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Feb

Jorge Majfud: El milagro de la Virgen negra

majfudEn febrero del año 2005 ocurrió un hecho totalmente común para el pueblo mexicano y, por extensión, para cualquier pueblo de América Latina: la aparición de la virgen María y el posterior peregrinaje de miles de fieles al lugar del milagro. Como en muchas otras ocasiones (estos avistamientos colectivos ocurren cada semana) la imagen de la virgen era una especie de óvalo alargado —vaginal, virginal—, una mancha plana más que una figuración en tres dimensiones. Frecuentemente estas manchas o la virgen María aparecen en lugares muy diferentes, como puede serlo una pared, debido a un foco de luz, un pedazo de pan o un trozo de queso que ha sido tostado de una forma o de otra [1]. En el caso de la virgen que apareció en el barranco mexicano, en febrero, se trataba de un caño de aguas negras que, de forma poco higiénica, vertía libremente sobre esa formación topográfica. Claro, se podría argüir que el caño cloacal sólo era un instrumento del milagro. Pero resulta extraño pensar que un milagro divino necesita de algún mecanismo lógico para producirse. Por definición, un milagro es algo improbable, algo que contradice la lógica de lo necesario. El Universo con sus leyes lógicas puede interpretarse como un milagro de Dios, pero nunca un proceso lógico puede interpretarse como un milagro por sí mismo, independiente del resto del Universo: precisamente, la excepción milagrosa debe ser una suspensión de estas reglas lógicas, naturales. Ejemplos de este tipo podemos encontrar en los Evangelios y en la sobrevivencia de los pobres en América Latina. Se toma un hecho como una prueba, mientras la misma prueba puede ser interpretada de diferentes formas: el parkinson en el Papa o el mal de alzheimer en el ex presidente Regan es un signo del martirio en la cruz y, por ende, de su santidad; cualquiera de esos tormentos en un pobre rebelde es una demostración de un castigo divino. Al final, todo dependerá de quién administre el significado.

 

Por supuesto que esta advertencia, sobre el origen cloacal de la imagen resultó insignificante para los creyentes, y la “virgen negra” —como la virgen de Guadalupe— continuó siendovirgen de guadalupe venerada como un nuevo milagro. El mensaje de estas apariciones nunca está claro y a los creyentes no les importa más que el fenómeno de la imagen en sí. Eso cuando no van a pedirle a la imagen que le resuelva problemas que una sociedad más justa pudo haber resuelto o, al menos, evitado.

Este es uno de los rasgos religiosos y culturales de gran parte de América Latina. No obstante sus semejanzas, también podemos ver grandes diferencias dentro del cuerpo aparentemente uniforme de este continente cultural que va desde Miami hasta Tierra del Fuego. No faltarán quienes se ofendan por esta anotación, como si ser diferentes en alguna medida pusiera en peligro la “identidad” de cada una de las partes.

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[1] Jorge Majfud es un escritor nacido en Tacuarembó, Uruguay, en 1969. Entre las distinciones que ha recibido su obra resaltemos la Mención de Honor en el XII Certamen Literario Argenta, Buenos Aires 1999, por los borradores de "Crítica de la pasión pura", la Mención Premio Casa de las Américas 2001, por la novela "La Reina de América" y la del concurso Caja Profesional 2001, por el cuento "Mabel Espera".

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