21
Ene

Alejandro Moreano: Minería y Desarrollismo

moreano2La imagen de una de cal y otra de arena, como característica de la política del Gobierno, ha llegado a extremos increíbles. Un amigo me dijo: ahora son una de cal y tres de arena.
Entre las de cal, tenemos el viaje a Irán e inicio de relaciones económicas que incluyen la compra de armas, medida poco grata a Israel y EE.UU., viaje solidario a Cuba, condena sin apelaciones a Israel, medidas de protección arancelaria a la producción nacional.
Entre las de arena destacan la aprobación de una Ley y de un proyecto de minería a gran escala con la presencia de trasnacionales canadienses y chinas, y su conversión en el futuro eje de la economía del país; convenio con IVANHOE, detrás de la cual parece estar la OXT; ley de soberanía alimentaria a favor de trasnacionales como Monsanto y de importadores y no de los campesinos; represión estilo Dayuma de las movilizaciones de campesinos, pequeños mineros y pueblos indios, y pugna continua con los movimientos sociales que han resistido al neoliberalismo.
La acción del régimen parece desafiar la lógica política, según la que no puede haber líneas tan antagónicas, a riesgo de romper el cuerpo -y el alma- del Gobierno. ¿Cuál la explicación?

“El proyecto del Gobierno se nutre el viejo desarrollismo cepalino de los '60."

El Informe del segundo año del Gobierno es muy revelador. El proyecto del Gobierno se nutre el viejo desarrollismo cepalino de los '60, dominante durante los '50 y '60, en particular en los Gobiernos de Frei y Kubitschek. Correa nunca llegó ni comulgó con la Teoría de la Dependencia y la Teología de la Liberación. Un desarrollismo tecnocrático, además, que no funda la política en el pueblo, sino en el manejo del aparato estatal.
La centralización del Estado, la inversión pública como eje del desarrollo, el gasto social, los tributos directos, el control de la banca son clásicas medidas desarrollistas.
La tozudez del Gobierno en la minería encuentra su sentido en esa óptica desarrollista, pues, en una perspectiva nacionalista, es incongruente en tanto refuerza la dependencia a las corporaciones trasnacionales y al mercado mundial. A la vez, la insistencia en la aprobación del proyecto minero, atacando con virulencia a los sectores populares opuestos, expresa una suerte de mesianismo tecnocrático.
Para el Gobierno, el proyecto minero es una forma de financiación del déficit en la balanza de pagos provocado por la crisis mundial. Se trataría entonces de compromisos con las trasnacionales para grandes inversiones inmediatas, y una señal a los organismos internacionales para que no veten el acceso a los créditos. Tales "medidas", en la óptica desarrollista, permitirían aliviar el déficit de cerca de 3 o 5 mil millones de dólares y preservar la actual política de desarrollo.
No importan la consolidación de la dependencia, el duro golpe a la integración, los riesgos ambientales, los conflictos sociales.
El desarrollismo es progresista frente al neoliberalismo pero conservador frente a un proyecto nacionalista y popular. ¿Estamos ante un viraje histórico y la marcha de hoy, 20 de enero, marca el fin de un dinamismo político basado en la confrontación del Gobierno con la derecha e inicia la dinámica de la oposición con la izquierda, los pueblos indios, campesinos y trabajadores?

12
Nov

Margarita Aguinaga: Crisis mundial

Margarita Aguinaga
Socióloga
Luego de la victoria de Barack Obama, parece que se va produciendo un mayor re-alineamiento de fuerzas políticas y económicas en el mundo.
Para explicarlo: es preciso recordar algunas de las crisis financieras latinoamericanas: México, Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia. Dichos países tomaron cursos distintos: México, se reafirmó en su política de Tratados Comerciales con EE.UU. y la UE; Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, emprendieron otro rumbo distinto al modelo neoliberal. Varios economistas llamaron a este suceso latinoamericano el “giro hacia una política neodesarrollista”. La crisis del sur no era estrictamente financiera ni solo del modelo económico, era la expresión del capitalismo dependiente de las economías del sur. Se decía que la crisis de representación política regional, iba de los gobiernos elegidos democráticamente hasta las instituciones políticas internacionales, como la OEA.
No han existido salidas únicas. Argentina asumió un modelo de distribución social que regularía al capital financiero dirigido desde un Estado fuerte incorporando medidas sociales-nacionalistas y, por otra vía, Venezuela empezó a dirigir un proceso de nacionalización hacia el ‘socialismo bolivariano’. Bolivia se acercó a Venezuela y parece que Ecuador se aproxima más al modelo argentino y brasileño.
Es indudable que frente a la crisis, unos gobierno derivan cada vez a una salida neoconservadora y otros, muy pocos, buscan aproximarse a una alternativa socialista. Luego de varios años, ninguna de estas dos tendencias ha logrado una resolución clara a la crisis. Ahora con Obama este panorama podría modificarse sustancialmente.
El ejemplo del sur, es totalmente pertinente, aunque la crisis económica y política del norte tiene dimensiones globales y responde a sus propias singularidades. La crisis financiera actual ha obligado a algunos gobiernos del norte a iniciar un realineamiento de fuerzas a nivel mundial hacia el neo-desarrollismo y con la victoria de Obama, pareciera que el mundo, le cierra las puertas al neoliberalismo.
En el norte, se podrían constituir lógicas similares a las de América Latina. La diferencia estaría en que sus gobiernos, aún en situación de crisis, cuentan con la capacidad política y militar para reorganizar al mundo. Luego, la crisis que existe no será resuelta fácilmente… ni siquiera si controlaran cualquier desmán de capital financiero.
¿Obama será quien permita el realineamiento global y neoconservador a favor del gran capital o será quien colocará la lucha por un mundo justo y humano? Por sus primeras declaraciones, se acerca más a la primera salida.
Por otro lado, Redes y Movimientos Internacionales llaman a una movilización global en contra de la reunión del G20 y del capital financiero. En San Salvador, recientemente, algunos presidentes de América Latina han declarado “el fin del capitalismo”.
Detrás de “las regulaciones al capital financiero” se esconden confrontaciones económicas y graves disputas por la hegemonía del mundo y a la par el espíritu anticapitalista podría florecer ya no solo en América Latina.

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