17
Jul

[Música de aquí] Los Indios Tabajaras

[audio:https://politicaysociedad.com/audio/Los Indios Tabajaras - Ternura.mp3|autostart=yes]
Los Indios Tabajaras

Por Luis Alberto Mendieta.

tabajarasMussapere y Herundy encontraron algo que los blancos, seres a los que ellos consideraban  primitivos por su feroz instinto, habían dejado olvidado en mitad de la selva. Temían que fuese algún instrumento de matar, así que lo llevaron a su aldea cuidadosamente, para analizarlo luego en detalle, con permiso y supervisión de sus mayores.

Casi una semana más tarde se atrevieron a manipularlo y grande fue su sorpresa al comprobar que en lugar de fuego y muerte, el aparato arrojaba al escaso espacio de la choza en que lo examinaban, coloridos y dulces sonidos primigenios: algo así como el compendio de las voces de todos los pájaros de la jungla,  pero con la mágica posibilidad de producir entonaciones a voluntad de quien lo pulse. Y por añadidura, cayeron en cuenta, el objeto tenía forma de mujer, en alusión a la milenaria danza de la vida y su poder de crearla.

Tardaron algún tiempo en entender el funcionamiento de aquél instrumento, pero acabaron arrancándole canciones que nacieron de su corazón y de las antiguas voces de los suyos. Tan grande fue su curiosidad y su pasión, que terminaron alejándose de su familia y de la seguridad del clan, para incursionar en los dominios del hombre blanco. Querían conocer el mundo de aquellos seres capaces de crear un artefacto tan maravilloso.

Algún tiempo después de haber conocido el frenesí de las calles de Río de Janeiro y su gente variopinta, uno de ellos se los llevó para el Norte, donde aprendieron música que nadie había osado interpretar en aquél instrumento que un día encontraron en la selva, y fueron causa de admiración porque quien los escuchaba casi no podía creer su historia, y pasmados, los veían interpretar, ¡en una guitarra! a muchos compositores a los que la gente de las ciudades llamaba clásicos. Recorrieron el vasto mundo vistiendo su atuendo ancestral y aprendieron numerosas lenguas. Tuvieron que cambiar sus nombres por otros que la gente que los escuchaba pudiera recordar con facilidad, sin olvidar a los suyos, pues en su nombre recorrieron el mundo, y fue así como Mussapere y Herundy, en nombre de la pacífica tribu de los Tabajaras, nativos de la selva amazónica, entregaron al mundo, de su propia inspiración, un poco de su conmovedora Ternura.

 

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Reseña biográfica de Los Indios Tabajaras:

http://es.wikipedia.org/wiki/Los_Indios_Tabajaras

3
Mar

[Relato] Luis Alberto Mendieta: El caballo de Schiraz

Tengo un libro electrónico sobre un relato que, en opinión de varios amigos escritores, es muy interesante e innovador, por lo que he decidido publicarlo. La versión completa, de pago, puede hallarse pulsando sobre la tapa del libro. Cordial saludo para todos y todas.

LAM

schiraz

El caballo de Schiraz

(Fragmento)

A la mañana siguiente me enteré del significado de la palabra Habibi. Podría traducirse del árabe como amado o querido.

Por la tarde encontré un nuevo mensaje en mi libro de visitas del Portal:

“Habibi de mis amores: Mi nombre es Aísha y soy la heredera del amo del caballo de Schiraz, que te ha mostrado su poder. ¿Eres merecedor de mi amor? ¡Demuestra que puedes ser mi dueño!”

Y ejecutó la peor de las malas jugadas que puedan cometerse sobre un hombre de la era del Internet: He aquí que una desconocida envió, por correo electrónico, una foto suya… Vestida, por supuesto.

Su aspecto era para cualquiera (digo yo) el de una árabe europeizada. Pero en sus ojos estaba la diferencia. Nunca volveré a ver una mirada igual. Angustia. SOLEDAD y una secuencia de pensamientos que mi imaginación quiso interpretar como subliminal:

Mírame. Mi-destino-y-mis-intenciones-están-en-el-fondo-¿las ves? Todo-es-tal-como-lo-soñé-y-soñaste. You-got-it.- TERRIBLE ESCALOFRÍO EN LA ESPALDA Y…Amor…-Estoy-loca-de-soledad-y- a-d-o-l-e-s-c-e-n-c-i-a .-Busco-aprender-contigo-a-conocer-mi-cuerpo-Tómame-si-te-da-la-gana. O-J-O-S-C-A-D-E-R-A-S-H-O-R-R-O-R---V-E-R-G-U-E-N-Z-A. N-O-E-S-N-A-T-U-R-A-L- ¡Quiero contigo niña!- N-U-N-C-A-L-O-H-A-R-É. O-SI…-PRINCESA-AÍSHA-NUNCA-LO-HARÉ-CONTIGO… N-U-N-C-A… AUNQUE LO SUEÑES-O-NO…N-U-N-C-A. --- TE-AMO-AÍSHA. TE AMO Y LO HARÉ MÁS TARDE. PERO NO LO HAGAS CON NADIE H-A-S-T-A E-L T-I-E-M-P-O- E-L-E-G-I-D-O.

Impresiones transmitidas en fracciones de segundo y reflejos argumentales que partían de mi mente y se enlazaron con su pensamiento, se me ocurrió, quizás por locura. O soledad.

Empezó a inquietarse mi corazón de viejo adolescente, ante alguien que… ¡Bah! tendría menos de la mitad de mis años. Pero es difícil imponer razones a un corazón solitario. Y claro, incurrí en la debilidad de enviarle mi verdadera dirección.

Si… Míreme con piedad señora o señorita: Esta vez fue la real, con santo y seña. Por favor señores: Confío en que al menos mirarán de paso ésta parte del relato, seguros, supongo, ahora sí de que estoy loco… ¡Hombre!… La piel tiene nombre y apellido y nadie podrá afirmar que la curiosidad dé para menos...

Olvidaba mencionar que, buscando el significado de Habibi, me encontré un poema árabe, cantado por alguien llamado Amr Diab. Se llama Nour El Ain. Se me ocurrió traducirlo del inglés, pero la impaciencia me dominó y luego de la segunda línea terminé redactando mis propios versos, que por libres, quedaron como quedaron. Tuve la debilidad de publicarlo una noche de soledad. Quizás sonarán absurdos a quienes los lean, pero están aquí, en mi corazón. Y en el de Ella quizás.

A ratos la tentación de borrar tan modesta composición me dominaba, en especial antes de que respondiera. Lo repito a continuación:

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Adorado resplandor de mis ojos,
espíritu de mis fantasías.
Ojos nobles y sinceros;
ojos tan puros y bellos,
que tan sólo Dios
miraría a través de ellos.

Los siento a veces junto a mí
acompañándome, sonriendo
como el gato de Alicia,
quizás con sarcasmo,
quizás con ternura.

Querida, amada, adorada
luz de mis ojos.

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Sin duda le gustó, porque a la noche siguiente vino a visitarme.


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¿Cómo llegó? Así como se fue. Una madrugada, entre sueños. Imborrable en la memoria. Simplemente pulsó la campanilla del portal como si tal cosa. Como un amigo en apuros. ¡Quién repara en el reloj en esas circunstancias! Miré por la terraza y allí estaba, frente a la puerta, tal como lucía en la foto, pero con jeans y una chaqueta azul de mezclilla y sonriendo de oreja a oreja, porque así pasan éstas cosas. Bajé en dos trancos y la llevé por supuesto a la buhardilla. Sin duda es la

Tercera y última distracción de mi relato. Palabra de honor.

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