7
Jul

El mundo sigue girando...

tree-kid

Siembra un árbol, y cuidalo, si quieres cobijarte algún día bajo su sombra.

 

Tomo las palabras de un amigo al que conocí en el trajín político para el título de esta portada. Las iniciativas políticas van y vienen constantemente. Unas prosperan y evolucionan hasta límites inesperados, mientras otras se quedan atrás, y se recuerdan alguna tarde entre amigos como una anécdota, con un café o un martini de por medio, quizá con algo de nostalgia de lo que pudo ser y no fue, como dice la canción.

Sigue girando sin duda, pero ante todo muta, cambia, y con un poco de afán, evoluciona. Ese es el objetivo precisamente en esta nueva etapa del blog: mejorar, subir en la espiral del conocimiento de una sociedad compleja, en la que la naturaleza humana juega el rol de piedra angular. No se trata de caer en sentimentalismos, o menos en adolescencias políticas como la de culpar a José o a Juana de la media tinta o el fracaso de cualquier proyecto político, porque en el fondo es la sociedad en su conjunto (con su cultura, su madurez social y política) la que determina sus productos: si la sociedad está preparada para el reto, sus miembros lo asumen como propio, planean la mejor forma de ejecutarlo y echan a andar con entereza aquello que sus corazones y sus mentes crearon, con tenacidad y perseverancia.

Pero para llegar hasta la cima de esa montaña hay que conocer el camino, y el único medio posible, en este caso, es el conocimiento de nuestra realidad política y social, a través de la voz de cada uno de sus líderes, de sus ideólogos, en su lucha diaria por armar un rompecabezas cuyas piezas incluso aún no existen en algunas partes del paisaje que se pretende completar. La construcción intelectual que políticos e intelectuales proponen, crea las piezas resultantes, justo por su capacidad de prevenir al grupo sobre la ausencia de estas. Precisamente ese es el objetivo de este blog: contribuir en la construcción de las piezas que faltan para armar el enorme rompecabezas de la realidad política ecuatoriana, con su estremecedora realidad, sin perder de vista las piezas que le faltan a la especie humana para completar un mapamundi que a veces raya en la demencia.

Lo mejor de todo, es que este juego se enlaza de la manera más entretenida con otro divertimento para privilegiados: el ajedrez político, el anfiteatro donde se emplean, o se usan de papel sanitario, los conceptos que se construyeron en la etapa previa. ¿Hasta qué punto el socialismo, por ejemplo, ha aterrizado en el ajedrez político local, para lograr armar el rompecabezas que nos propusimos inicialmente?

Es allí, estimad@s lectores y lectoras, donde encaja la sociedad, política por naturaleza, desnuda en sus instintos, tal como siempre, desde que el homo sapiens posó sus desnudos pies sobre esta enorme esfera azul. Es allí donde las iniciativas políticas se nutren, crecen y fructifican, o mueren de hambre y olvido.

Bienvenid@s al blog.

LAM

 

24
Dic

Rubén Darío Buitrón: Mirándonos en el espejo

Mirándonos en el espejo

rubendariobuitronPor Rubén Darío Buitrón

¿Qué actitud adoptar ante el otro, ante el que no es como nosotros? ¿Cómo tratarlo? ¿Hay que intentar conocerlo? ¿Es ético buscar la manera de acercarnos y entenderlo?

Esas preguntas debieran asaltarnos con frecuencia. Asecharnos y obligarnos a salir de la casa de espejos donde estamos atrapados.

Atrapados en la casa de espejos donde hablamos para nosotros. Donde no nos importa lo que piensen los otros. Donde escribimos contra los otros. Donde subestimamos a los otros. Donde repudiamos la opinión de los otros. Donde no escuchamos la voz de los otros. Donde quisiéramos callar, para siempre, las ideas de los otros.

Atrapados en la casa de espejos que nos impide mirar, entender, admitir que por fuera de estos enormes espejos habita una sociedad vital y compleja que no la vemos, que no la escuchamos, que no la sentimos, que no somos capaces de percibir.

Atrapados en la casa de espejos donde no son posibles la deliberación ni el disenso. Donde quienes tienen el poder solo reconocen su propia imagen y al mirarse en ella arrasan con todo lo que no encaje en sus proyectos, visiones, maneras de entender la vida, la realidad, el futuro.

En la casa de los espejos no es posible la tolerancia, el respeto, el espacio para el otro. Ni siquiera es posible la coexistencia con el otro: si nosotros tenemos la razón, si nosotros representamos la sensatez, si nosotros somos los heraldos de la ética, si nosotros tenemos las herramientas para difundir y multiplicar y expandir nuestra hegemonía ideológica, política, económica y social, ¿para qué escuchar la palabra del otro, del diferente, del distinto? ¿Para qué tomar en cuenta a los agoreros que pretenden alarmar advirtiéndonos que la intolerancia, la arrogancia y el desprecio a los otros podría conducirnos a la derrota colectiva, al funeral de los procesos reflexivos y a la demolición de escenarios para el debate y la búsqueda de consensos?

Muchas veces los periodistas también nos dejamos cegar por el resplandor de los espejos. Sin visión precisa, olvidamos que nuestro oficio solo tiene sentido en función de los demás y que el destino moral del periodismo son los otros conectados a nosotros.

El sabio griego Heródoto solía decir que cuando unos individuos cierran la puerta a otros individuos, por las razones que fueran, en el fondo son sujetos miedosos que adolecen de un complejo de inferioridad y tiemblan ante la perspectiva de verse reflejados en los sentimientos y las demandas y las necesidades y los pensamientos ajenos.

Cercados por las murallas que nos impiden ver más allá de nosotros mismos, no alcanzamos a entender que será imposible construir una sociedad más humana si seguimos mirándonos en nuestros espejos.

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