22
Mar

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. V

IV. Una “torpe” decisión: La candidatura a concejal.

Pero, ¿por qué era tan importante pertenecer a la Dirección Provincial? Me preguntaba ingenuamente, lo juro. Sólo en cuanto los hechos se consumaron logré entender las razones. Lo que noté de inmediato es que aquello era un círculo cerrado, que nadie estaba dispuesto a dejar entrar a nadie más, y menos a abandonar su posición. Las caras eran hoscas y la mayoría de ellos mantenía una actitud poco comunicativa. Ni hablar de los aires de superioridad de algunos y algunas, gente con problemas de personalidad. Estos últimos eran personas que ya estaba trabajando para el gobierno en cualquier dependencia del Estado.

Lo que en realidad me indignó fue el notar en esta gente un egoísmo tan profundo, tan primitivo y deleznable, que ni siquiera miraban a su alrededor (o si lo hacían les tenía muy sin cuidado) para contemplar la desdichada situación de desempleo de determinados compañeros, para compadecerse de ellos y alegrarse de su propia fortuna, sino que se aprovechaban de su transitoria posición de emplead@s gubernamentales para asumir y mostrar a los demás en su actitud, que eran “mejores” que el resto, que tenían control sobre algo y que debían ser tratados con mucho miramiento. Y aún se llenan la boca con la palabra ‘compañerito’, siempre a flor de labios. ¡Vaya compañerismo! A esa fauna llamo los pavorreales del M. País: mucho ruido y poco duende. ¡Vaya miembros de una revolución!

***

bonil022209_620_493Estando indeciso sobre la verdadera situación en la que me encontraba en la comisión de Capacitación Política para Líderes Sociales, decidí hablar con el coordinador del área de Capacitación Política de la Dirección Provincial (no recuerdo su nombre) sobre nuestros planes, por conocer su actitud, sobre todo porque se me había metido en la cabeza que la idea de Germán Espinoza de crear esta nueva comisión, no era tan inocente que digamos, y sus propósitos eran múltiples. Ignoro cuáles hayan sido sus objetivos personales, pero en cuanto a las consecuencias políticas internas, podía percibirse el afán de construir una nueva tendencia digamos progresista al interior del Movimiento, que reordenara el tablero puertas adentro, agrupando a las bases en torno a un proyecto político incluyente, que luego presionara para que la revolución empiece por casa, como dije antes.

El coordinador se manifestó sorprendido, y al ofrecerle mi ayuda para trabajar conjuntamente, argumentó que este asunto debían tratarlo en la Dirección Provincial, que ya existía un plan establecido e incluso un manual de capacitación. Ante tal respuesta le pedí que me invite a la reunión en que traten el tema, para exponer nuestros puntos de vista y compartir nuestros planes. Ni siquiera respondió. Simplemente se alejó sin decir palabra. Con ese antecedente, estuve atento a la convocatoria de la siguiente reunión, a la que asistí por desentrañar de una vez por todas, la razón de la existencia de la Comisión que había conformado con nosotros Germán, además de adentrarme en los entresijos del famoso Secretariado Provincial.

Luego las cosas fueron de brinco en brinco hasta que finalmente renuncié a la dichosa comisión de capacitación política, al percatarme de que estaba en mitad de una guerra de facciones y de que nada creativo iba a desprenderse de esa situación, considerando además que sólo estaba creándome antipatías y rencores gratuitos.

Pocas semanas después me enteré de que Germán Espinoza había sido removido y en su lugar colocaron a Wilson Flores como nuevo Director Provincial. A Flores lo conocí durante una “asamblea” que se realizó en Conocoto, convocada por Pablo B., quien fungía como coordinador del Secretariado de Conocoto hasta entonces y con quien había trabajado durante más de un año, como expliqué en el capítulo anterior. Su nombre lo pongo específicamente por razones de fluidez del relato, porque su importancia en el contexto general es simplemente la de una persona que obedece órdenes que vienen de un nivel superior, pero que en el contexto pareciera tener un rol protagónico que en realidad nunca tuvo, aunque en esas circunstancias lo ignoraba por completo, pues pensé que actuaba por cuenta propia. La amiga que he referido (la que quería terciar para la Junta Parroquial), a la que llamaré Martha P., es el otro personaje del contexto de Conocoto. Finalmente, para completar el elenco, mencionaré a dos personas más, la última de ellas clave para que las cosas terminaran del modo en que terminaron: Verónica S. y Sara Nolasco. A todas las personas de importancia secundaria en el relato, las mencionaré en adelante únicamente por su nombre de pila y una inicial que podría o no corresponder a su apellido verdadero. El resto simplemente, o se metieron por la ventana o no viene al caso mencionarlos.

A Sara la conocí en la misma reunión informativa realizada en el Jaques-Dalcroze en la que conocí a Germán Espinoza. Me pareció una persona agradable y experimentada. Ella me invitó a un taller de liderazgo que finalmente no se realizó o se arrepintió de haberme invitado. Hasta allí el trato que tuve con ella. Pero volvamos al tema de la capacitación política previa a la campaña en Conocoto.

***

Allí, concretamente en la escuela Abelardo Flores, se efectuó algunas semanas más tarde el segundo taller de capacitación política, dentro de una serie de al menos 5 que planifiqué realizar con el objetivo, como quedó ya mencionado, de enrolar a nuevos miembros al proceso de la Revolución Ciudadana, además de articular una red de simpatizantes de la candidatura de Martha, la amiga que tenía interés en participar como precandidata a miembro de la Junta Parroquial.

En realidad el segundo taller tuvo mucha menos acogida que el primero, por lo que asumí que fallé en el temario o la exposición, y en consecuencia trabajé más en ambas cosas, motivando siempre la participación de los asistentes y trabajando en pro de su autoestima. El proceso se veía prometedor y empezó a despertar celos en algunos miembros del Secretariado de Conocoto, en especial, ¡cómo no!, en aquellos que se metieron por la ventana y que ahora estaban casi todos, de precandidatos a miembros de la Junta Parroquial. Uno de ellos, llamado Amílcar, al que se nombró coordinador en la ‘asamblea’ más que polémica en la que conocí a Wilson Flores, era el único que no entró al arena electoral, entiendo que por voluntad personal, aunque más bien daba la impresión del afán por crear en su persona a un interlocutor “imparcial” para las inevitables confrontaciones políticas que se vivían durante cada reunión en esas semanas, asunto que no logró del todo, por las circunstancias en que entraron las últimas personas, incluido él, a quien no conocía de antes ni lo había visto en alguna reunión previa.

mpais12

Marcha en homenaje al Día del Trabajo. Fuente: rafaelcorrea.com

Lo que molestaba a los que estuvimos desde el principio fue el ver que esas personas trajeron barras propias para hacerse nombrar miembros del secretariado, y a muchos ni siquiera tenía el gusto de conocer, ¡luego de más de dos años de iniciado el secretariado de Conocoto! Es por eso que me resisto a afirmar que aquello fue una verdadera Asamblea.

Todo esto empezó a despertar en mí cierto cinismo que al principio asumí como respuesta a la manera descarada en que se metió en tropel la gente al secretariado de Conocoto, en cuanto se enteraron de que iniciaríamos el proceso de las primarias (alrededor de diez personas, y todos querían ser candidatos a la Junta, excepto el mencionado Amílcar).

Sentía asco y frustración al constatar que efectivamente, tal como en los tiempos de la partidocracia, que ilusamente creí cosa del pasado, volvía a ocurrir en mis propias narices la misma historia. Puse el grito en el cielo ante Pablo B. El tipo parecía no salir de la estupefacción y decía que iba a hacer todo lo posible por poner las cosas en orden, pero que la culpa fue de Wilson Flores, que facilitó el caos y que la gente hiciera lo que le vino en gana en la ‘asamblea’. Luego hablé con Martha P. y ella, echando lumbre por los ojos, culpaba a Pablo de haberse dejado mangonear como guagua por Flores, en lugar de ponerlo en su sitio y dirigir él la asamblea. Como testigo de cargo, debo manifestar que efectivamente ocurrió así, aunque ahora no estoy seguro si fue debilidad o acto premeditado. Pero de lo que sí estoy seguro es de que el cinismo, mi propio cinismo, empezó a convertirse sutilmente en un componente infaltable de mi diario trajinar.

La candidatura.

confeunassc-cesarcabrera

Cesar Cabrera (presidente CONFEUNASSC) y Carmen Lozano (dirigenta ECUARUNARI). Fuente: Indymedia

En mitad de esa tolvanera, recibí invitación de un amigo, ejecutivo del Seguro Social Campesino, para reunirnos y conversar sobre política. Con Jorge nos conocimos por Rodrigo Collahuazo, dirigente de la Confederación Nacional del Seguro Social Campesino, CONFEUNASSC, organización social con la que tiempo atrás estuvimos trabajando en un proyecto de Comercio Justo. Precisamente, Jorge encajó como anillo al dedo en ese proyecto, pues era presidente de un barrio populoso del sur de Quito y mi propuesta era enlazar a un grupo de pequeños y medianos productores, con un colectivo de consumidores de Quito. Llevábamos algún trabajo realizado en ese sentido, incluido un estudio sobre hábitos y necesidades de consumo, gracias a su gestión y a la ayuda de un compañero de trabajo suyo. Por mi parte había conseguido adelantar que el Municipio de Quito ofreciera el Mercado del barrio para ejecutar allí el proyecto. En realidad la razón de que se detuviese un proyecto tan ambicioso estuvo en la distinta visión existente, sobre la comercialización, entre el cabildo y quienes formamos aún parte de ese proyecto, pues esencialmente consiste en que el propio barrio se convierte en accionista del mercado (supermercado), a través de cada uno de sus vecinos, mientras que el Municipio proponía algo más bien folklórico y sin una salida que ofreciera opciones de sustento para un barrio en el que viven 1500 familias.

En la reunión que sostuvimos, él me manifestó su sorpresa por el hecho de que no estuviera de candidato a concejal, pues tal posibilidad sería clave para la consecución de nuestro proyecto. Incluso mencionó que muchos de los vecinos del barrio apoyaban tal idea y que el resto lo haría sin duda. Fue así como acepté entrar en una contienda que me llevó a conocerme aún más, a conocer la naturaleza humana a calzón quitado, y a observar finalmente la historia del Ecuador profundo al que se refieren algunos políticos, pero esta vez no miré la pobreza material de nosotros, de nuestra gente. Pude ver la miseria interior: la mía y la de mis paisanos.

3
Mar

[Relato] Luis Alberto Mendieta: El caballo de Schiraz

Tengo un libro electrónico sobre un relato que, en opinión de varios amigos escritores, es muy interesante e innovador, por lo que he decidido publicarlo. La versión completa, de pago, puede hallarse pulsando sobre la tapa del libro. Cordial saludo para todos y todas.

LAM

schiraz

El caballo de Schiraz

(Fragmento)

A la mañana siguiente me enteré del significado de la palabra Habibi. Podría traducirse del árabe como amado o querido.

Por la tarde encontré un nuevo mensaje en mi libro de visitas del Portal:

“Habibi de mis amores: Mi nombre es Aísha y soy la heredera del amo del caballo de Schiraz, que te ha mostrado su poder. ¿Eres merecedor de mi amor? ¡Demuestra que puedes ser mi dueño!”

Y ejecutó la peor de las malas jugadas que puedan cometerse sobre un hombre de la era del Internet: He aquí que una desconocida envió, por correo electrónico, una foto suya… Vestida, por supuesto.

Su aspecto era para cualquiera (digo yo) el de una árabe europeizada. Pero en sus ojos estaba la diferencia. Nunca volveré a ver una mirada igual. Angustia. SOLEDAD y una secuencia de pensamientos que mi imaginación quiso interpretar como subliminal:

Mírame. Mi-destino-y-mis-intenciones-están-en-el-fondo-¿las ves? Todo-es-tal-como-lo-soñé-y-soñaste. You-got-it.- TERRIBLE ESCALOFRÍO EN LA ESPALDA Y…Amor…-Estoy-loca-de-soledad-y- a-d-o-l-e-s-c-e-n-c-i-a .-Busco-aprender-contigo-a-conocer-mi-cuerpo-Tómame-si-te-da-la-gana. O-J-O-S-C-A-D-E-R-A-S-H-O-R-R-O-R---V-E-R-G-U-E-N-Z-A. N-O-E-S-N-A-T-U-R-A-L- ¡Quiero contigo niña!- N-U-N-C-A-L-O-H-A-R-É. O-SI…-PRINCESA-AÍSHA-NUNCA-LO-HARÉ-CONTIGO… N-U-N-C-A… AUNQUE LO SUEÑES-O-NO…N-U-N-C-A. --- TE-AMO-AÍSHA. TE AMO Y LO HARÉ MÁS TARDE. PERO NO LO HAGAS CON NADIE H-A-S-T-A E-L T-I-E-M-P-O- E-L-E-G-I-D-O.

Impresiones transmitidas en fracciones de segundo y reflejos argumentales que partían de mi mente y se enlazaron con su pensamiento, se me ocurrió, quizás por locura. O soledad.

Empezó a inquietarse mi corazón de viejo adolescente, ante alguien que… ¡Bah! tendría menos de la mitad de mis años. Pero es difícil imponer razones a un corazón solitario. Y claro, incurrí en la debilidad de enviarle mi verdadera dirección.

Si… Míreme con piedad señora o señorita: Esta vez fue la real, con santo y seña. Por favor señores: Confío en que al menos mirarán de paso ésta parte del relato, seguros, supongo, ahora sí de que estoy loco… ¡Hombre!… La piel tiene nombre y apellido y nadie podrá afirmar que la curiosidad dé para menos...

Olvidaba mencionar que, buscando el significado de Habibi, me encontré un poema árabe, cantado por alguien llamado Amr Diab. Se llama Nour El Ain. Se me ocurrió traducirlo del inglés, pero la impaciencia me dominó y luego de la segunda línea terminé redactando mis propios versos, que por libres, quedaron como quedaron. Tuve la debilidad de publicarlo una noche de soledad. Quizás sonarán absurdos a quienes los lean, pero están aquí, en mi corazón. Y en el de Ella quizás.

A ratos la tentación de borrar tan modesta composición me dominaba, en especial antes de que respondiera. Lo repito a continuación:

---------------------------------------

Adorado resplandor de mis ojos,
espíritu de mis fantasías.
Ojos nobles y sinceros;
ojos tan puros y bellos,
que tan sólo Dios
miraría a través de ellos.

Los siento a veces junto a mí
acompañándome, sonriendo
como el gato de Alicia,
quizás con sarcasmo,
quizás con ternura.

Querida, amada, adorada
luz de mis ojos.

---------------------------------------

Sin duda le gustó, porque a la noche siguiente vino a visitarme.


********************

¿Cómo llegó? Así como se fue. Una madrugada, entre sueños. Imborrable en la memoria. Simplemente pulsó la campanilla del portal como si tal cosa. Como un amigo en apuros. ¡Quién repara en el reloj en esas circunstancias! Miré por la terraza y allí estaba, frente a la puerta, tal como lucía en la foto, pero con jeans y una chaqueta azul de mezclilla y sonriendo de oreja a oreja, porque así pasan éstas cosas. Bajé en dos trancos y la llevé por supuesto a la buhardilla. Sin duda es la

Tercera y última distracción de mi relato. Palabra de honor.

Back to Top