5
Feb

¡Fuera las Bases Militares Extranjeras!

Minga Informativa de Movimientos Sociales
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América Latina y el Caribe, una región de paz
Fuera las Bases Militares Extranjeras

Reunidos en Porto Alegre, Brasil, en el marco de los eventos celebrados durante el 10º aniversario del Foro Social Mundial, frente a una nueva escalada agresiva del imperialismo, nosotros los movimientos sociales y populares, redes, organizaciones, de las más diversas latitudes, nos encontramos nuevamente al frente de una campaña como la que realizamos contra el ALCA, para decir que América Latina es una región de paz, para decir fuera las bases militares extranjeras!

América Latina, vive un proceso de cambio a más de una década. Hay una creciente lucha por su soberanía, por los derechos y el bienestar de su pueblo. Al mismo tiempo, el imperialismo estadounidense y sus aliados aumentan las amenazas contra el pueblo y emprenden una reacción conservadora a los cambios políticos que están en marcha.

En este contexto, hemos visto:

-Multiplicación de las bases militares con la creación de siete bases militares en territorio colombiano, y la firma de tratados con Panamá para la instalación de 11 bases militares en este país.

-Invasión militar en nombre de ayuda humanitaria tras la catástrofe ocurrida en Haití;

- La reactivación de la IV Flota de la marina de guerra de los Estados Unidos, armada con artefactos nucleares diseñadas para navegar en las ricas aguas oceánicas y los ríos de América del Sur y el Caribe.

- Iniciativas de golpe de Estado, como ocurrió en Honduras, con el apoyo logístico de la base militar de EE.UU. en Palmerola.

- Los planes para desestabilizar a países como Paraguay, Bolivia y Venezuela.

- El recrudecimiento de las hostilidades y el mantenimiento del bloqueo contra Cuba.

-Criminalización de la lucha social;

La expansión de la presencia militar de EE.UU. en la región busca, además de intimidar los procesos políticos de transformación en la región, posicionar su fuerza militar en áreas estratégicas de gran riqueza natural, como la biodiversidad de la región amazónica y el petróleo que se encuentran en aguas profundas del Atlántico Sur. Se trata de un ataque real contra la paz, la seguridad y la soberanía de todos los países de la región.

A diferencia de lo que difunden los círculos de poder y las fuerzas conservadoras, el mundo no se ha convertido en un lugar pacifico, ni seguro, ni tampoco estable. Planean sobre la humanidad graves amenazas que ponen en jaque la paz mundial, la seguridad internacional, la democracia, la justicia social y la soberanía de los pueblos y las naciones.

En Asia Central, los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN aumentan las fuerzas militares, intensifican la ocupación y la guerra, que incluye los bombardeos y las acciones de tierra arrasada contra la población civil. Iraq continua en llamas, transformado en un prototipo del nuevo tipo de colonialismo militarizado, inaugurado en la era Bush y continuado por el gobierno de Barak Obama.

En la ocupada Palestina el pueblo, mártir de su territorio ocupado por Israel, es víctima de un genocidio que ocurre con el consentimiento y la tolerancia de las potencias estadounidenses y europeas.

En cuanto se ataca el derecho internacional, la militarización alcanza cotas sin precedentes. Los gastos militares aumentan, se multiplican las armas nucleares, los Estados Unidos generar nuevos planes de defensa anti-misiles, la OTAN ratifica su carácter agresivo, crece la presencia naval de los países imperialistas en el Océano Índico, mientras que África se torna aún más vulnerables con la creación del AFRICOM, el comando militar de los Estados Unidos para el continente. Una vasta red de bases militares se extiende por todo el planeta.

Todo este poderío no es una necesidad del mundo, pero lo es del sistema económico que el imperio impone al mundo. Los objetivos son los que siempre movieron al sistema imperialista - el control de los recursos económicos, de las riquezas nacionales, el dominio de los mercados y la lucha contra las transformaciones social.

La creciente militarización expresada en las más de 800 bases militares estadounidenses alrededor del mundo, forman parte de la estrategia económica y política del imperialismo de salida ante la crisis, para preservar su modelo económico, para permanecer como potencia hegemónica en el mundo, valiéndose, si necesario, del uso de la fuerza para garantizar tales objetivos.

Nuestras organizaciones sociales condenan enérgicamente la escalada del militarismo. Tenemos profundas convicciones democráticas, solidarias y de defensa de la paz. Los pueblos toman consciencia de que la paz, en oposición a la militarización y las guerras imperialistas, no sólo es un valor a defender apasionadamente, como un medio indispensable para asegurar la supervivencia y el desarrollo de la humanidad con justicia social, democracia, derechos universales, distribución de la renta y la riqueza y la soberanía nacional.

Reiteramos en este momento que Haití no necesita de la intervención militar, y si que sea respetada su soberanía, instamos a todos los países a realizar una cooperación solidaria, con médicos, profesores al servicio del pueblo haitiano.

Como patriotas latinoamericanos y comprometidos con la solidaridad entre los pueblos queremos dar nuestra contribución al logro de estos nobles objetivos para hacer de América un territorio libre de bases militares extranjeras.

América Latina y el Caribe una región de paz!

Fuera las bases extranjeras!

Organizaciones y redes internacionales:

Consejo Mundial por la Paz - CMP

Alianza Social Continental - ASC

Vía Campesina - CLOC

Encuentro Sindical Nuestra América

Marcha Mundial de Mujeres - MMM

Jubileo Sur - Américas

Compa

FDIM

OCLAE

OSPAAAL

Organizaciones nacionales:

Mopassol - Argentina

Cebrapaz - Brasil

MST – Brasil

CUT – Brasil

UBM _ Brasil

CONAM – Brasil

CTB - Brasil

MAB

Consulta Popular

Asamblea Popular

UJS – Brasil

MOVPAZ –

CMLK – Cuba

Frente nacional de Resistencia- Honduras

Para adherir envie um e-mail para

americalatinadepaz@gmail.com

5
Feb

DECLARATORIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE ORGANIZACIONES POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

DECLARATORIA DE LA ASAMBLEA NACIONAL DE ORGANIZACIONES POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA Y DE LA CONFERENCIA NACIONAL DE SOBERANÍA ALIMENTARIA (CNSA)

El pueblo soberano, al aprobar la nueva Constitución de la República, reafirmó su voluntad para construir una nueva forma de convivencia en diversidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el Sumak Kawsay. Ha sido nuestra decisión construir una sociedad donde sea lindo vivir. Una de las mayores expresiones del Sumak Kawsay es el derecho que tenemos todas y todos al acceso permanente y seguro a alimentos sanos, suficientes y nutritivos, producidos y procesados en nuestra tierra por manos de nuestras familias de campesinos, agricultores, pescadores y recolectores, en correspondencia con las diversas identidades y tradiciones culturales.  Esta es la Soberanía Alimentaria, que hoy no existe, que debemos construir y que la Constitución establece en su Artículo 281, como un derecho del pueblo, un objetivo estratégico y una obligación para el Estado.

La alimentación es el derecho humano más fundamental y, para realizarlo, miles de hombres y mujeres campesinas, indígenas, cholas, mestizas, afroecuatorianas, montubias y de otros pueblos, han trabajado arduamente durante generaciones para proveer alimentos diversos a toda la población. A pesar de esto, son el sector más olvidado de nuestra sociedad. Ahora la capacidad de proveer alimentos sanos y suficientes, y de decidir lo que comemos, está en riesgo. ¡La soberanía alimentaria está en peligro!

A partir de la segunda Guerra Mundial las políticas alimentarias cambiaron y la llamada Revolución Verde se consolidó como el paradigma para la producción de alimentos, con la promesa de salvarnos del hambre y la desnutrición por medio de monocultivos extensivos, agrotóxicos, maquinarias, nuevas semillas y otras tecnologías modernas. Hoy, después de décadas de implementación de este modelo, la crisis agroalimentaria se ha develado con toda su fuerza. El hambre no ha terminado, la desnutrición avanza, la obesidad es una epidemia global, la salud humana se deteriora por consumir comida “chatarra” y alimentos contaminados. Los pueblos campesinos, indígenas, cholos, mestizos, afroecuatorianos y montubios, cada vez son más pobres y abandonan el campo y su trabajo. El suelo se erosiona rápidamente y ha perdido su fertilidad, a pesar de contar supuestamente con más y mejores fertilizantes. Las plagas y enfermedades en animales y cultivos aparecen con más fuerza y frecuencia, a pesar de contar supuestamente con más y mejores venenos para controlarlas. Nuestros mares y manglares están siendo arrasados por una industria irresponsable que acaba con todo. El agua escasea y se contamina por el deterioro de los bosques nativos, páramos, humedales y otras fuentes hídricas, y por el uso de insumos nocivos.

Las leyes e instituciones públicas están al servicio de este modelo, y muchas de las universidades y centros tecnológicos lo siguen promoviendo. Los productores y productoras han perdido su autonomía y dependen totalmente de estas tecnologías peligrosas que no han resuelto sus problemas. La tierra y el agua están concentradas en manos de gente cuyo interés es únicamente “lucrar”, no “alimentar”. La comercialización está dominada por intermediarios inescrupulosos y grandes cadenas de supermercados que sacan provecho del trabajo del productor y de la ignorancia del consumidor. Aumentan las importaciones de alimentos “baratos” de otros países, desprotegiendo por completo la agricultura nacional. Y por supuesto, todo este sistema injusto es financiado por los consumidores ecuatorianos, quienes sin saberlo, ayudamos a mantener y reproducir este sistema aportando miles de millones de dólares al año que van a parar a los bolsillos de mercaderes y fábricas de agrotóxicos, mientras nuestros hermanos y hermanas agricultores, pescadores y recolectores se llenan de sudor y trabajo que nadie valora.

¡Y es por esto que estamos aquí!

Para que todos y todas tengamos alimentos sanos, sabrosos y suficientes, alimentos de nuestra tierra, nuestro mar, nuestro manglar. Para que tengamos alimentos cultivados, recolectados y elaborados por nuestras familias de pequeños y medianos agricultores, pescadores artesanales y pueblos del manglar, hombres y mujeres campesinas, indígenas, cholas, mestizas, negras y montubias. Familias y pueblos trabajan, cuidan, respetan y veneran  la tierra, el agua y todos nuestros recursos, para garantizar nuestro derecho y el derecho de nuestros hijos  y generaciones futuras a disfrutar de tanta riqueza con la que hemos sido privilegiados.

NO VAMOS A CONTINUAR por el camino del agronegocio neoliberal sin escrúpulos que ha despojado el derecho campesino y arrasa con todo. VAMOS A CONSTRUIR el camino de una agricultura para la vida que genere trabajo  auténtico y  una economía solidaria; que recupere el control de la tierra, el agua y la semilla para la agricultura familiar, campesina, indígena; que devuelva el mar y el manglar a nuestros pueblos pescadores y recolectores.

NO VAMOS A CONTINUAR por el camino de la tecnocracia empresarial y la revolución verde, que han desconocido y desvalorizado el conocimiento profundo de nuestros pueblos y que han contaminado la tierra, el agua y nuestro alimento, enfermando a miles de agricultores y consumidores.  VAMOS POR UNA AGRICULTURA SOSTENIBLE, vamos por la agroecología, por una nueva tecnología apropiada, que recupere y potencie los saberes y las prácticas ancestrales, donde los agricultores trabajemos en alianza con la naturaleza y no en contra de ella; donde defendemos la fertilidad de la tierra.

NO VAMOS A CONTINUAR por el camino del monocultivo expansionista e insostenible y la pérdida de nuestra riqueza mayor que es la biodiversidad. VAMOS  A CONSTRUIR sistemas productivos diversificados, integrales; vamos a recuperar y conservar nuestra semilla y nuestro patrimonio.

NO VAMOS A CONTINUAR por el camino del mercantilismo que convierte al alimento en un objeto con poco valor, pero con alto precio, en el que unos pocos se enriquecen gracias al trabajo campesino y a la pobreza del pueblo consumidor.  VAMOS por un nuevo sistema de comercio solidario que garantice una remuneración justa al trabajo campesino y permita el acceso de todos y todas a alimentos adecuados.

NO VAMOS A CONTINUAR por el camino de un consumo inconsciente y hasta irresponsable. VAMOS a construir un consumo saludable y sostenible, recuperando formas sanas de preparar, combinar y conservar nuestros alimentos, y vamos a cooperar con las familias agricultoras en la defensa de la tierra, el agua y la semilla.

¡Este es nuestro desafío, de ustedes y nosotros, y esta es la hora de dar un salto hacia la vida!

Por todo esto, la  ASAMBLEA NACIONAL DE ORGANIZACIONES POR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA y la CONFERENCIA NACIONAL DE SOBERANÍA ALIMENTARIA (CNSA)

DECLARAMOS AL 2010 COMO

“EL AÑO DE MOVILIZACIÓN NACIONAL POR LA SOBERANIA ALIMENTARIA”

Para lo cual, todas y todos los que suscribimos esta declaratoria nos comprometemos a trabajar en unidad para:

  1. Difundir y sensibilizar a la población ecuatoriana acerca de lo que significa la soberanía alimentaria, promoverla y defenderla como la única alternativa al sistema agrario en colapso, evidenciando las alternativas que por décadas hemos construido y que hoy demostramos como viables.
  1. Construir las nuevas propuestas de Leyes Conexas del Régimen de Soberanía Alimentaria, y de esta manera sentar las bases jurídicas para la transformación del sistema agrario y alimentario de nuestro país.

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