26
Feb

Jorge Majfud: El milagro de la Virgen negra

majfudEn febrero del año 2005 ocurrió un hecho totalmente común para el pueblo mexicano y, por extensión, para cualquier pueblo de América Latina: la aparición de la virgen María y el posterior peregrinaje de miles de fieles al lugar del milagro. Como en muchas otras ocasiones (estos avistamientos colectivos ocurren cada semana) la imagen de la virgen era una especie de óvalo alargado —vaginal, virginal—, una mancha plana más que una figuración en tres dimensiones. Frecuentemente estas manchas o la virgen María aparecen en lugares muy diferentes, como puede serlo una pared, debido a un foco de luz, un pedazo de pan o un trozo de queso que ha sido tostado de una forma o de otra [1]. En el caso de la virgen que apareció en el barranco mexicano, en febrero, se trataba de un caño de aguas negras que, de forma poco higiénica, vertía libremente sobre esa formación topográfica. Claro, se podría argüir que el caño cloacal sólo era un instrumento del milagro. Pero resulta extraño pensar que un milagro divino necesita de algún mecanismo lógico para producirse. Por definición, un milagro es algo improbable, algo que contradice la lógica de lo necesario. El Universo con sus leyes lógicas puede interpretarse como un milagro de Dios, pero nunca un proceso lógico puede interpretarse como un milagro por sí mismo, independiente del resto del Universo: precisamente, la excepción milagrosa debe ser una suspensión de estas reglas lógicas, naturales. Ejemplos de este tipo podemos encontrar en los Evangelios y en la sobrevivencia de los pobres en América Latina. Se toma un hecho como una prueba, mientras la misma prueba puede ser interpretada de diferentes formas: el parkinson en el Papa o el mal de alzheimer en el ex presidente Regan es un signo del martirio en la cruz y, por ende, de su santidad; cualquiera de esos tormentos en un pobre rebelde es una demostración de un castigo divino. Al final, todo dependerá de quién administre el significado.

 

Por supuesto que esta advertencia, sobre el origen cloacal de la imagen resultó insignificante para los creyentes, y la “virgen negra” —como la virgen de Guadalupe— continuó siendovirgen de guadalupe venerada como un nuevo milagro. El mensaje de estas apariciones nunca está claro y a los creyentes no les importa más que el fenómeno de la imagen en sí. Eso cuando no van a pedirle a la imagen que le resuelva problemas que una sociedad más justa pudo haber resuelto o, al menos, evitado.

Este es uno de los rasgos religiosos y culturales de gran parte de América Latina. No obstante sus semejanzas, también podemos ver grandes diferencias dentro del cuerpo aparentemente uniforme de este continente cultural que va desde Miami hasta Tierra del Fuego. No faltarán quienes se ofendan por esta anotación, como si ser diferentes en alguna medida pusiera en peligro la “identidad” de cada una de las partes.

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[1] Jorge Majfud es un escritor nacido en Tacuarembó, Uruguay, en 1969. Entre las distinciones que ha recibido su obra resaltemos la Mención de Honor en el XII Certamen Literario Argenta, Buenos Aires 1999, por los borradores de "Crítica de la pasión pura", la Mención Premio Casa de las Américas 2001, por la novela "La Reina de América" y la del concurso Caja Profesional 2001, por el cuento "Mabel Espera".

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¿Fé, o poderes extraordinarios?

25
Feb

Sobre la crisis Global, Última parte. Alberto Acosta: Hacia un nuevo sistema financiero internacional. Propuestas desde la utopía

“Sean realistas, pidan lo imposible”, Graffiti en Paris, mayo de 1968.

De la gran discusión mediática a una propuesta política global

Alberto AcostaAún en el supuesto de que lo peor de la actual crisis fuera superado en poco tiempo, bien vale la pena imaginar otro mundo para terminar de cambiar éste. Es hora de construir una propuesta de sistema financiero que no simplemente viabilice un funcionamiento más racional del sistema capitalista, sino, en última instancia, que contribuya a su sustitución por otro sistema civilizatorio.

El punto medular de esta propuesta radica en diseñar y aplicar una solución que tenga en mente un enfoque global, no parches. Para lograr la globalidad se debe incorporar a todas las categorías de actores. No es suficiente que intervengan los países más ricos, ni tampoco prioritariamente las instituciones financieras internacionales. El esfuerzo, por más complicado que aparezca, debería darse desde las Naciones Unidas, la única capaz de representar una soberanía internacional colectiva.

Por eso es indispensable contar con instituciones internacionales democráticas y comprometidas con el bienestar de todos los pueblos. Los países poderosos, lo demuestra la historia, intentarán velar por sus intereses a costa de los más débiles.

Por lo tanto la solución no pasa por hacer lo mismo que antes, aunque fuera con un comportamiento ético mejorado. Hay que pensar y hacer algo distinto. El sistema económico internacional debe estar dotado de redes de seguridad e información regionales para no tener que “disfrutar” de las crisis recurrentes. Para lograrlo se precisa un sistema de prevención de crisis y de minimización de los riesgos que éstas implican. Pero estas redes tienen que crearlas los países desde el ámbito regional, al menos mientras no existan las condiciones democráticas para impulsar una reinstitucionalización del mundo desde espacios globales.

Incluso sin el concurso de los actuales organismos internacionales, hay que trabajar en la construcción de organismos regionales, a partir de países vecinos que tienen mayores afinidades entre sí con el fin de que, asociándose entre ellos, puedan conseguir sus propósitos y regular sus relaciones financieras, comerciales, laborales, migratorias, ambientales, tecnológicas y por cierto políticas. A nivel internacional cada uno de estos espacios regionales tendrá que interrelacionarse en un sistema de nodos, procurando minimizar el peso de una instancia única mundial. El resultado sería provocar una fragmentación del poder mundial concentrado.

Hay que crear las condiciones para que los gobiernos de todos los países, con el concurso de su propia sociedad civil, sean sujetos en la construcción de un nuevo sistema financiero internacional. No debe quedar ningún actor fuera del proceso. Los organismos multilaterales, repensados íntegramente, deberán cumplir la tarea que les asigne la comunidad internacional, pero a partir de estructuras de organización regional. La lógica política debe primar sobre las demandas del mercado.

Hacia la constitución de un Código Financiero Internacional

El mundo requiere un Código Financiero Internacional acordado por todos y al que se acojan todos los actores sin excepciones; una tarea que podría empezar desde espacios regionales. Su concepción debe basarse en los derechos humanos económicos, sociales y ambientales. Además, deben establecerse condiciones positivas para frenar o al menos aminorar los impactos negativos que se desprenden de la evolución cíclica del sistema capitalista.

No es aceptable, dentro del derecho internacional, que, por ejemplo, los diversos instrumentos financieros sirvan como herramientas de presión política para que un Estado grande o una instancia controlada por pocos Estados poderosos, impongan condiciones (con frecuencia insostenibles) a un país más débil.

La piedra angular de esta propuesta global radica en la construcción de un Código Financiero Internacional (o códigos regionales inicialmente). Este, a su vez, debe garantizar que la neutralidad no sea del territorio en referencia de un país determinado, por más influyente y neutral que fuese, ni dónde se establece el tribunal, sino del código jurídico. Los códigos jurídicos existentes hasta la fecha corresponden a la territorialidad de los acreedores por el tema de la ejecución de garantías, por ejemplo. Esta neutralidad del código debe asegurar la protección de todos los actores.

Hacia un Tribunal Internacional de Arbitraje de Deuda Soberana

Se precisa lo antes posible la creación de un Tribunal Internacional de Arbitraje de Deuda Soberana, en los términos propuestos por Oscar Ugarteche y el autor de estas líneas.

Un requisito mínimo para ponerlo en marcha es la inmediata disolución del Club de París, como marco de negociación. Este club no sólo que carece de base jurídica, sino que debe dejar de ser un espacio de decisión sobre acuerdos de reestructuración de deudas, en donde los acreedores imponen condiciones a los deudores.

Uno de los capítulos medulares del Código será el de la legalidad y la legitimidad de las actividades financieras. Es preciso separar las deudas adquiridas legal y legítimamente, que pueden ser pagadas, de aquellas que pueden y deben ser impugnadas a partir de la doctrina de las deudas odiosas, usurarias y corruptas. Tampoco puede marginarse el procesamiento de la deuda ecológica e incluso de la deuda histórica, donde los países pobres son los acreedores.

En esto son necesarias cláusulas de contingencia en los actuales instrumentos rígidos de créditos, así como cláusulas de acción colectiva. Hay que cerrar definitivamente la puerta a los especuladores. Por otro lado, cualquier arreglo no debe afectar las inversiones sociales y la capacidad de recuperación del aparato productivo.

Hacia un Banco Central Mundial

En esta línea de reflexiones parece cada vez necesaria la creación de un Banco Central Mundial (que no tiene nada que ver con el Banco Mundial o el FMI), para que ayude incluso a normar la emisión de una moneda o de una canasta de monedas globales (lo que tampoco implica reconstruir Bretton Woods).

Por cierto que serán necesarias medidas en el ámbito nacional y sobre todo regional. Se deberá reformar el sistema bancario y del mercado bursátil; los bancos deben ser bancos y nada más que bancos, y no deberían intervenir en actividades bursátiles.

A nivel regional, desde donde se debería disputar el sentido histórico de los cambios globales, las propuestas afloran con creciente intensidad. En América Latina, de la conformación del Banco del Sur y un fondo de estabilización del Sur, se ha pasado a pensar en un Sistema Unitario de Compensación Regional (SUCRE), que facilite los flujos comerciales regionales. Esta iniciativa podría ser la antesala de un sistema monetario y financiero regional, con su propio código. En Asia, una iniciativa japonesa -Chiang Mai- propuso acuerdos bilaterales para asegurar la cooperación financiera en apoyo a las balanzas de pagos de los países miembros; también planteó crear un fondo monetario asiático, que incluiría una unidad monetaria regional para viabilizar el comercio intraregional y una cámara de compensación que asegurara el intercambio de las monedas de los Estados asociados. La experiencia de la Unión Europea también ofrece una multiplicidad de lecciones para la construcción de espacios regionales sobre los que debería sustentarse el nuevo sistema financiero mundial.

La pretensión de sobreproteger a las inversiones extranjeras resulta también inadmisible en la medida que frena las posibilidades de desarrollo autónomo de los países empobrecidos por las propias relaciones financieras internacionales. En el marco de este Código también hay que desarrollar mecanismos de control de los flujos de capital a nivel internacional, como podrían ser la introducción largamente esperada del Impuesto Tobin. El impuesto Daly a la extracción de petróleo crudo merece ser considerado por igual. Con los recursos que se obtengan se establecería un Fondo para la redistribución y transferencias, pero también para prevenir cualquier tipo de ataque especulativo en los países más vulnerables.

Desde otra vertiente, es cada vez más urgente la desaparición de todos los paraísos fiscales, en donde se concentran muchas veces los capitales golondrina y los recursos mal habidos. Y en la misma senda habrá que resolver los retos del narcotráfico, reconocida fuente de acumulación de capitales especulativos.

Un corolario de esto es que el derecho penal internacional debe de incorporar cláusulas de penalización a la corrupción de carácter internacional con castigos severos para todas las partes involucradas. Estableciendo, además, mecanismos de compensación para aquellos actores que han sido dolosamente perjudicados o estafados.

Hacia un nuevo y mejor sistema monetario y financiero internacional

Se precisa un nuevo sistema que ayude a regular y normalizar otro proceso de globalización sobre bases de solidaridad y sustentabilidad. Las finanzas deben estar al servicio del aparato productivo, de un comercio mundial justo y sustentable, así como de las demandas sociales de los pueblos de la tierra. Es necesario establecer límites a la generación de riqueza financiera, sobre todo especulativa.

Para lograrlo, los organismos rectores del sistema financiero deben volver a sus orígenes en tanto instituciones especializadas de Naciones Unidas. Dicha transformación es urgente. El FMI y el Banco Mundial han fracasado en tanto han funcionado como simples mandatarios de las grandes potencias y del gran capital. Parte del problema radica en la ausencia de controles democráticos sobre los organismos multilaterales.

Estos organismos internacionales, con nuevos y precisos marcos de acción, deben rendirle cuentas a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Espacios de control regional también deberán ser adecuadamente estructurados. Incluso deben crearse mecanismos internacionales e instancias de sanción a los organismos internacionales y sus funcionarios.

En complemento a los cambios que requiere el sistema financiero, habrá también que normar el mercado laboral así como las disparidades comerciales (repensando íntegramente la Organización Mundial de Comercio). Por igual hace cada vez más falta una suerte de superintendencia ambiental mundial y el fortalecimiento de la Corte Penal Internacional, para perseguir y sancionar todo tipo de delitos internacionales, incluyendo los económicos. Finalmente, recordemos que el objeto de la economía es el bienestar de la población y el de la justicia, asegurar que esto ocurra.

A. Acosta es economista ecuatoriano; docente e investigador de FLACSO-Ecuador. Ha sido presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador y ministro de Energía y Minas

25
Feb

Sobre la crisis Global, 4ta. parte. Joachim Becker: La Unión Europea y la crisis financiera

beckerA principios de octubre [ de 2008] se agudizó de nuevo la crisis financiera. Originada en Estados Unidos, sus efectos directos se percibieron primero en Europa Occidental, en especial por los estrechos vínculos financieros con EE.UU. y la utilización de los “nuevos” instrumentos financieros de alto riesgo. Sin embargo, la situación europea no es un mero contagio ya que también tiene raíces endógenas. La Unión Europea y muchos gobiernos (como Gran Bretaña e Irlanda) favorecieron la liberalización del sector financiero. Además, la crisis financiera está estrechamente vinculada con problemas productivos, como las sobrecapacidades en la industria del automóvil o de la construcción.

La vulnerabilidad de Europa del Este

En Europea Oriental los efectos iniciales fueron limitados, con excepción de las bajas en las bolsas de valores ya que los bancos se centraban en negocios convencionales. Sin embargo, en los países bálticos, especialmente Estonia y Letonia, que gozaban de un boom crediticio financiero, se derrumbó el crecimiento y los flujos de capital se han secado. Esto tiene serias consecuencias debido a sus abultados déficit en cuenta corriente y la alta deuda externa en esos países. Hungría ya esta [en] crisis y firmó un acuerdo con el FMI.

El último Global Financial Stability Report del FMI también indica la alta vulnerabilidad en Bulgaria y Rumania debido a elevados déficit en cuenta corriente, alta deuda externa y la explosión en el crecimiento del crédito privado.

Por lo tanto, estos países, tienen una alta vulnerabilidad externa, que dentro de poco se verá

agravada por la desaceleración o la caída de las exportaciones.

Las respuestas de corto plazo

La crisis encontró mal preparada a la UE. La supervisión bancaria es una cuestión nacional, y faltan normas claras para el rescate de bancos multinacionales durante una crisis (no se ha determinado si un rescate se debe aplicar, por ejemplo en el Estado de la sede principal o en los países de las filiales). Esto es especialmente relevante en Europa Oriental, donde casi todo el sector bancario es de propiedad extranjera.

Frente a la escalada de la crisis, la presidencia francesa de la UE organizó el 4 de octubre una

cumbre de los países europeos miembros del G-8 (Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia). El

presidente francés, Nicolás Sarkozy, propuso para la UE un paquete de rescate parecido al modelo de los EE.UU., lo que fue rechazado por Alemania y Gran Bretaña. Enseguida se intentaron soluciones nacionales, con medidas como garantías para los depósitos bancarios en varios países y apoyos de distinto tipo a los bancos.

El 12 de octubre, la UE hizo una segunda tentativa para una solución común. Participaron los países miembros de la zona del euro, lo que implica una exclusión de casi toda Europa Oriental. El plan anti-crisis se inspiró fuertemente en el enfoque británico: El capital propio de los bancos puede ser aumentado con participaciones estatales. En algunos países esa participación considerará las condiciones en los negocios, los salarios de los gerentes y la política de dividendos. Se acordó que ningún banco esencial del sistema financiero podía quebrar, y para ello se les aseguró ayuda financiera estatal. Los préstamos entre bancos y similares gozarán de las garantías estatales para recomponer el mercado financiero (previsto hasta diciembre de 2009, mientras que los préstamos garantizados pueden tener hasta 5 años de vencimiento).

El compromiso financiero es enorme: por ejemplo en Alemania 70 mil millones de euros para la capitalización de los bancos y 400 mil millones para garantías de los préstamos; en Francia 40 mil millones de euros como de asistencia de capital propio para los bancos y 320 mil millones de euros en garantías.

Las nacionalizaciones parciales no tienen un carácter estratégico y de largo plazo, sino son

concebidas como medidas de emergencia. Este tipo de respuesta no es nueva, ya que fueron aplicadas por los “países pioneros” del neoliberalismo en América Latina (las ex dictaduras derechistas de Chile, Argentina y Uruguay), a comienzos del decenio de 1980.

En los países de Europa Oriental, sin embargo, la elevada dependencia de las corrientes de capital extranjero es el problema principal, y no se lo ha percibido de manera adecuada. Debido a que las iniciativas anti-crisis se han focalizado en la zona del euro y Gran Bretaña, la mayoría de los países de Europa Oriental fueron marginados y caen bajo un papel protagónico del FMI.

Por lo tanto, las respuestas europeas son bastante improvisadas y han apuntado al objetivo de

restablecer el tráfico de crédito entre los bancos nacionales, enfocados en la zona euro y Gran Bretaña. Pero hay grietas dentro del bloque regional, criticándose por ejemplo algunas medidas nacionales (como los cuestionamientos desde Francia a las acciones alemanas), aunque la distribución de las cargas de la crisis entre los países miembros y los grupos sociales, ni siquiera ha comenzado a ser analizada en detalle.

El debate sobre políticas anti-cíclicas

Antes de esta crisis no existía una política económica anti-cíclica coordinada dentro de la UE. Por el contrario, el Pacto de Crecimiento y Estabilidad cuenta con rígidas normas fiscales y monetarias bajo un sesgo pro-cíclico, es decir, la tendencia de agravar la crisis. Aunque hoy se habla de una aplicación más flexible de sus normas fiscales y monetarias, eso no será suficiente. Queda en claro que esta crisis será una gran carga en los presupuestos nacionales, y la economía europea va en caída libre.

El presidente francés, Sarkozy propuso un programa anti-cíclico, lo que fue rechazado por Alemania y Gran Bretaña. La mayoría de los gobiernos de Europa del Este se mostraron hostiles a flexibilizar el Pacto de Crecimiento y Estabilidad y, por lo tanto, a políticas de corte keynesiano. En el plano nacional, en varios países existe un amplio rechazo de los programas coyunturales públicos (como en Alemania).

En noviembre de 2008, rompiendo con la política de los últimas dos décadas y acercándose a la posición francesa, la Comisión Europea presentó un plan de 200 mil millones de euros para dar un impulso al crecimiento económico. La mayor parte (€ 170 mil millones) estaría a cargo de los gobiernos nacionales mientras que las iniciativas propiamente europeas se limitarían a dar un impulso suplementar (€ 30 mil millones). Por lo tanto, la Comisión Europea quiere contar por lo menos con un marco de acción de los gobiernos nacionales. Pero éstos siguen divididos sobre las políticas anti-cíclicas (Francia las promueve, aunque más en el discurso que en hechos, pero Alemania sigue festejando el protagonismo exportador de sus empresas). En Europa del Este se esbozan políticas pro-cíclicas impulsadas por el FMI. Por lo tanto, el panorama es bastante contradictorio.

Aunque se adoptan parcialmente políticas de corte keynesiano, se evita nombrarlas como tales. Además, las medidas anti-cíciclas son presentadas como excepciones que se aplicarán por un periodo muy corto (quizás dos años). Las fuerzas dominantes pretenden volver más tarde a las políticas fiscales restrictivas propias de las pautas neoliberales de los últimos años. Incluso en algunas áreas se intenta radicalizar la perspectiva neoliberal llamando a flexibilizar las relaciones de trabajo. Se sigue apostando por la industria de automóviles, muy importante en términos de valor agregado y de empleo, aunque el transporte individual es un factor muy importante de la crisis ecológica, de donde un viraje hacia el transporte público parece una necesidad ecológica.

Las cuestiones de fondo no están resueltas

En una perspectiva política a corto plazo, hasta el momento no se han abordado en la práctica de la política económica las causas de la crisis financiera. No se cuestionan los modelos financiarizados o neo-mercantilistas. Hay muchas vacilaciones de afrontar la débil regulación del sector financiero. Los bancos quieren subsidios y la adquisición de las pérdidas por parte de los estados, pero rechazan una reestructuración fundamental del sistema financiero. En consecuencia, al menos por ahora las propuestas para cambiar la regulación de los mercados financieros son modestas.

Según la propuesta del Ministro de Finanzas alemán Peer Steinbrueck (que por los menos es concreta), los bancos no podrían vender la totalidad de los créditos riesgosos, deberían ampliar los fondos de liquidez, y en el balance deberán dejar ver todos los instrumentos financieros innovadores. Son correcciones necesarias, pero no significan una ruptura con la regulación neoliberal de los últimos años. En cambio, el presidente francés, Sarkozy, centró su crítica en los Hedge Funds, que han sido un elemento muy desestabilizante del sistema financiero, y en los paraísos fiscales, pero sin concretar un diseño alternativo. Pero no han sido aceptadas. El gobierno británico, que está muy ligado a los intereses financieros londineses, rechaza incluso propuestas modestas como una regulación más restrictiva de los Hedge Funds. Esto muestra los límites del debate actual.

Hasta ahora, la iniciativa ha estado en las manos de los gobiernos. Los parlamentos y los partidos políticos han sido marginados. Algunos partidos de izquierda, movimientos sociales o intelectuales, ofrecen propuestas que van más allá de los planes gubernamentales. Por ejemplo, se indica que algunos instrumentos financieros de alto riesgo deberían prohibirse, debería aumentar el componente público y servir para financiar sectores productivos. Se debería desandar la privatización de los sistemas de jubilaciones, que en muchos países sustentó los mercados financieros y actualmente son muy vulnerables. Aunque esta crisis muestra las contradicciones de los modelos neoliberales y ofrece potencialmente la apertura para un cambio de las políticas económicas y sociales, los partidos y las organizaciones de la sociedad civil europea que proponen una ruptura más profunda están lejos de tomar la iniciativa, al menos por el momento.

Finalmente, la crisis actual muestra un cambio en la balanza internacional de poder. La Unión Europea es solo un actor entre varios, mientras que el gobierno de Estados Unidos, donde se originó la crisis, ha sido incapaz de liderar una respuesta coordinada internacional. Las cumbres financieras mundiales ya no se limitarán a los países del centro, sino contarán también con la participación de estados claves del sur.

J. Becker es profesor de la Universidad de Economía de Viena y analista del Instituto de Estudios de Economía Política (IPE) en Viena. Traducción: Juan Andrés Correa

25
Feb

Rubén Darío Buitrón: La prensa incómoda

rubendariobuitron¿Por qué al poder le incomoda el periodismo de investigación? ¿Por qué los seguidores de ese poder descalifican los resultados del periodismo de investigación? ¿Qué pretenden los voceros de aquel poder cuando demonizan el producto de un trabajo que ellos mismos exigen al criticar a la prensa por “frívola, superficial, subjetiva y apocalíptica”?

Más que cualquier otro tipo de periodismo, el de investigación tiene directa relación con el ejercicio de la democracia: “Su función –dice el argentino Silvio Waisbord- es hacer que los gobiernos, las organizaciones y las entidades privadas y estatales sean transparentes y rindas cuentas sobre el manejo de los asuntos de interés público, en especial cuando dicha información revela abusos o presuntos delitos perpetrados por autoridades o ex funcionarios”.

No cabría, por tanto, que el poder reaccione con amenazas, agresiones verbales, satanizaciones, amedrentamientos o ataques.

Un poder responsable y autocrítico entiende la dimensión de sus deberes morales y cívicos. Entiende la profunda significación de lo que implica cumplir un mandato ciudadano y ser consecuente con él.

Un poder responsable y autocrítico asume el trabajo de la prensa –cuando esta es responsable y autocrítica- como un contrapeso, un factor de balance, una herramienta para que el ejercicio de ese poder no sea arbitrario, oscuro, unilateral, antiético.

Waisbord precisa que “el ejercicio del periodismo de investigación está vinculado a una lógica de limitación y equilibrio en los sistemas democráticos y ofrece un mecanismo ideal para vigilar el desempeño de las instituciones democráticas, no solamente gubernamentales sino todo tipo de organizaciones”.

Si el periodismo de investigación puede abordar cualquier asunto de índole pública, aún a pesar de la conmoción social que su resultado pudiera producir, la sociedad en su conjunto debería incentivar y participar de manera proactiva en los procesos mediáticos porque, al hacerlo, está defendiendo sus recursos y está exigiendo estructuras representativas limpias, claras e intachables.

Resulta, por tanto, apresurado, ligero y obnubilado el criterio de que el periodismo de investigación está cargado de supuestas intencionalidades perversas o visiones negativistas.

Resulta antiético, además, juzgar con generalizaciones. ¿Es posible que existan ciertos espacios mediáticos que respondan a intereses particulares? Sí, pueden existir. Pero eso es partidismo, no periodismo.

En momentos históricos cruciales como el que vivimos es imprescindible leer a los medios desde la crítica, pero no desde la revancha.

Waisbord dice que el periodismo de investigación contribuye, en lo profundo, a desarrollar el sentido de ciudadanía y vigilancia social. Si es así, ¿por qué al “poder ciudadano” le incomoda tanto la búsqueda de la verdad?

20
Feb

El círculo de Larrea se desmorona

(Remitido por Rubén Darío buitrón)

El ex ministro de Gobierno y de Seguridad Interna, Gustavo Larrea, pierde espacio en Alianza País. Él fue uno de los fundadores de este movimiento junto con el presidente Rafael Correa; el ex presidente de la Constituyente, Alberto Acosta, y el ministro de Coordinación Política, Ricardo Patiño.

Una muestra de esta realidad es que ninguno de los candidatos a asambleístas nacionales es cercano a su círculo. Hasta la semana anterior, él debía ocupar el tercer casillero, pero, a raíz de los problemas surgidos con su ex asesor Ignacio Chauvín, se vio obligado a declinar su postulación. Ese cupo fue ocupado por el ex ministro Fernando Bustamante.

En los círculos de Alianza País se comentaba, hasta antes de que estalle el 'caso Ostaiza' que la pretensión del ex titular de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos era ser el asambleísta más votado y así llegar a la presidencia de la Asamblea.

En la lista de representantes de Pichincha también ocurre algo similar. Manuel Pérez y María José Carrión, ex constituyente e hija del ex precandidato a prefecto Patricio Carrión, quedaron relegados a los puestos octavo y noveno, respectivamente, en la lista de 13 postulantes.

Su ex asesor, Andrés Valdiviezo, fue descartado de la lista de candidatos definitivos. Lo mismo ocurrió con la ex constituyente Rosa Elena de la Torre.

César Rodríguez, primer vicepresidente del 'Congresillo' es el tercer candidato de la lista de Pichincha. Sin embargo, una fuente de esa agrupación política confirmó que Rodríguez y Larrea, ambos ex militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), se distanciaron después de que concluyó el trabajo de la Constituyente.

Larrea en la última semana prefirió permanecer en silencio. Después del lunes por la tarde, cuando anunció que declinaba de su candidatura, no ha vuelto a aparecer en público.

El miércoles, cuando el presidente Rafael Correa inscribió su candidatura en el Consejo Nacional Electoral, se le vio distante del Primer Mandatario. Eso ocurre pese a que al retirar su candidatura aseguró que recorrerá las 24 provincias para reforzar la campaña de Correa.

Dentro de la lista 35 hay descontento porque no se respetaron los resultados de las elecciones primarias. Patricia Ruiz, concejala de Quito por la ID y pariente del asambleísta Jaime Ruiz, protestó porque no constó en la lista de candidatos a concejales, pese a que fue la segunda más votada.

Ella fue de la lista de precandidatos a concejales auspiciados por Galo Chiriboga, quien fue descalificado por hacer denuncias en contra del proceso. En su lugar ingresó Norman Wray, cercano a Augusto Barrera, quien en las primarias se postuló a asambleísta por Pichincha.

Fuente: Diario El Comercio


20
Feb

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. II

I. Los Forajidos

A ver: En realidad todo empezó (para mí) en cuanto el gobierno del Presidente Correa tomó posesión del Gobierno Nacional. Mis esperanzas, debo reconocerlo, fueron muchas y encontré en él al individuo que tanto pedía la gente: un hombre resuelto, noble y talentoso, al que no le tiemble el pulso a la hora de tomar decisiones, por duras que sean, dentro del contexto de la Revolución Ciudadana.

quitomanifestacion050420Esta revolución, a mi parecer es algo más que un eslogan de campaña, porque venía yo de un proceso político urbano, conocido como las Asambleas Territoriales de Quito, célebres en el bajo mundo de coroneles “mejores amigos” de presidentes extranjeros y la prensa vendida de siempre. Los llamaban, como sabemos, Forajidos. Gente que los canales de televisión se obstinaron en mantener bajo tierra para evitar cambiar el statu quo, que finalmente cambió, para su despecho. Es allí donde empezó a gestarse la verdadera Revolución Ciudadana, de manera caótica e inmadura sin duda, ¡pero había que ver el fervor de esa gente!

Llenaban salones enteros toda clase de intelectuales, profesionales diversos, políticos de barrio, vecinas curiosas, gente de derecha… había de todo sin duda. Unos en sincera búsqueda de un cambio, y la mayoría por ver si se podía pescar algo a río revuelto.

¡Y vaya usté a ver esos discursos! Inflamados de patriotismo, de esperanzas de cambio. Incluso podía percibirse en el ambiente cierto consenso en la voluntad de cambiar la patria a como dé lugar, lo cual estremecía a algunos, que esperaban y esperan la revolución tomándose un cafecito, una lucha social que no les cree la más mínima incomodidad.

Poco a poco empezaron a juntarse viejos revolucionarios de 20 o más años de lucha, intuyendo que esta era la ocasión que tan largamente habían esperado… Por mi parte, acababa de estrenarme como revolucionario, así que ignoraba los famosos tejes y manejes políticos de siempre, tan repugnantes en casos como el de Mahauad (¿así se escribe?), Abdalá Bucaram y Fabián Alarcón, este último la bazofia más impoluta de este trío de… ex-presidentes.

Creo que el asco de todos los acontecimientos políticos pasados fue lo que me impulsó a perseverar en esa causa, sintiendo que si quería ver cambios reales en este país, tendría que hacerlos con mis propias manos. Las manifestaciones y la lucha en las calles fueron algo de otro mundo, inolvidable. Algo muy parecido a una verdadera revolución social. Me acordé de mis viejos días de revoltoso, por el alza de pasajes en el colegio.

Era evidente la carencia de soporte intelectual, aunque precisamente por eso se realizaban reuniones con frecuencia, para construir la plataforma ideológica que viabilice la revolución asamblearia, pero entre tanto discurso emocionado y sus respectivas réplicas y contrarréplicas el tiempo pasaba y no se aterrizaba en concreciones, aunque en general los aportes eran valiosos y aprendí muchísimo, especialmente de la naturaleza humana, con su impresionante nobleza, y su escatológica miseria. Allí conocí que también existe la envidia política, como una maligna variante de la envidia vulgar, de tal modo que llegué a pensar que de verdad existe el diablo, porque se las ingenia para meter sus pecados capitales en los sitios más inesperados. Era como verlo brincar de alma en alma, al calor de los discursos, atizando entre carcajadas burlonas los sentimientos de las gentes. Todo un infierno de Dante.

Por otro lado estaba la continua lucha contra las “ratas del congreso”, que a ratos nos emocionaba por la enorme simpatía que levantaba en el pueblo quiteño y en todo el país. Los plantones, las marchas, los intentos de meterse a la brava al Salón del Pleno para sacar a patadas a los "honorables", hacían realmente entretenida la lucha en las calles. Pero no sólo de diversión vive el revolucionario.

Finalmente, el fervor cívico fue extinguiéndose, como suele ocurrir con las multitudes (ya lo anotaba Macchiavello en su Discurso sobre Tito Livio), y ante la falta de medios para mantener un impulso sostenido, además de la insistencia en alejarse de mecanismos tradicionales de acción de organigrama vertical (allí nadie mandaba oficialmente, pues se deploraba el sistema socio-económico en general y todo se hacía por consenso, es decir de manera horizontal, lo que implicaba graves problemas al momento de tomar decisiones profundas), el ritmo fue decayendo. Nadie quiso oír siquiera de lanzarse en pos del desarrollo de proyectos económicos, que dieran sustentabilidad al proyecto político y de manera especial dieran de comer (mi mujer ya no quiere dejarme entrar si no llego con el pan y la leche, dijo alguna vez algún compañero, en tono de broma pero con franca intencionalidad) a quienes quisieran mantenerse de manera constante en él, de modo que ante la falta de viabilidad, el entusiasmo fue menguando hasta que por último sólo un puñado de convencidos tuvo que reconocer que ese no fue el camino correcto y hasta allí la historia, a día de hoy. Y aunque se argumente lo contrario, la verdad es esa, porque los resultados están a la vista.

El caso es que cierto pesimismo inicial que había mantenido, previo a las elecciones presidenciales, se convirtió de este modo, no puedo negarlo, en franco entusiasmo, porque en definitiva cuenta, se había alcanzado el poder (decía yo) y fue así como decidí integrarme al Movimiento País, porque sentí que esta vez sí podía cambiar, como pensé al enrolarme en las Asambleas, con mis propias manos todo lo que estaba fallando. Sentía que la lucha de las asambleas urbanas era ni más ni menos que el preámbulo de la Revolución Ciudadana: que todo el tiempo empleado en reuniones, talleres, conversatorios, intentonas de meternos al Congreso y tal, fue bien empleado. Concluí que la Revolución Ciudadana se empezó a gestar con aquello que llaman pomposamente “la revolución de los forajidos”, que en realidad, hay que decirlo, fue una revuelta, una conmoción social, pero no una revolución. La verdadera revolución, me relamía pensando, acaba de empezar. Y aún lo creo. Pero al parecer los actores no serán los que imaginé en aquél tiempo.

1ra. Parte

3ra. Parte

4ta. Parte

18
Feb

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. I

Introducción.-

Hay veces en que el respeto a la índole personal es intolerable y hasta peligroso, en especial cuando los intereses de un pequeño grupo afectan a una gran mayoría. Ha ocurrido siempre, y de seguro continuará ocurriendo mientras nuestra especie habite sobre la faz del planeta, porque la primitiva condición humana exige la satisfacción de necesidades personales sin importar las del resto, y hay casos en los que la condición de algunas personas es mucho más “humana” que la de los demás.

Todo empezó la noche del 15 de octubre de 2008, fecha en que se publicó el “Reglamento para las Elecciones Primarias” del Movimiento País. Tome nota, estimado lector o lectora, porque ese día, en mi opinión, marca un hito político que permitirá comprender la profundidad y jerarquía de hechos que parecieran tener nada más una importancia pasajera.

Pero para llegar hasta ese punto es necesario mirar en retrospectiva todo los hechos, en la secuencia en que ocurrieron, tal como los viví.

No se trata de impresionar a nadie. Simplemente quiero publicar una crónica, necesaria sin duda, de alguien que vivió el proceso hasta finalizar las Elecciones Primarias. ¿Por qué afirmo que miro la Revolución desde adentro? Porque en realidad la viví desde adentro. No quiero decir que haya estado en Carondelet como Pedro por su casa, enterándome de los pormenores del ejercicio del poder. Al contrario, lo que quiero mostrar es simplemente una breve bitácora de un revolucionario de a pie, que pretende cambiar a todo un país con nada más la fuerza de su convicción personal, además de mucho afán, tenacidad y persistencia, y que muchas veces se sintió tentado a claudicar. Esta memoria se cuenta mirando desde abajo de la tarima, desde atrás del escenario: el mejor lugar para conocer anónimamente los detalles gratos o escabrosos de cualquier espectáculo, porque a los espectadores siempre se les muestra el vestuario más vistoso, las modelos más despampanantes, evitando que el payaso ebrio se suba al proscenio, cubriendopudorosamente la caída del corpiño de la actriz en ejercicio con oportunos desvanecimientos de luz…

¿Para qué esta crónica? ¿Odio destructivo? ¿Búsqueda irracional de venganza? ¿Furiosa impotencia? ¿Adolescencia política? Por supuesto que no.

De hecho, aún no he empezado y a muchos lectores no habrá sorprendido que cuente implícitamente el desenlace de la historia con los interrogantes previos, lo que no quita en lo absoluto interés al relato, por la razón de que es más fascinante conocer los entretelones, puesto que la mayoría sabe perfectamente que el proceso no sólo adoleció de humanos errores, sino que fue mucho más allá.

Simplemente quiero mostrar esta experiencia particular de mis primeros pasos en la política, que como se verá, afortunadamente no son muchos, si se la mira desde la lente pragmática de aquello que suelen llamar, apostrofando a Macchiavello1, maquiavelismo. Digo afortunadamente porque así me ha sido posible mirar sin prejuicios cada acontecimiento, en calidad de "compañerito de las bases". Y la idea al publicar esta relación es mostrar a quien quiera saberlo, una panorámica general de lo que es la política actualmente en mi país, con la finalidad de NO volver a cometer los mismos errores, o al menos de desnudar algo que está innecesariamente semioculto.

Empezaré con el preámbulo de la Revolución de los Forajidos, porque en realidad es allí donde comienza esta historia.

forajidos1

1 Él, como se sabe, simplemente mostró sin hipocresías las prácticas políticas de su tiempo.

2da. Parte

3ra. Parte

4ta. Parte

18
Feb

Martes con mi viejo profesor, de Mitch Albom

J.C.G.F.

Todos hemos tenido en algún momento un profesor a quien hemos admirado, que nos ha entendido y que hasta nos parecía que algunas veces hablaba para nosotros.

Pasó el tiempo, y muchos profesores se han ido difuminando en el olvido pero la voz, el talante y un no sé qué de aquel, hoy viejo, profesor permanece como amonestándonos por no haber sido capaces de entablar una relación más personal.

Es como si hubiera quedado algo interrumpido, o algo por hacer.

Para el periodista deportivo Mitch Albom, esa persona fue Morrie Schwartz, uno de sus profesores en la universidad que lo prepararon para alcanzar los éxitos profesionales que hoy tenía. Pero en su corazón, después de 15 años, sentía su ausencia, algo así como si no se hubieran atrevido a abordar las cuestiones fundamentales de la vida, dinero, poder, valores, familia, perdón, vejez, enfermedad, muerte, amor.

El periodista, ya famoso, un día decide ir a visitar a su viejo profesor y recorre los mil kilómetros que les separan. Cuando llamó por teléfono para anunciar su visita, y después de aguardar unos momentos para que le consultaran, la voz en el teléfono lo animó a venir, y le dijo que el profesor lo esperaba desde hacía tiempo.

Claro, la esposa no se atrevió a decirle al joven que el viejo profesor padecía la enfermedad degenerativa ELA, y que le quedaba poco tiempo de vida.

Mitch va un martes a visitarlo y lo encuentra gravemente enfermo y pasando un doloroso calvario que su esposa, hijos y médicos tratan de aliviar cómo pueden pero, al mismo tiempo, el joven periodista se encuentra con que nada ha cambiado en su maravillosa relación; como si no hubiera pasado todo aquel tiempo. Por eso, decide ir a visitarlo cada martes recorriendo esos mil kilómetros que le permitían preparar su corazón para el reencuentro... mientras fuera posible.

Juntos, en un mágico clima de conexión espiritual, de afecto y de complicidad intercambian ideas, comparten silencios y se atreven a ser ellos mismos.

De ahí el enorme éxito de este libro desde su publicación, bajo el título original de Tuesday with Morrie, y, en español, Martes con mi viejo profesor. Una lección sobre la vida, la muerte y el amor.

Vale la pena armarse con un buen lápiz y no vacilar en subrayar en este libro de apenas 200 páginas, que canta una hermosa amistad.

Fuente: http://www.ucm.es/info/solidarios/ccs/articulos/...

18
Feb

Carlos Berzosa: Sí la veíamos venir

berzosaLa crisis económica está adquiriendo una dimensión preocupante pues afecta, como siempre, a los más vulnerables. Su detonante fueron las hipotecas basura. La grave crisis del sistema financiero se ha trasladado a la economía real, que se encuentra con dificultades para conseguir créditos. Como consecuencia, lo que parecía en un primer momento que eran dificultades de liquidez, se ha puesto de manifiesto que se trata de un problema de solvencia.

Los economistas discutimos acerca de las causas que han provocado una crisis de esta envergadura y los factores que la han determinado, pero no llega a haber consenso. Al tiempo, recibimos reproches sobre la incapacidad manifestada por la ciencia económica para predecirla. Sobre esto me gustaría hacer algunas matizaciones.

Bastantes economistas habían advertido de los peligros que se vislumbraban con motivo de la expansión del mercado inmobiliario y del sistema financiero y las burbujas especulativas que se creaban en ambos mercados, de por sí bastante interrelacionados.

El estallido de esas burbujas era la crónica de una muerte anunciada, que los gobernantes no querían ver o preferían mirar hacia otro lado. Cuando se gobierna, siempre viene bien que la economía marche con crecimiento, muchas veces sin plantearse las características de cómo se produce éste.

Dirigentes políticos y de empresas consideraban que algunas predicciones eran exageradas y se refugiaban, además, en el hecho de que la economía ortodoxa no contemplaba ningún peligro a la vista, sino meros ajustes o desaceleraciones que se tenían que dar.

Además de las inestabilidades, incertidumbres y procesos especulativos que se generaban, el sistema financiero facilitaba el enriquecimiento excesivo de unos pocos, de forma rápida y fácil, al tiempo que se fomentaba la desigualdad internacional. Las operaciones de ingeniería financiera, los paraísos fiscales y las emisiones de bonos de alto riesgo sin control contribuían a alimentar el mundo de las finanzas y su auge y hegemonía.

Si se me permite, yo mismo durante los últimos años vengo escribiendo en distintas revistas acerca del riesgo de este crecimiento descontrolado e irregular de la economía de mercado.

Por tanto, no estamos ante hechos nuevos, sino ante acontecimientos que se han repetido a través de la historia del capitalismo. En este caso, además, agravados por una globalización que ha ido en dirección contraria a las recomendaciones que nos enseña la historia y nos señalan varios autores, entre los que están René Passet, Françoise Chesnais, Gérard Duménil, Dominique Lévy, Ángel Martínez González-Tablas, John Eatwell, Lance Taylor, los premios Nobel Stiglitz y Krugman, y el pos-keynesiano Hyman P. Mynsky.

La crisis no es sólo el resultado de equivocaciones de políticas económicas y de malas prácticas de los gestores y directivos de los fondos de inversión y de los bancos, sino sobre todo de un modelo de crecimiento inadecuado.

De manera que cuando los datos ‘anunciaban’ que todo iba bien en los últimos años, no reflejaban la realidad pues en ellos mismos estaban sembradas las semillas de la destrucción. Era un crecimiento que favorecía las desigualdades y aniquilaba el medioambiente.

Los años de expansión y de euforia se elogian en exceso por las personas que tienen en su mano la toma de decisiones, que tratan de inculcar su visión a toda la sociedad con el apoyo de los poderosos medios de comunicación y de una buena legión de académicos que les aplauden. Pero al final han conducido a una catástrofe de consecuencias incalculables.

Lo que algunos han enunciado como crisis financiera es una crisis global, pues supone el agotamiento de un modelo de crecimiento que modifica el equilibrio ecológico, que afecta a los alimentos, la energía y que ha sido incapaz de combatir la pobreza, el hambre y la exclusión social, aunque haya venido acompañado todo ello de progresos indudables.

En definitiva, las instituciones financieras son un instrumento del propio sistema para conseguir superar las crisis de sobreproducción de las que hablaba Marx.

Esta crisis no se puede solucionar sólo con medidas de política económica, sino que es necesario plantearse otros modos de crecer y consumir. No estamos solamente ante una crisis financiera sino ante algo mucho más profundo: un sistema económico mundial desigual y depredador de la naturaleza.

Ante esta situación, es importante afrontar el futuro con un reequilibrio de fuerzas, cuestión que merece desarrollarse en otro artículo.

- Carlos Berzosa es Rector de la Universidad Complutense de Madrid

Fuente: alainet

12
Feb

Sobre la Crisis Global, 3ra. parte (Jesús Rivera de la Rosa)

La crisis mundial y las alternativas de desarrollo para América Latina

Resulta por demás interesante, hasta cierto punto sorprendente, cómo se ha venido articulando el rompecabezas que ahora aparece como crisis mundial. Por ejemplo, un reciente anuncio oficial de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER por sus siglas en inglés), señala que la recesión en esa economía habría comenzado en diciembre de 2007.(1) Al hacer un seguimiento a través de la revista británica The Economist, ya en su edición del mes de octubre de 2004, se señalaban los grandes temores en relación al futuro de la economía mundial.

En 2004, el indicador cuyo comportamiento originaba tal preocupación era el de las ganancias corporativas, que habían mostrado una reducción importante durante el primer semestre del año. El otro elemento era la globalización del juego financiero especulativo que ya aparecía con fuerza en ese año.
De lo anterior, y como un análisis ex post, podemos señalar que las raíces de lo que cuatro años después se conocería en primera instancia como la “crisis financiera global” se ubican en el comportamiento de la economía real, expresado en el movimiento de la tasa de ganancia, así como en la burbuja financiera que le acompañó. Hoy podemos en consecuencia señalar que se trata no de una crisis del modelo neoliberal, sino del sistema capitalista como tal. No de la economía estadounidense, tan sólo, sino de la economía mundial en su conjunto. No se trata de una mera crisis coyuntural, sino de una crisis estructural del capitalismo.

dolar-cargaPara diciembre de 2004, en The Economist se alertaba que la base monetaria del sistema capitalista, el dólar, estaba siendo carcomido por la competencia internacional. Con lo que se agregaba un elemento más a la problemática señalada en los meses previos. Desde entonces ya se discutía con fuerza la necesidad de una nueva arquitectura financiera internacional, al menos un Bretton Woods II, y una nueva base monetaria del sistema. De hecho, varios analistas, sobre todo europeos, ya señalaban focos amarillos en este campo.

La actual crisis del mercado mundial no es la primera que se inicia con un grave problema en el mercado hipotecario. Sin embargo, ante la gravedad de la crisis, la recesión mundial que ha ocasionado y el proceso de recreación, o el intento al menos, del sistema capitalista, es también una oportunidad de cambio social, de construir una nueva casa para todos, en la que seamos diseñadores, propietarios y constructores al mismo tiempo.

En diciembre de 2007 comenzó la recesión en Estados Unidos y la crisis del mercado mundial, que se ha manifestado con crudeza a lo largo de 2008 y se extenderá con seguridad a lo largo del 2009.
Como en la crisis del año 1929, a partir de 1970 se dio una tendencia muy acentuada a la concentración del ingreso en EUA, de modo que previamente al inicio de la actual crisis, el 1% de los más ricos en ese país llegaron a concentrar el 20% del ingreso nacional. Es probable que al calor de la crisis, ese proceso de concentración se vea afectado, pero nada asegura que dará pasó a una redistribución, aunque si es probable que estemos frente a un nuevo proceso de concentración y centralización del capital.
Los estadounidenses deberán ajustar su economía, aunque probablemente lo hagan por medio de una estrategia de corte keynesiano, esto es mediante una política macroeconómica de impulso a la demanda agregada. Sin embargo, esas recetas implicarán la continuada insustentabilidad del crecimiento económico. Las desigualdades prevalecientes, en términos geográficos, de raza y género, expuestas en el Informe sobre el Desarrollo Humano en Estados Unidos en julio de 2008, seguramente tenderán a profundizarse como resultado de la propia crisis, antes que tener una corrección importante.

Ya se han perdido muchas cosas, aparte de empleos e ingresos, se ha perdido la confianza en el sistema financiero, en los banqueros, pues nadie sabe bien a bien el tamaño de las pérdidas, gracias a los instrumentos financieros, por lo que una de las víctimas de la crisis ha sido la confianza.
Y será muy difícil recuperarla. Incluso la posibilidad de creación de nuevas instituciones estará sometida bajo la presión de la desconfianza.
dolaruina1 En esta crisis del sistema capitalista, a diferencia de todas las anteriores, se han sincronizado graves problemas de la más diversa índole, imprimiendo de esta forma un sello distinto a la coyuntura. Esta conjunción de problemas sistémicos nos lleva a plantear la hipótesis de que lo que ha ocurrido y lo que vendrá en los próximos meses será de alguna manera inédito, por lo que los intentos de solución con base en recetas ensayadas con anterioridad, seguramente se quedarán cortos ante la profundidad de la crisis.
Con la victoria de Barak Obama, la situación se ha vuelto un tanto confusa. Por una parte, la necesidad del ajuste en EUA y el malestar acumulado en la población de ese país, junto con la llegada
de un presidente que representa la esperanza del cambio social. Por la otra, el declive de EUA como potencia hegemónica y las necesidades de reconfiguración sistémica.

Es este el contexto en el que América Latina enfrenta un reto muy grande, el de repensar el desarrollo, de cara al desplome del modelo americano y las posibilidades abiertas por la propia crisis.
Por supuesto las opciones están abiertas, desde el regreso de un neo-nacionalismo en los países de la región, o la integración en nuevos espacios transnacionales.
La crisis pone a prueba nuestra capacidad de aprendizaje. Hay desde quienes olvidan la historia y aseguran que esto jamás volverá a ocurrir, lo mismo que se decía al calor de la gran depresión de los años 30, hasta los que no recuerdan los límites de la coordinación tanto de los bancos centrales
como de los gobiernos y las políticas macroeconómicas. Hay por supuesto el interés, la preocupación e incluso la intención de coordinar los esfuerzos para frenar la crisis. Sabemos, sin embargo, que ello tiene límites, señalados por las fracciones del capital, por el proceso de ruptura que conlleva la globalización.
Se espera por supuesto la respuesta de los chinos… ¿Qué pueden hacer? Por la forma y alcance de la crisis, podemos afirmar que los especuladores y los gobiernos que los apoyan intentar ahora secuestrar el futuro de la humanidad, por medio de las desvalorizaciones de los fondos de pensiones, de las deudas masivas en que están incurriendo la mayoría de los gobiernos, por la forma en que están diseñando la estrategia para reestructurar el funcionamiento del capitalismo. Los rescates han sido cuantiosos, el problema es que no parecen haber sido suficientes.
Las señales del mercado continúan a la baja y todas las propuestas, por muy espectacularmente que sean anunciadas, parecen quedarse cortas.
Pero el imperio también está vulnerable, los mismos economistas oficiales se atreven a señalar a EUA como una “república bananera” por la forma en que se han manifestado sus desequilibrios, fallas y dependencias del exterior.
Así como al calor de la gran depresión de los años 30 surgieron las formas de medir la actividad económica, con base en las propuestas analíticas de Keynes, así hoy deberían surgir nuevas formas de medir el nivel de vida y el desarrollo económico-social de modo que sea sustentable. Propuestas hay muchas desde hace ya varios años, la cuestión es si la gravedad de la crisis será el elemento que faltaba para poner en marcha las nuevas formas de evaluar la actividad económica a escala global.
Lo que se está configurando en el momento actual es la forma de la economía mundial durante los próximos treinta años. La lucha por el futuro está abierta y las posibilidades de cambiarlo también.
Si nada se hace en América Latina, en una dirección distinta a las recetas neo-keynesianas, se habrá avanzado en la aceleración del cambio climático, en la acelerada destrucción del medio ambiente. Será otro largo periodo de extracción de excedentes de la región, de duro trabajo en condiciones de precariedad, con el fin de pagar el ajuste del capitalismo y de Estados Unidos en particular.
A diferencia de lo señalado por Krugman hace diez años, en el sentido de que el “desarrollo ha muerto”, justamente la crisis abre una posibilidad de repensar el desarrollo, alejándonos del modelo americano, cuestionando el modelo chino y proponiendo alternativas desde América Latina.
Lo anterior significa por supuesto una organización distinta para el cambio social. El capitalismo está acorralado como un animal herido, y como tal todavía puede soltar buenos zarpazos intentado escapar, destruyendo lo que encuentre a su paso.

Nota:
(1) La NBER hizo el anunció el 1 de diciembre de 2008, ver http://wwwdev.nber.org/cycles/main.html

J. Rivera de a Rosa es economista mexicano. Coordinador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico y Social (CEDES), Facultad de Economía, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.

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