar en “La Petit Fille de la Mer” de Vangelis, repetidos varias veces en mis sueños, que repasaban una y otra vez aquella noche, con esta canción como música de fondo. Caprichos melómanos del subconsciente. Y la voz de César, grave, sentenciando a intervalos irregulares:

“…Betito: Estás demente, viejo, si te dejas llevar… Esa mujer acabará contigo…”

Y concluí que este tipo siempre tuvo algo de profeta.

Una confesión:

César, flaco, debo reconocerlo, conciencia culpable: Estuve implicado en el hecho de que mi hermana se apartara de ti, porque mucho conozco lo infame que fuiste con cualquier mujer que se atravesó en tu camino y el peligro de tu bocaza. Por fortuna nunca te gustó leer cuentos, viejo, que si leyeras esto me odiarías de por vida, por la mala fama que te hago, (ni hablar del asunto de mi hermana) pero cierta al fin y al cabo, compañero. Aunque el tiempo pasa, lo sé, y de seguro dirás que has cambiado, pero ten en cuenta que entonces lo eras, amigo… Eras un bocón y no podrás negármelo.

***

Correspondiendo a su anterior visita, fui a verlo a su casa colonial o casi, ubicada a pocas cuadras de la Plaza Mayor de Quito, un día lluvioso de abril. En cuanto llegué, echó sobre mí una mirada compasiva que me inquietó terriblemente, pero este perro viejo supo mantenerse entero. Palabra.

Sonreí como si nada… Cuando preguntó cómo me fue con “mi Aísha”,  respondí que de perlas. Que vivía el mejor romance de mi vida…

“Me alegro, Betito… Porque hace unas semanas detuvieron a una adolescente limeña que plagió el helicóptero de su padre, un rico petrolero. Ella visitó por varias ocasiones cierto país de Latinoamérica sin autorización oficial. En su declaración, manifestó que anduvo en busca de trofeos… Es hija de árabes o turcos, si mal no recuerdo. Habló algo de un tal caballo de Schiraz, con c de por medio, según el informe, al referirse al aparato… Menos mal que no fue tu caso. Menos mal, Betito, porque para ella todo era un juego, una cacería, travesura de adolescente…”

No dejó de mirarme con algo de lástima, hasta que le mentí que lo de aquella noche en mi terraza fue una broma de los cuenteros del Portal, que buscaban desquitarse de una que les hice hace poco… Me despedí enseguida, lívido de vergüenza.

Fue una especie de estúpido ajuste de cuentas de la vida, supongo, el oír de sus labios el desenlace de mis locuras con una mujer que casi con seguridad nunca sería mía sino una transeúnte.

***

Hace más de un mes, pasó Cesare en su automóvil mientras tomaba yo un café en la avenida que nunca pasa de moda, a la que llaman Tontódromo porque uno viene aquí a eso, a tontear, por lo general con un montón de amigos y ninguno con pareja y si la trae es a su propio riesgo porque de seguro se larga con otro antes de medianoche, digo yo. Venir a emborracharse es el común de los casos y para mí, la verdadera razón por la que la avenida Amazonas tomó este apodo.

Serían las cinco o seis de la tarde y lloviznaba mansamente. Se detuvo de inmediato al verme y con él invadió su grupo la mesa que compartía con mi enamorada de turno, una abogada guayaquileña. Él y los suyos venían cantando a gritos, por oírla en la radio, esa vieja canción de los ochenta que dice:

…“Rufino, me invita a comer langostinos.

Me gusta verle bailar… Su aire de pingüino

Rufino es: libertino, divino y superficial”…

— Mi auto reluce más que el suyo sin duda —, se me ocurrió pensar, estúpidamente. Nos miramos a un tiempo y despedimos a nuestras respectivas compañías con diplomáticos pretextos. Supongo que quería hablar de lo que me ocurrió, pero no hubo tiempo.

Nos largamos en busca de una terraza donde debatir las eternas diferencias de siempre y siga hermano, que me impacientan las pausas, “Con la carne del alma de gallina”, “con el tren del optimismo volando entre las montañas de la imaginación”. Sandeces de ebrios esperando la llegada del amanecer.

---

¿Le interesa adquirir el libro de relatos TONTÓDROMO? Búsquelo, en Ecuador, en Librería Española, o en el Almacén Universitario de la Universidad Central del Ecuador. Para pedidos al por mayor, por favor comunicarse al 082 100 646.

Comments

  1. CELIA SARANGO dice:

    HOLA MI AMIGO ARTISTA . LOS BREVES FRAGMENTOS . DAN A CONOCER LA ESENCIA DE LO VIVIDO . DE LAS PEQUEÑAS O GRANDES COSAS QUE LLAMAN NUESTRA ATENCION . Y LO HERMOSO ES PODER DAR VIDA EN CADA PALABRA . EN RESUCITAR QUIZA VIEJOS EPISODIOS Y MANTENER LA FRESCURA DE LOS RECUERDOS . DESEO QUE LOS HIJOS CREADOS CON TANTO AMOR . TENGAN MUCHO EXITO . FELICIDADES . UN ABRAZO. Y ESTARE AHI .

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Back to Top