7
Jul

Somos mala especie

 

Bertrand Russell sostenía que la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad. Siendo universal es el más desafortunado aspecto de la naturaleza humana, porque aquel que envidia no sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia, sino que además alimenta el deseo de producir el mal a otros. <br> http://es.wikipedia.org/wiki/Envidia

Bertrand Russell sostenía que la envidia es una de las más potentes causas de infelicidad. Siendo universal es el más desafortunado aspecto de la naturaleza humana, porque aquel que envidia no sólo sucumbe a la infelicidad que le produce su envidia, sino que además alimenta el deseo de producir el mal a otros. http://es.wikipedia.org/wiki/Envidia

Acabo de concluir la breve crónica sobre la “Revolución Ciudadana” y sus primarias, que he venido publicando en mi blog. Sin duda quedó mucho por decir, pero en atención al medio utilizado (como ustedes saben, los textos demasiado largos en Internet agotan y dispersan la concentración), he preferido resumir en la medida de lo posible.

El grave conflicto que implica juzgar un gobierno al que pertenece cualquier persona que ejerza un cargo público, es una “limitante” que afortunadamente no me atañe. Pero pienso en la miríada de personas que, por proteger su empleo y en consecuencia a su familia, prefieren callar lo evidente, prefieren lassez faire, (y no me vengan con los “egoísmos responsables” de Adam Smith) porque el que agacha la cabeza y se queda chito, pasa bien y quizás con el tiempo, sigue trepando. No es una acusación personal: es simplemente declarar los hechos, explicitar lo evidente.

¿Para qué?

En una sociedad envidiosa, egoísta y zancadillera como la nuestra, somos cangrejos y aquí nadie se sale de la olla. No es el gobierno: no es el alcalde, ni el presidente de turno, ni el yanqui a cargo de gringolandia, sea pintón o maduro, no. SOMOS NOSOTROS.

Porque odiamos ver brillar al resto y nos quedamos callados ante la injusticia: Nos conviene permanecer en silencio para 'evitar' problemas. Porque somos cobardes.

envidia_covarrubias

Fuente:iberoamericana-covarrubias.com

Porque queremos llegar muy alto pero en teleférico, sin despeinarnos.

Pero ustedes se preguntarán:

¿Para qué toda esta andanada de insultos?

No son insultos, es mostrar una simple realidad cotidiana. Lacerante pero real. Otra cosa es que nuestra realidad sea insultante.

Es que TODOS somos así. ¡Todos queremos llegar a la cima en teleférico y una revolución o simplemente el progreso personal no se ejecutan a caballo del sofá, control remoto en mano! Hay que integrarse, aunque sea para discutir, que algo saldrá de bueno de todo ello. Hay que remangarse la camisa por construir a pulso el país que queremos: sudar camiseta para no quejarnos luego de que las cosas andan mal, de que el gobierno es infame, de que marchamos en nuestro propio terreno y todas las frases prefabricadas de siempre, lanzadas desde el ángulo oscuro.

Es allí donde cabe la pregunta: ¿Por qué es PECADO CAPITAL discrepar si uno está dentro del gobierno, o del partido gobiernista? Porque somos mediocres, porque (como guaguas) carecemos de la madurez para aceptar una crítica, sea buena o mala. Porque nos gusta la gente agachada, aindiada en el sentido de Icaza, que aguanta callada que le pateen el cuerpo y el alma. Porque siempre jugamos a dos bandas y nos aterra que nos pillen en pecado. Porque nos gusta que nos digan cosas lindas, que nos mientan, que nos digan que estamos guapos aunque estemos horribles y a punto de tomarnos la foto.

Pero discrepar creativamente es construir y eso es difícil de entender si uno está en el ángulo oscuro de la mezquindad.

Porque quiero dejar atrás la envidia, por eso escribí esta crónica: porque no quiero que me den jugando el partido, porque me gusta hacerlo, y porque quiero y puedo sudar mi camiseta tricolor.

29
Sep

Sólo para periodistas, el siglo de la mediocridad.

Por Luis Alberto Mendieta

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Escuchaba pasmado las declaraciones de algún portavoz del gobierno, hablar sobre la nueva “Ley” de comunicación hace un par de días. Era algo así como: … “finalmente dimos gusto a los periodistas: sólo aquellas personas tituladas podrán ejercer  como tales”, etc…

¡El pensamiento NO PUEDE obedecer a gremio alguno, so pena de mediocrizarse, pauperizarse, allanarse al vulgar capricho de una manada de simios berreando por bananas!

El pensamiento no puede agremiarse… El concepto de gremio se ha convertido en patente de corso, en el permiso de abordaje intelectual de una corporación, que somete a toda una sociedad al albedrío de un Orden Establecido, ajeno a su origen, olvidando que su naturaleza fue siempre libre, que el espíritu de las letras, de la información, elevó al ser humano (luego de a sus actores intelectuales), a la categoría de predicadores de la verdad.

En ese mismo tren de cosas, ahora resulta que hay gremios de maestros que ocultan con marchas y huelgas su mediocridad. Allí también exigen como requisito sine qua non a cualquier plaza de trabajo, el título profesional, ¡y vaya a ver la decadencia y corrupción del sistema educativo, pese a quien pese!

¿Y qué pasó con el talento construido a fuerza de lucha personal? ¿Qué pasó con aquellas personas que construyeron su cultura a pulso y en condiciones miserables? ¿Que no necesitaron un título para demostrar de lo que estaban hechos por dentro?

La Gloria Personal suele construirse en privado: la historia lo repite ad nauseam, y es siempre una lucha sin cuartel, sin pertrechos. Sin perdedores. Sin fachendosos honores ante cuerpos colegiados. Sin desfiles, sin homenajes con absurdos y petulantes trajes de la edad media: clara muestra de que el pensamiento de entonces pervive hasta hoy. La gloria personal es una lucha anónima: El honor radica en vencerse a sí mismo. Es dignidad, amor propio, humildad.

Tomás Alba Edison no necesitó un PhD para inventar la iluminación eléctrica, o Graham Bell un título de ingeniería acústica para inventar el teléfono. Voltaire no necesitó educarse en Princeton para refinar su ingenio. Cada uno de ellos trabajó sobre sus méritos personales, investigando, aprendiendo, haciendo propuestas. A propósito: ¿Cuántos inventores geniales hay actualmente? Es el sistema, que aplasta toda creatividad y la reduce a 'disciplina' universitaria, gremial y social.

Si de un gremio dependiera la invención de la luz eléctrica, ¡aún estaríamos iluminándonos con velas!

El ser humano es escritor, cronista y periodista per se. El pretender coartar por ley la posibilidad de que alguien pueda suscribir un artículo periodístico, publicar una crónica o incluso vivir del periodismo porque ha demostrado tener capacidad para hacerlo, sin antes haber cursado la carrera de periodismo es tan absurdo como afirmar que “si Dios hubiese querido que voláramos nos habría dado alas”.

Es una deshonrosa prueba más de que la mediocridad se ha enraizado también en esa profesión, como en la medicina y tantas otras, que abruma el reconocerlo.

Pero el hecho de que un portavoz asuma como una ‘conquista’ gremial tal hecho convalida la sospecha de que el actual gobierno no logra deshacerse de tanto truhán que se metió por la ventana al gobierno, y en lugar de esconderse bajo el piso como corresponde a esa clase de roedores, están empezando a invadir oficinas, mesas y salones, corrompiendo el sentido inicial de la lucha y ensuciando con consignas fanáticas un proyecto político que nació en las calles y en el corazón de un pueblo harto de lo que irónicamente está volviendo a pasar, esta vez en manos de la izquierda, que cada día luce menos revolucionaria…

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31
Ago

Organización popular

Por Juan Paz y Miño.

No resultó muy acertado que el Presidente Correa hablara de “comités de defensa de la revolución”. Porque el término y la tarima utilizada, sirvieron para movilizar a todo tipo de opositores, que se lanzaron a denunciar a los “CDR” como organizaciones supuestamente destinadas a la vigilancia y la persecución. ¡Cuánto “anticubanismo” y “antichavismo” se despertó! ¡Y cuántas tonterías se han dicho al respecto! Pero, lo que sucede en lo de fondo, es que, como siempre ocurrió en nuestra historia, las elites del poder temen a todo lo que sea organización popular.Durante el siglo XIX no existían organizaciones populares y los frecuentes “levantamientos” indios y campesinos en la Sierra y en la Costa simplemente eran reprimidos. La Revolución Liberal (1895) movilizó importantes “montoneras” y Eloy Alfaro fue el primero en intentar la creación de sindicatos. Contrastó la confesional y conservadora Sociedad Artística e Industrial de Pichincha (1892) frente a la Confederación Obrera del Guayas (1905) que fortaleció las organizaciones liberales. Por aquella época, también crecieron organizaciones de artesanos y trabajadores, inspiradas en el anarcosindicalismo y las ideas obreristas En 1909, con motivo del Centenario de la Revolución del 10 de Agosto, se realizó el Primer Congreso Obrero Nacional.Pero las organizaciones de trabajadores y sus reivindicaciones siempre fueron atacadas por las oligarquías y los capitalistas. La represión del 15 de noviembre de 1922, con decenas de muertos obreros en Guayaquil, nuevamente lo comprobó. Aunque en 1938 nació la CEDOC, promovida por la jerarquía eclesiástica y grupos conservadores, fueron los partidos Socialista (1926) y Comunista (1931) los que se volcaron a la organización popular. Su actividad condujo al nacimiento de la FEI, primera organización indígena y de la CTE (1945). Desde entonces, el “anticomunismo” sirvió como pretexto para combatir a las organizaciones populares y de trabajadores. Incluso en 1962 se creó la CEOSL bajo inspiración norteamericana.Sin embargo, el primer partido de masas, que organizó “comités” por barrios, manzanas y parroquias rurales fue CFP (1949). Después de esta experiencia, casi todos los partidos políticos aprendieron a crear comités barriales aunque solo interesaron los fines clientelares. Las oligarquías y grupos de poder se preocuparon a su vez de crear sus propias organizaciones, siendo las más visibles las cámaras de la producción. En la década de los sesenta, solo la Democracia Cristiana (1964) compitió con los partidos marxistas en la organización popular y llegó a controlar una fracción de la CEDOC.Como la ideología oligárquica y “anticomunista” dominó largo tiempo, en Ecuador se ha creído que las organizaciones populares y de trabajadores afectan la democracia. Es todo lo contrario. Son ellas las que han permitido avanzar en la democracia que, de otro modo, seguiría en manos de las elites, como en el siglo XIX. De manera que si algo falta a la “revolución ciudadana” es precisamente una base más sólida y amplia de organización popular, todavía descuidada y que se debe construir.

15
Jun

Margarita Aguinaga: Signos de la resistencia indígena, para América Latina

margaritaHace más de un año, la ONU, enviaba a los gobiernos del mundo, sobre todo de América Latina, la declaratoria de los derechos colectivos, derechos humanos de los indígenas, para que los gobiernos aplicaran, en sus normativas constitucionales y se pudieran ampliar las democracias latinoamericanas, sobre todos en los países en donde la población indígena, constituye una población considerable.

Si más de quinientos años de resistencia indígena no hubieran transcurrido, sería posible pensar que esta declaración, sentida por muchos como una importante dádiva institucional, después de masacres similares a las vividas estos últimos siglos, -tan coherentemente similar, con la masacre propiciada por Alan García y las transnacionales en Badu-Perú, es la que moviliza a los pueblos y nacionalidades indígenas del continente a defender sus derechos. Nada más de corta vista, que aquella sola posible insinuación.

Alguien que conozca la historia de América latina, desde el proceso de acumulación originaria del capital, tesis desarrollada por Marx, sabe que en juego, están aspectos que no solo tienen que ver, con la aplicación del TLC y la protesta específica de un pueblo. Pero como la memoria histórica, muchas veces es extremadamente desmemoriada, es preciso colocar, una y otra vez, ahí donde la historia no solo duele, sino explica nuestra matriz de múltiples desigualdades, que es lo que realmente representa cada hecho de violencia y asesinato de pueblos indígenas.

Implica estar vinculados estructuralmente, no solo territorialmente, por un origen y una historia colonial y neocolonial, que desenmascara lo que podría aparecer como una relación diametralmente opuesta, entre países donde las poblaciones indígenas casi fueron exterminadas y sociedades donde las poblaciones indígenas lograron resistir al exterminio, pero se impuso un orden de clases, étnico, racial y sexual.

Cuando fue la conquista, se decía que los indígenas no tenían cultura, los españoles justificaron las masacres y el exterminio indígena, diciendo que eran bestias y gente animalizada, a la que había que culturizar, evangelizar y hacer conocer el desarrollo. Que coincidente, Alan García y los medios de comunicación peruanos, dicen que los indígenas recientemente asesinados, son ignorantes que no saben que están reclamando, ni conocen que leyes se están tratando en el parlamento, rebeldes agresivos, ciudadanos queriendo asumirse de primero orden, cuando hay prioridades nacionales. Poblaciones agresivas que han asesinado policías, rabiosos, que no pueden ser controlados, por lo que fue necesaria la acción policial-militar.

Bajo el contexto represivo del estado peruano, historia delegada de Fujimori a Alan García, quien bajo ningún concepto ha eliminado ciertos soportes fundamentales de la ley de seguridad nacional peruana, es decir los cuerpos paramilitares y la acción militar sobre la protesta social, se acusa a los indígenas de terroristas. Recordemos a los historiadores, cuando reconocen lo que ocurrió con Túpac Amaru, cuando fue descuartizado, acusado de sedicioso y de conspirador contra el régimen español. Descuartizar su cuerpo, separarlo y enterrarlo en distintos lugares, para que nadie supiera el paradero de su cuerpo, era un claro mensaje de destrucción de la unidad político-cultural de los pueblos indígenas, era una clara declaración racista de desestructuración y fragmentación de la matriz indígena como cultura colectiva, “separando” mestizaje de cultura indígena, se quería anular la capacidad de protesta, como originarios de una civilización extendida y específica, capaz de referenciar una cultural más universal. Los indígenas sacados de los hospitales, desaparecidos, incinerados en los ríos de Badu-Perú y desaparecidos, han sido separados cruelmente de sus familias, torturados, asesinados dentro y fuera de sus comunidades, han sido enterrados en cualquier parte, han sido otra vez borrados de la historia.

Volver a los seres humanos despreciables, desvalorizados, ínfimos, es la táctica de la alienación histórica que acompaña todo proceso de colonización y exterminio, para promover el dominio cultural, no solo racial. Volverlos sujetos de asco y de desprecio social, fue la manera confusa, que hizo que los mestizos y los blancos mestizos de la América latina, corran sus opciones hacia las “culturas desarrolladas”, hacia la negación de su matriz histórica, hacia el desprecio cómplice en contra de pueblos enteros, hacia el olvido de su matriz histórica. La alienación de la diferencia, colocó segmentadamente, a los grupos sociales dominados, como diametralmente opuestos. Fuimos “salvados del salvajismo y el atraso indígena”, por lo que el hecho colonial y neocolonial, se volvió opción cultural y económica dominante, plena y políticamente justificada. Las formas de represión a sangre y fuego, como si se mataran bestias salvajes, es un hecho que se vuelve históricamente impune y aceptado socialmente, por casi todos, como un acto de pureza racial y étnica necesaria, reiterativa, para siempre estar un poco más arriba de los que son considerados lo despreciable, lo inferior, lo atrasado.

La pérdida de la soberanía territorial, es la muestra de la derrota del pueblo que habitaba ese espacio. Solo que la pérdida de autonomía territorial, no es un problema estrictamente geográfico, significa un traspaso de poder del expropiado a manos de l expropiador de recursos naturales, de fuerza de trabajo, de prácticas culturales, de objetos sexuales, de organización geopolítica, de designación del lugar social, económico a ocupar, de asignación de la línea de desarrollo, que quienes son dominados tienen que aceptar.

Luego, de forma constante, hay cuatro aspectos vitales que juegan en cada una de estas masacres: 1)El estado fundamentado en conceptos coloniales, 2) la ideología étnico-racista, 3) la extracción de los recursos naturales y la re-dinamización del modo de producción capitalista, como base de cualquier sus múltiples formas de acumulación del capital, sobre el dominio de la población que se asiente sobre esos recursos naturales generadores de materia prima y, 4) el control y desactivación de los aspectos comunitarios, colectivos y de resistencia de las poblaciones indígenas, que existen a partir de la producción de recursos vitales de la tierra, el agua, el medio ambiente etc., y se enfrentan a esos mismo poderes que los someten.

Y entonces, porque el modelo neoliberal, ha sido tan agresivo contra las poblaciones indígenas?, por qué, la crisis civilizatoria y económica actual, será tan agresiva en contra de los pueblos indígenas?:

Luego, de la resistencia milenaria, a mitas, obrajes, aparcerías, concertajes, huasipungos, trasmutaciones culturales y de fuerza de trabajo indígena durante la conquista española, el proceso de independencia y las repúblicas, bajo los procesos migratorios dentro de las mismas zonas rurales y urbanas, hasta atravesar las resistencias movilizadas y forzadas desde los estados, para las reformas agrarias, sobre todo en México, Bolivia, Ecuador, y otras regiones donde la población indígena es fuerte, la apropiación de la tierra para las y los indígenas tiene un valor económico y cultural muy importante.

Por un lado, Bajo esa lógica, los pueblos indígenas, fueron reducidos a los mínimos niveles de sobrevivencia y acceso a la producción agrícola precaria, de control mínimo de pequeñas parcelas de tierra, subyacentes y subordinadas al desarrollo urbano, dependientes de las haciendas agro-exportadoras y de las empresas agrícolas. Y por otro lado, es que aquí, se reagrupan de forma más activa, formas comunitarias que revitalizaron su resistencia milenaria volviéndola actual, que permitieron generar las condiciones para desarrollar su capacidad de lucha indígena, cuando aparece el neoliberalismo.

Recordemos el aparecimiento del zapatismo en 1995, en México, en contra del TLC, y miremos las luchas durante estos veinte años últimos, del movimiento indígena, de varias regiones de América Latina, han sido fundamentalmente, en contra del racismo, exigiendo democracia y cambios en el estado y en contra del modelo neoliberal y la economía de mercado.

Ello supone pensar que estos últimos veinte años hemos asistido a un re-encuentro histórico de la unidad de los pueblos indígenas, no solo local, nacional sino también regional?. Parecería que sí, la multiplicidad de organizaciones indígenas, reconociendo su historia, intercambiando saberes ancestrales, reconociendo sus memorias históricas, reivindicando sus múltiples formas de resistencia, revalorizando sus figuras históricas, hombres y mujeres, como elementos de encuentro, de esa reunificación de su matriz histórica, supondría, que los pueblos indígenas se miran, en la capacidad de provocar sus propios encuentros regionales internacionales y sus organizaciones locales, nacionales y de representación regional, en América latina., como el espacio de donde emergen con capacidad de poder político y sujetos con autonomía capaz de retornar con vos propia a la continuidad de la lucha por la Pachamama.

Es innegable, que el retorno a la recuperación simbólica y política de su acción colectiva más allá de sus propias nacionalidades y pueblos, les ha llevado a ser parte de los movimientos más activos en estos veinte últimos años y comprender la dinámica del mundo a partir de su cosmovisión. Por decir, no se puede entender cómo sino, dos de los tres procesos de gobiernos considerados actualmente, ahora progresistas y de izquierda, como Ecuador y Bolivia, lograron hacer frenos al neoliberalismo, y lograr cambios de gobiernos, sea en Ecuador, por medio de una figura que no es indígena y en Bolivia, por medio de un presidente que se reconoce indígena.

Cabe indicar que en el caso de Ecuador, a Rafael Correa le falta encontrarse con ese eslabón perdido, que torna desabrida a la revolución ciudadana y lograr un encuentro con los movimientos indígenas, no como fuerza de asistencia desde el estado, sino como poder político, para que realmente se produzca posibilidades socialista en la práctica, y a Bolivia, le falta fortalecer el proceso de autonomía y participación directa, iniciada desde el gobierno de Evo Morales de de lo que podría ser la nueva Bolivia. Los indígenas tiene aciertos y limites en sus experiencias de lucha, que siguen sirviendo para la construcción de una estrategia de resistencia latinoamericana.

Luego, si se observan los tres últimos encuentros, el Encuentro Continental del 2008 en Lima Perú, el Encuentro de pueblos Indígenas en el Foro Social Mundial-Belen 2009 y en último encuentro en Puno- Mayo 2009, es evidente que se está produciendo, en el movimiento indígena, el paso, de una conciencia anti-neoliberal, hacia una conciencia anticapitalista, bajo formas que son claves, frente a la crisis mundial: la lucha por el control de los recursos frente a las transnacionales y de los Tratados de Libre Comercio, vengan de donde vengan, la lucha en contra de la minería, la lucha por la defensa de los territorios, bajo formas de autonomía política, la defensa del derechos y el control del agua, y el enfrentamiento a encuentros de los modelos extractivos capitalistas que han asumido, sean neoliberales o social liberales. La lucha indígena ha juntado la crítica a los tratados de Estados Unidos, pero al mismo tiempo la critica a trasnacionales, incluidas ahora las brasileñas, por medio de Petrobras.

Así como los múltiples llamamientos, en contra de reuniones como la siguiente en Copenhague-2009, declarando la lucha ecológica y de defensa climática, como aspecto central de movilización, que va más allá de la lucha por sus comunidades y la defensa específica de sus territorios.

La reunificación de la matriz indígena, sigue avanzando, en medio de las crisis de la izquierda y de los movimientos sociales, se ha ido concretando en el dialogo de sus experiencias propias de lucha, el respeto de sus identidades especificas, el reconocimiento de la multiplicidad de pueblos y el reencuentro de su historia de lucha. Alcanzan en desdoblamiento del poder, dentro de la institucionalidad gubernamental y fuera de ella. Seis mil indígenas en Puno, declaran la autonomía frente al gran capital y la mismo tiempo, reposan su poder para sostener gobiernos como el de Evo Morales.

Mariategui diría, que estamos asistiendo hace ya varios años, a la unificación de nuestra matriz histórica bajo la forma de la resistencia, a partir de los pueblos indios, que a luz, podría ser el traspaso de las fronteras nacionales y el retorno a la constitución de pueblos indígenas de cara al mundo., como sitio de recuperación de la fuerza transformadora, para los pueblos de América latina. AL mismo tiempo, la lucha autónoma de las mujeres indígenas, como sujetas activas de esa participación, tal como se mira los resultados en Puno, muestra un nuevo signo de crecimiento.

En medio de la crisis que atraviesan varias organizaciones y movimientos indígenas, situación que hay que profundizar, son de las pocas fuerzas que alcanzan grados de unificación, son de las fuerzas que han sido factores sustanciales, para detener el TLC en Ecuador y Bolivia y que ahora, vuelven a criticar a los responsables de la crisis mundial y a contraponer dos polos de la lucha. A pesar de sus condiciones, son de los sujetos que sostiene movilizaciones a veces fragmentadas y otras más amplias en Colombia, Perú, México, Bolivia, Ecuador.

La crisis mundial actual, señala que nuevamente los recursos son un objetivo fundamental, solo que para los indígenas la defensa de los recursos no es solo conciencia de solidaridad nacional e internacional, es la defensa de su propia vida y del planeta.

Se observa que las trasnacionales, en vez de disminuir crecen, como subsidiarias de capitales estadounidenses y europeos y al mismo tiempo alcanzan dimensiones combinadas, con capitales de países como Brasil. Aun no está dicho como será la lucha por ese nuevo reparto de América latina entre EU, UE, China y Brasil, aún falta mucho por saber si van a compartir el poder o se van a repartir América Latina, por sobre los pueblos más pobres. Lo que sí es cierto, es que por ahora, el neoliberalismo va provocando una hibridez, lógica neoliberal conservadora y perversa con una lógica expansiva menos desarrollada y más social, promovida desde Brasil, en un mismo territorio, aliado de unos de los estados más conservadores de América Latina, el estado peruano.

Ellos y ellas saben, que frente a una agresividad económica, como la que se está provocando, no es que solo sus tierras peligran o su habitad, o se fragilizará aún más, el lugar de su vivencia cotidiana, sino que están en riesgo sus vidas. La masacre es muestra, de que inclusive sus pueblos, pueden ser agredidos hasta el punto volver a provocar la extinción de varias nacionalidades y pueblos, por las trasnacionales y gobiernos. Esa lucha por los recursos, no es solo económica, por eso la masacre de Perú, no es solo un eventual choque, entre poblaciones indígenas y el gobierno de Alan García.

A eso le tiene miedo Alan García, por eso, es mejor desactivar esa fuerza antes que permitir el encuentro fortalecido de una matriz que se ha venido reconfigurando, en medio de sus dificultades, crisis y de-sintonías. Luego, Alan Garcia, está mostrando al mundo que es capaz de hacerlo, de desterrarlos si es necesario, es una lección para gobierno vecinos, y al mismo tiempo, como dicen las organizaciones sociales peruanas, el anuncio de una nueva ola represiva y de criminalización de la protesta social, en Perú.

Sin embargo, la sabiduría indígena, también es clarividente de su pertinencia, con las declaraciones últimas, esta la exigiendo al mundo tomar posición, están asumiendo la actitud de cualquier pueblo que siente amenazada su vida.

Falta saber que harán los gobiernos que se dicen de izquierda y progresistas, falta saber si se encontraran las luchas en esa defensa, de es reunificación de la matriz indígena sobre la cual podría reconstruirse parte de una nueva matriz histórica latinoamericana.

Veremos en los siguientes años, si ese encuentro histórico se produce o es simplemente, un efímero destello de memorias ancestrales, que dejaran a algunos instalados, cómodamente en la aplicación de algún derecho indígena, otros aislados en formas de precarización laboral del trabajo agrícola y otras de aceptación del exterminio de poblaciones indígenas en varios lugares del continente, por sobre la explotación de una gran mayoría del planeta.

Eso es lo que está en juego, hablando de fuerzas políticas nacionales y regionales, por eso las políticas en Ecuador, si se vuelven mucho más reaccionarias, en contra de las expresiones legítimas de sobrevivencia y lucha indígena, como si Evo Morales se aleja de su fuerza vital, del movimiento indígena boliviano, para favorecer la repartición de los recursos a las transnacionales.

Estar junto a los pueblos indígenas, no es un tema de estudios académicos antropológicos, no es un tema sentimental, de vinculo afectivo con los pueblos indígenas. Si de socialismo se trata, desconstruir los estados racistas y etnicistas, es una de las tareas de cualquier socialismo que se respete, solo que esta vez, cualquier opción anticapitalista sin un retorno y desconstrucción de la matriz histórica de colonización, es imposible, una nueva historia y una América socialista y libertaria, porque la colonización nos dejó unidos para largo. La historia de América Latina, esta fundamentada sobre ciclos permanente de neocolonización y los pueblos originarios están resistiendo, para recordárnoslo y exigirnos retornar a las raíces históricas, como un paso consecuente no solo hacia el respeto de los derechos humanos de las y los indígenas, sino a la reconfiguración de una nueva cultura desde los pueblos de América latina.

Desde mi pertinencia, tiene aún más sentido, ser feminista en estas tierras ancestrales.…

6
Abr

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. Última Parte

La recolección de firmas en la Provincial.

A algún ingenioso miembro del Secretariado Provincial se le ocurrió un ‘método’ por demás degradante y vergonzoso, para maquillar la escandalosa farsa de las Primarias: Para que su carpeta fuese tomada en cuenta al realizar la selección final de pre-candidatos en la reunión ad-hoc, el cristiano que tenía interés en participar, debía arrastrarse por los pasillos del local de la Shyris, suplicando a los todopoderosos miembros de la Provincial, “que por amor a Dios regalen una firmita”.
Es verdad que muchos de los miembros estaban realmente escandalizados por tan absurda idea, y no se hacían de rogar en absoluto, procediendo a apoyar con su firma a quien lo solicitaba, eso sí, sólo en caso de conocerlo, para evitar a los avivatos. Pero hubo otros que disfrutaban de ese pequeño poder que se les confirió. Otras, como la compañera Ximena Ponce, argumentaban que no podían firmar “porque debían apoyar a miembros de su proyecto político” ¡Y cuál sería su proyecto político, me pregunto! Sobre todo tomando en cuenta que SE SUPONE, estábamos dentro de UN MISMO proyecto político.
Resulta, me enteré en mitad de los correteos, que Sara Nolasco estaba de candidata a Concejal, así como la compañera Verónica S., con quien tuve ya un entredicho, luego de mi propuesta de nombrar a un candidato a concejal de Conocoto.
Todo estuvo siempre ‘amarrado’, como suele decirse, y en lo referente al tema de las concejalías, Wilson Flores, Sara Nolasco y María José Carrión orquestaban tras los telones la función, manteniéndose siempre ocultos, tras la sombra. La última, tuvo que reconocerlo en una reunión (la última a la que asistí del Secretariado de Conocoto), en la que discutimos fuertemente por su actitud de princesa política en su feudo y sus mañas partidócratas. Reconoció que tuvieron que elegir “desde arriba”, porque querían evitar que los ‘infiltrados’, o aquellos que nunca hicieron nada por el movimiento, resulten favorecidos con un cargo. ¡Habrase visto afirmación tan absurda! ¡Pero si eso fue lo que pasó precisamente, con el agravante de que se eligió únicamente a los ‘panas’ y esbirros! Luego de que se anunciara enfáticamente que no se admitirían más candidatos para concejalías rurales, ¡cómo no iba a sorprenderme de encontrar finalmente a Dennecy Trujillo como candidata, elegida de la noche a la mañana!
Luego, para la publicación de resultados se dieron largas, hasta que el plazo ordenado por el Consejo Nacional Electoral estuviera demasiado cerca como para que pudiera cambiarse el tablero que habían armado a gusto y sabor.
Mucha gente tuvo intenciones de quejarse, apelar, reclamar sus derechos. Incluso alguna tarde, una turba enfurecida estuvo a punto de tirar abajo la verja que protege la entrada del local de la Shyris. Pero la mayoría prefirió evitar problemas y aguantar en silencio la farsa de las elecciones primarias, que en absoluto fueron democráticas porque PARA NADA se consultó a las “bases” sobre qué candidatos querían designar para cada una de las dignidades. Siempre se eligió a dedo y desde arriba, como en los peores días de Bucaram o Gutiérrez e incluso aún peor, porque todo se disfrazó tras la máscara de una “revolución ciudadana” cuyo ideal a la mayoría importaba un pepino. Sólo se buscó acomodar a las personas precisas en los lugares correctos, me pregunto con qué fines. Yo logré entender a tiempo que estaba convirtiéndome en un sinvergüenza igual o peor que aquellos a quienes criticaba, en busca de ganar por aplastar al contendor, perdiendo de vista el objetivo de cambiar un país que avanza indefectiblemente hacia el caos y en espera de que cualquier nación mejor organizada, la someta para siempre.
Hasta aquí el relato. Muchos se preguntarán por qué llamar a esta una Crónica de la Revolución Ciudadana, si en realidad es una crónica de un proceso particular dentro de un universo más grande (ni siquiera he hablado de los candidatos a Asambleístas, por ejemplo, y mucho menos de la enorme cantidad de estructuras filosóficas, económicas, culturales y otras que deberían analizarse para tener una visión de conjunto del gobierno y sus supuestos planes socialistas). ¿Por qué el “proceso de las primarias” (¡Vaya proceso!) bastaría para definir una revolución anunciada a todo bombo, sin considerar todo lo dicho?
Primero, el Presidente Correa pudo haber cambiado la historia del Ecuador, si lideraba e imponía entre sus “Secretariados” del Movimiento País un auténtico proceso de cambios, de abajo hacia arriba y hacia la izquierda, no hacia el centro-izquierda. Máxime con el enorme poder del estado dentro de una estructura política.
De hecho, la capacidad de llegar hasta los más alejados confines de la patria con un programa de capacitación política que ofreciera a quienes quisieran adherirse al Movimiento, además de participación DIRECTA en la selección de sus candidatos, soluciones de vida y proyectos que “les enseñen a pescar, no a recibir limosnas”, en una estrategia que coordine planes y proyectos gubernamentales con iniciativas locales, habría aportado auténticos “soldados de la revolución”. Pero se prefirió la populista dádiva porque, es evidente ahora, NUNCA fue la idea iniciar una revolución: se pretende mantener al pueblo inútil, indefenso e ignorante.
Segundo, la actitud permanente de un hombre que NO TUVO la madurez necesaria para asimilar con prudencia y sabiduría los incesantes halagos, lisonjas, requiebros y arrumacos de la canalla que golosamente rodea a los mandatarios, ha terminado por fastidiar a quienes no saben del grave escenario político en el que sus lugartenientes son caciques de sus respectivos feudos.
La gente común ignora los tejes y manejes políticos en su profundidad, pero entienden a simple vista su arrogancia y la contrastan con algo que no puede faltar en ningún hogar: trabajo remunerado, que simplemente no hay. Su actitud evidencia a ojos vista su “borrachera de poder” y eso cualquier persona con ojos puede notarlo.
Pero también están los simpatizantes del M. País, que al no poder desquitarse de tanta injusticia desde adentro y menos corregirla, lanzaron a cuatro vientos toda la corrupción y componendas que presenciaron, con el objetivo primario de la venganza, y el secundario (en algunos casos), de impedir que siga adelante una farsa tan escandalosa.
Esto último me consta, pues TODOS los descontentos, al preguntarles, me respondieron que habían comentado con su familia y amigos lo que pasó EN REALIDAD en el Movimiento País, lo que sin duda ha creado descontento y ante todo DESILUSIÓN entre la gente común.
El proceso de Primarias, por lo sucio, turbulento y demagógico, sepultó a la Revolución Ciudadana, y con ella al gobierno actual, que detrás de sí se llevó dolorosamente las esperanzas de millones de ecuatorianos que confiamos en ese proyecto político, del que se apropió injustamente Alianza País.
Sin duda no están todos los que son, pero para el caso puntual que quise mostrar a manera de ejemplo en la crónica anterior, del entorno que viví, es suficiente, porque se replicó en toda la geografía nacional de una u otra manera, siempre con idéntico resultado: mayor corrupción que la de antes, porque, como siempre, se apeló a aquello de “Hecha la ley, hecha la trampa”.

Finalmente me pregunto:

  • ¿Es culpa del gobierno todo lo ocurrido?
  • ¿Se puede acusar insensatamente a un solo gobierno de todos los males de la nación e intentar tumbarlo, pretendiendo con ello acabar con todos nuestros males?
  • ¿Es lícito pensar que debemos volver a “refundar” la nación a partir de cada nuevo gobierno?
  • Por un lado en nuestra región costanera, y en especial en Guayaquil, el egoísmo, los complejos de inferioridad y la codicia de poder de sus líderes han mantenido a la gente ignorante y relegada, enseñándole que luego del dinero está el origen étnico (hay que ser blanco y bigotón para ser jefe), y luego de ello, de mala gana, está el ser humano, entendido como integrante de una sociedad piramidal y llena de prejuicios. En consecuencia, los cholos van al último y un auto deportivo vale más que una manada de ellos. El ser humano no importa: ¡No sirve para nada! La pregunta es: ¿Hasta qué punto hemos llegado a entendernos como nación, si ni siquiera nos reconocemos (y menos valoramos) históricamente? Un ejemplo es el caso que menciona Juan Paz y Miño en su artículo “¿Cuál es la fecha nacional?”[1]
  • Por otro lado está la estrechez de visión de la serranía, que se circunscribe estrictamente a su entorno inmediato, mirando a lo sumo, como gran cosa, al país en su conjunto. Me refiero a que no existe una cosmovisión ni en los políticos, ¡ni en nadie! Los pocos que miran el conjunto universal de la humanidad desde la perspectiva económica (de negocios o como modo productivo), cultural o de cualquier otro tipo, son tildados de engreídos, igual que aquellos que tienen la suficiente autoestima para producir y lograr productos intelectuales de cualquier tipo. El viejo chiste de la olla de cangrejos: nadie puede salirse de este purgatorio, porque si lo intentan le jalan de vuelta hacia abajo. La pregunta es: ¿Hasta cuándo abrimos los ojos de la inteligencia y nos dejamos de prejuicios y envidias negras?

No depende de movimientos ni de partidos ni de revoluciones: somos nosotros. Es nuestra actitud. Cualquier revolución se irá al traste si no ponemos el alma en ella, y dejamos el egoísmo primitivo.

Todo lo anterior es elemento de juicio suficiente para diagnosticar una revolución que nunca lo fue. Pero sirve además para temblar ante el mediato futuro, considerando la desilusión, por enésima vez, de un pueblo que soñó con un cambio, que necesitaba de ejemplos para dejar la indiferencia, la tradicional apatía, para convertirse en un actor más de la revolución, por su patria, por su familia, por sus hijos e hijas, por su propia liberación. La lucha debe continuar.

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[1] ¿Cuál es la Fecha Nacional? de Juan Paz y Miño

5
Abr

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. VI

El cinismo es viral, por así decirlo. Es una suerte de fiebre que se pilla con suma facilidad, como la gripe o el VIH.
Un sábado, mientras las aguas empezaron a calmarse en el Secretariado de Conocoto (del cual yo no era miembro porque no llevé ‘barra’ el día de la “asamblea” para hacerme nombrar) asistí en calidad de invitado. Era evidente la cara de satisfacción de casi todos, porque las carpetas para pre-candidaturas se habían ya entregado a la Provincial y se dio a conocer que las candidaturas para miembros de Juntas Parroquiales serían manejadas exclusivamente por los secretariados de cada parroquia. Con la sartén por el mango, la lucha se reducía a ponerse zancadilla entre ellos, en su lucha por apartar a los candidatos con mejores posibilidades, pero eso se haría a su momento y por lo pronto era políticamente correcto mostrarse modositos y razonables.
En esas circunstancias de aparente calma y armonía, mencioné que desde la Dirección Provincial se habían impuesto a nuestra Parroquia las candidatas para la Concejalía Rural, sin consultar a las “bases”, sin tomar en cuenta que Conocoto, con alrededor de 50 mil habitantes [1], tenía el derecho y el deber de elegir la persona que crea más conveniente, que represente un proyecto político, además de los planes y proyectos de los distintos barrios y por supuesto, de miembros y simpatizantes. Que por último, teníamos la suficiente población para nombrar nuestro candidato por derecho propio, sin vernos supeditados al capricho de quién sabe qué intereses, que querían imponernos como candidata a la compañera Verónica S., vecina de una de las parroquias más pequeñas del Valle de los Chillos, porque así ocurría efectivamente.
La estupefacción que causaron mis palabras fue sorprendente. Amílcar mencionó abiertamente que ignoraba que nosotros pudiéramos elegir “esa clase de candidatos/as” (refiriéndose a la candidatura a concejal), como evidente muestra de una actitud mental acomodada perfectamente al sistema político corrupto y partidócrata de siempre, propio de alguien que estuvo totalmente alejado de los procesos de reflexión y políticas horizontales, de decisiones meditadas en consenso, que habíamos mantenido hasta su llegada, con el resto de advenedizos.
La perplejidad de todos los asistentes por poco me arranca una sarcástica carcajada: Un mes de feroz lucha por meterse (por la ventana) como candidatos a la Junta y ahora resultaba que hubieran podido empezar por un cargo mucho más ‘jugoso’.
Debo reconocer que estuve esperando ese momento con auténtico deleite, pues estuve esperando a que acaben de pelear por la Junta para entrar en la lid.
El Presidente del Comité Pro Mejoras de uno de los barrios más populosos de Conocoto (y miembro del Secretariado) se puso en pie y mencionó mi nombre como candidato para la Concejalía Rural.
La rabia de uno de los candidatos a la Junta (de apellido Albán) no pudo esperar más y empezó a despotricar en mi contra, hasta que alguien le hizo callar y yo mencioné que sentía mucho que adoptara una actitud así, sobre todo porque sentía respeto y hasta cierta simpatía por él, pues ya habíamos compartido otros espacios políticos. Incluso sugerí que se postulara a la concejalía, que para mí sería un honor terciar con él. La desolación era general y nadie sabía qué hacer para sacarme de en medio y ponerse en mi lugar. Finalmente Amílcar anunció que había hablado con el Director Provincial y que este le había asegurado que esos candidatos ya habían sido designados (es decir los nombres vinieron “de arriba”, o sea de la Provincial), así que no entendía la razón de esta discusión, y mucho más viniendo de alguien que ni siquiera era “miembro” del Secretariado.
¡Podía haberse visto semejante descaro!
Pero la codicia despertó en los asistentes y exigieron que se aclare ese puntito, ante mis continuas arengas sobre los derechos que nos asistían, dentro del proceso de la Revolución Ciudadana, que debía empezar por casa. Varios asistentes apoyaron mi opinión y hasta aparecieron más pre-candidatos a la concejalía, como no podía ser de otra manera. Albán era lívido de rabia e indecisión, porque estaba frente a una encrucijada, entre la Junta Parroquial y la concejalía (esta última demasiado incierta sin duda).
Ante la duda, pedí que el Secretariado se reuniera a la tarde siguiente para resolver el tema y a regañadientes se aceptó la moción.
Al día siguiente, lección bien aprendida, fui acompañado de un buen número de representantes barriales, para encontrarme con la novedad de que la reunión NO HABÍA SIDO CONVOCADA, pese a que Pablo B. se comprometió y me dio su palabra de que lo haría y entiendo que constó en actas la resolución (aunque nunca se sabe con gente tan taimada), pues el tema se debatió por más de una hora. Ni siquiera mi amiga Martha P. asistió, al igual que Pablo, que afirmaron, la una estar trabajando en algún operativo policial y el otro un fuerte resfrío. Del resto, sólo los avivatos que se postularon la tarde anterior estuvieron presentes. La clave de todo esto y la razón que me hizo insistir en mis afirmaciones, fue la sugerencia de Germán Espinoza sobre los términos del Reglamente Interno del Movimiento, junto con el apoyo de varios dirigentes barriales, que no dudaron en respaldar mi candidatura.
Varios días más tarde se reunieron en secreto (se convocaron telefónicamente entre los advenedizos) para sacarme de en medio y procurar quedar bien con los jefazos de la Provincial. Ante eso opté por juntar firmas de apoyo de los miembros del secretariado de la parroquia para consolidar mi candidatura. Esa fue la hora de la verdad, el momento de saber con quién realmente podía contar.
El trabajo para la candidatura a miembro de la Junta Parroquial de Martha P. implicaba tiempo y esfuerzos, pero lo hacía de buena gana en consideración al afecto que sentía por ella. Por ello fue realmente doloroso acercarme a su oficina el lunes por la mañana y recibir su negativa de suscribir la lista de apoyo a mi candidatura, afirmando que le habían recomendado no “meterse en nada” para evitar arriesgar su empleo como funcionaria del Ministerio de Gobierno. Fue allí cuando entendí que tanto ella como Pablo B. SIEMPRE tuvieron mayor control que el que aparentaban, sobre el curso de los acontecimientos en el secretariado. No existe entre dos personas acto tan canalla como la traición y el disimulo, porque rompen de cuajo algo muy valioso y delicado como la amistad.

[1] Esa es la población registrada, según el último Censo Poblacional, en 2001, aunque se estima que a la fecha la población es mucho mayor, llegando a 70 mil a la fecha (2009).

22
Mar

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. V

IV. Una “torpe” decisión: La candidatura a concejal.

Pero, ¿por qué era tan importante pertenecer a la Dirección Provincial? Me preguntaba ingenuamente, lo juro. Sólo en cuanto los hechos se consumaron logré entender las razones. Lo que noté de inmediato es que aquello era un círculo cerrado, que nadie estaba dispuesto a dejar entrar a nadie más, y menos a abandonar su posición. Las caras eran hoscas y la mayoría de ellos mantenía una actitud poco comunicativa. Ni hablar de los aires de superioridad de algunos y algunas, gente con problemas de personalidad. Estos últimos eran personas que ya estaba trabajando para el gobierno en cualquier dependencia del Estado.

Lo que en realidad me indignó fue el notar en esta gente un egoísmo tan profundo, tan primitivo y deleznable, que ni siquiera miraban a su alrededor (o si lo hacían les tenía muy sin cuidado) para contemplar la desdichada situación de desempleo de determinados compañeros, para compadecerse de ellos y alegrarse de su propia fortuna, sino que se aprovechaban de su transitoria posición de emplead@s gubernamentales para asumir y mostrar a los demás en su actitud, que eran “mejores” que el resto, que tenían control sobre algo y que debían ser tratados con mucho miramiento. Y aún se llenan la boca con la palabra ‘compañerito’, siempre a flor de labios. ¡Vaya compañerismo! A esa fauna llamo los pavorreales del M. País: mucho ruido y poco duende. ¡Vaya miembros de una revolución!

***

bonil022209_620_493Estando indeciso sobre la verdadera situación en la que me encontraba en la comisión de Capacitación Política para Líderes Sociales, decidí hablar con el coordinador del área de Capacitación Política de la Dirección Provincial (no recuerdo su nombre) sobre nuestros planes, por conocer su actitud, sobre todo porque se me había metido en la cabeza que la idea de Germán Espinoza de crear esta nueva comisión, no era tan inocente que digamos, y sus propósitos eran múltiples. Ignoro cuáles hayan sido sus objetivos personales, pero en cuanto a las consecuencias políticas internas, podía percibirse el afán de construir una nueva tendencia digamos progresista al interior del Movimiento, que reordenara el tablero puertas adentro, agrupando a las bases en torno a un proyecto político incluyente, que luego presionara para que la revolución empiece por casa, como dije antes.

El coordinador se manifestó sorprendido, y al ofrecerle mi ayuda para trabajar conjuntamente, argumentó que este asunto debían tratarlo en la Dirección Provincial, que ya existía un plan establecido e incluso un manual de capacitación. Ante tal respuesta le pedí que me invite a la reunión en que traten el tema, para exponer nuestros puntos de vista y compartir nuestros planes. Ni siquiera respondió. Simplemente se alejó sin decir palabra. Con ese antecedente, estuve atento a la convocatoria de la siguiente reunión, a la que asistí por desentrañar de una vez por todas, la razón de la existencia de la Comisión que había conformado con nosotros Germán, además de adentrarme en los entresijos del famoso Secretariado Provincial.

Luego las cosas fueron de brinco en brinco hasta que finalmente renuncié a la dichosa comisión de capacitación política, al percatarme de que estaba en mitad de una guerra de facciones y de que nada creativo iba a desprenderse de esa situación, considerando además que sólo estaba creándome antipatías y rencores gratuitos.

Pocas semanas después me enteré de que Germán Espinoza había sido removido y en su lugar colocaron a Wilson Flores como nuevo Director Provincial. A Flores lo conocí durante una “asamblea” que se realizó en Conocoto, convocada por Pablo B., quien fungía como coordinador del Secretariado de Conocoto hasta entonces y con quien había trabajado durante más de un año, como expliqué en el capítulo anterior. Su nombre lo pongo específicamente por razones de fluidez del relato, porque su importancia en el contexto general es simplemente la de una persona que obedece órdenes que vienen de un nivel superior, pero que en el contexto pareciera tener un rol protagónico que en realidad nunca tuvo, aunque en esas circunstancias lo ignoraba por completo, pues pensé que actuaba por cuenta propia. La amiga que he referido (la que quería terciar para la Junta Parroquial), a la que llamaré Martha P., es el otro personaje del contexto de Conocoto. Finalmente, para completar el elenco, mencionaré a dos personas más, la última de ellas clave para que las cosas terminaran del modo en que terminaron: Verónica S. y Sara Nolasco. A todas las personas de importancia secundaria en el relato, las mencionaré en adelante únicamente por su nombre de pila y una inicial que podría o no corresponder a su apellido verdadero. El resto simplemente, o se metieron por la ventana o no viene al caso mencionarlos.

A Sara la conocí en la misma reunión informativa realizada en el Jaques-Dalcroze en la que conocí a Germán Espinoza. Me pareció una persona agradable y experimentada. Ella me invitó a un taller de liderazgo que finalmente no se realizó o se arrepintió de haberme invitado. Hasta allí el trato que tuve con ella. Pero volvamos al tema de la capacitación política previa a la campaña en Conocoto.

***

Allí, concretamente en la escuela Abelardo Flores, se efectuó algunas semanas más tarde el segundo taller de capacitación política, dentro de una serie de al menos 5 que planifiqué realizar con el objetivo, como quedó ya mencionado, de enrolar a nuevos miembros al proceso de la Revolución Ciudadana, además de articular una red de simpatizantes de la candidatura de Martha, la amiga que tenía interés en participar como precandidata a miembro de la Junta Parroquial.

En realidad el segundo taller tuvo mucha menos acogida que el primero, por lo que asumí que fallé en el temario o la exposición, y en consecuencia trabajé más en ambas cosas, motivando siempre la participación de los asistentes y trabajando en pro de su autoestima. El proceso se veía prometedor y empezó a despertar celos en algunos miembros del Secretariado de Conocoto, en especial, ¡cómo no!, en aquellos que se metieron por la ventana y que ahora estaban casi todos, de precandidatos a miembros de la Junta Parroquial. Uno de ellos, llamado Amílcar, al que se nombró coordinador en la ‘asamblea’ más que polémica en la que conocí a Wilson Flores, era el único que no entró al arena electoral, entiendo que por voluntad personal, aunque más bien daba la impresión del afán por crear en su persona a un interlocutor “imparcial” para las inevitables confrontaciones políticas que se vivían durante cada reunión en esas semanas, asunto que no logró del todo, por las circunstancias en que entraron las últimas personas, incluido él, a quien no conocía de antes ni lo había visto en alguna reunión previa.

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Marcha en homenaje al Día del Trabajo. Fuente: rafaelcorrea.com

Lo que molestaba a los que estuvimos desde el principio fue el ver que esas personas trajeron barras propias para hacerse nombrar miembros del secretariado, y a muchos ni siquiera tenía el gusto de conocer, ¡luego de más de dos años de iniciado el secretariado de Conocoto! Es por eso que me resisto a afirmar que aquello fue una verdadera Asamblea.

Todo esto empezó a despertar en mí cierto cinismo que al principio asumí como respuesta a la manera descarada en que se metió en tropel la gente al secretariado de Conocoto, en cuanto se enteraron de que iniciaríamos el proceso de las primarias (alrededor de diez personas, y todos querían ser candidatos a la Junta, excepto el mencionado Amílcar).

Sentía asco y frustración al constatar que efectivamente, tal como en los tiempos de la partidocracia, que ilusamente creí cosa del pasado, volvía a ocurrir en mis propias narices la misma historia. Puse el grito en el cielo ante Pablo B. El tipo parecía no salir de la estupefacción y decía que iba a hacer todo lo posible por poner las cosas en orden, pero que la culpa fue de Wilson Flores, que facilitó el caos y que la gente hiciera lo que le vino en gana en la ‘asamblea’. Luego hablé con Martha P. y ella, echando lumbre por los ojos, culpaba a Pablo de haberse dejado mangonear como guagua por Flores, en lugar de ponerlo en su sitio y dirigir él la asamblea. Como testigo de cargo, debo manifestar que efectivamente ocurrió así, aunque ahora no estoy seguro si fue debilidad o acto premeditado. Pero de lo que sí estoy seguro es de que el cinismo, mi propio cinismo, empezó a convertirse sutilmente en un componente infaltable de mi diario trajinar.

La candidatura.

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Cesar Cabrera (presidente CONFEUNASSC) y Carmen Lozano (dirigenta ECUARUNARI). Fuente: Indymedia

En mitad de esa tolvanera, recibí invitación de un amigo, ejecutivo del Seguro Social Campesino, para reunirnos y conversar sobre política. Con Jorge nos conocimos por Rodrigo Collahuazo, dirigente de la Confederación Nacional del Seguro Social Campesino, CONFEUNASSC, organización social con la que tiempo atrás estuvimos trabajando en un proyecto de Comercio Justo. Precisamente, Jorge encajó como anillo al dedo en ese proyecto, pues era presidente de un barrio populoso del sur de Quito y mi propuesta era enlazar a un grupo de pequeños y medianos productores, con un colectivo de consumidores de Quito. Llevábamos algún trabajo realizado en ese sentido, incluido un estudio sobre hábitos y necesidades de consumo, gracias a su gestión y a la ayuda de un compañero de trabajo suyo. Por mi parte había conseguido adelantar que el Municipio de Quito ofreciera el Mercado del barrio para ejecutar allí el proyecto. En realidad la razón de que se detuviese un proyecto tan ambicioso estuvo en la distinta visión existente, sobre la comercialización, entre el cabildo y quienes formamos aún parte de ese proyecto, pues esencialmente consiste en que el propio barrio se convierte en accionista del mercado (supermercado), a través de cada uno de sus vecinos, mientras que el Municipio proponía algo más bien folklórico y sin una salida que ofreciera opciones de sustento para un barrio en el que viven 1500 familias.

En la reunión que sostuvimos, él me manifestó su sorpresa por el hecho de que no estuviera de candidato a concejal, pues tal posibilidad sería clave para la consecución de nuestro proyecto. Incluso mencionó que muchos de los vecinos del barrio apoyaban tal idea y que el resto lo haría sin duda. Fue así como acepté entrar en una contienda que me llevó a conocerme aún más, a conocer la naturaleza humana a calzón quitado, y a observar finalmente la historia del Ecuador profundo al que se refieren algunos políticos, pero esta vez no miré la pobreza material de nosotros, de nuestra gente. Pude ver la miseria interior: la mía y la de mis paisanos.

10
Mar

Luis Alberto Mendieta: La Revolución Ciudadana desde adentro: Una crónica necesaria. IV

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Fuente: http://www.conocototieso.com/web/geografia.html

III. La práctica política: La Dirección Provincial del Movimiento.

Luego de conocer al Secretario Provincial de entonces (Germán Espinoza) en el taller informativo sobre la nueva estructura del Movimiento, le pedí participar en un proceso de capacitación política para “líderes y miembros de las Bases” que él propuso en el colegio Jaques-Dalcroze a todos los participantes del taller. El plan de Espinoza era sencillo pero eficaz: trabajar con los diversos tipos de organización social, con el fin de establecer alianzas fuertes, empezando por la capacitación política; yo propuse ampliar el rango de acción hacia temas de impacto social, lo que redundaría en confianza y acercamiento por parte de los miembros de las diversas comunidades. En definitiva, el proceso debía integrar a la gente común al proceso de la Revolución Ciudadana, para consolidarla en el corazón del pueblo. Un corolario crucial era la visibilización de nuevos líderes en el escenario político, sin las mañas de los políticos viejos y de “medio uso”.

En la siguiente reunión, frente a cerca de 20 personas que invitó la Dirección Provincial para empezar el Proceso de Capacitación Política de Líderes del Movimiento País, él mismo sugirió mi nombre para coordinarla, y formamos la Comisión con los asistentes. El detalle que desconocía yo en ese momento es que había otra Comisión de Capacitación Política, y que se empezaría a levantar polvareda por nuestro trabajo, simplemente porque era efectivo y nunca se persiguió un nombramiento en la Dirección Provincial como finalidad, sino que se quiso iniciar un trabajo eficaz y efectivo que nos lleve a realizar el concepto de revolución urbana, desde la visión personal que ya comenté anteriormente y que era compartida por todas las personas que conformamos el grupo de trabajo de capacitación. El trabajo de capacitación con los campesinos no fue contemplado ni siquiera como proyecto posterior, lo cual es comprensible, dado el rango de acción de la Provincial, cuyo núcleo duro estaba en Quito.

Algo que me sorprendió en esas circunstancias, y con ocasión de mi asistencia a una reunión de la Provincial (me refiero a la primera vez que asistí a una junta de la Dirección Provincial), fue que el ambiente lucía totalmente distinto a los espacios a los que me había habituado. Al principio supuse que fue impresión mía, pero tuve la sensación de que las treinta y tantas personas que estuvieron allí esa noche, tenían muy poco interés por la Revolución en sí. Y pude comprobarlo inmediatamente, al escuchar las exposiciones de los asistentes.

Se buscaba ante todo figurar y concretar intereses personales o de pequeños grupos. El conjunto carecía totalmente de compromiso político y aquí viene un ejemplo.

La reunión trataba sobre las metodologías que debían usarse para multiplicar las “células” o centrales del Movimiento en toda la ciudad y sus parroquias, con el fin de integrar a las grandes masas al Movimiento País en la provincia de Pichincha. Naturalmente, eran necesarios los oficios de cada uno de los representantes de la Provincial, que habían llegado a esa posición, según supe, argumentando ser líderes de colectivos de diverso tamaño, pero resulta que varios de ellos sólo se representaban a sí mismos, o a lo sumo a su familia, y esto último ni siquiera en todos los casos...

En cuanto se trató sobre la jurisdicción de cada central se entabló una polémica sobre cuál era la mejor manera de distribuir los territorios para coordinarlos, aunque Germán zanjó rápidamente mencionando que previamente se había decidido utilizar el mismo esquema que el Municipio de Quito. Pero la palabra coordinación levantó de inmediato miradas codiciosas y exigencias por el poder. Por todo eso concluyo que no existía un auténtico compromiso con la Revolución.

Mientras tanto, empecé el trabajo de capacitación política en barrios con mis nuevos compañeros, a los que fui conociendo y apreciando como amigos, en el ínterin. Si algo tiene de bueno el voluntariado político es que conoces muchísima gente de todo tipo. Preparé pequeños talleres sobre los modos productivos a través de la historia occidental, matizándolos con la entrañable cosmovisión indígena, hasta llegar al socialismo del siglo 21, incluyendo la propuesta productiva de mi cosecha mencionada antes, que viene a ser una aplicación práctica del mencionado socialismo. Todos los miembros de la Comisión se esmeraron en preparar métodos, varios de ellos realmente originales y útiles para el fin de la capacitación.

Luego asistí a otra reunión del Secretariado Provincial, y la historia de la vez anterior volvió a repetirse, con la novedad adicional de que el trabajo de capacitación política que habíamos emprendido con la anuencia y apoyo del Director Provincial, era muy mal visto por los miembros del secretariado, sobre todo por nuestras “exóticas” ideas de impulsar la elección, a corto plazo, de nuevos miembros del Secretariado, con un proceso que involucre a “las bases” del movimiento. Finalmente el mismo Director Provincial desarticuló las brigadas de Capacitación Política y por último fue destituido de su cargo. No estoy seguro de las razones que la gente argumentó para su salida; sólo sé que tuvo el interés de crear conciencia política y cambios, aunque se afirma que buscó siempre aglutinar gente para intereses personales. Me pregunto cuáles, porque encontré siempre en él a un hombre convencido de la revolución y a un amigo razonablemente sincero, aunque no todas las personas que lo rodeaban estuvieran de acuerdo en cuanto a su sinceridad. Se habló de que estuvo preparando el camino para su campaña como candidato a asambleísta.

Su salida, pienso ahora, no fue tanto por sus intenciones de convertir al Movimiento País, a través del Secretariado Provincial de Pichincha, en la primera organización política del país en convocar a elecciones internas transparentes, pese a las órdenes del Secretariado Nacional, que si bien escuchaban (de buen o mal modo) las voces de sus compañeros y compañeras de “abajo”, crearon un reglamento que poco tenía de democrático para el ordenamiento interno. Es decir: empezaba a divisarse vagamente el fantasma de la partidocracia ¡al interior del movimiento que impulsaba la Revolución Ciudadana!

Pero a la vez mostraban señales de apertura, mencionando, por ejemplo, aquello mencionado antes, de que la designación a dedo era indispensable únicamente por esta vez, porque apenas si estábamos empezando a organizarnos. Eso aplacaba los ánimos, pero dejaba abierta de par en par la expectativa por ver el curso de los acontecimientos futuros a mediano y corto plazo. Como decía, la salida de Germán Espinoza, a mi parecer, no fue tanto por las razones mencionadas, sino porque un viejo político, apartado del movimiento por su maniqueísmo y su macabro talento para el amarre, la trinca y el negociado, hizo acto de presencia, con el fin de organizar una nueva mafia electorera, cuya red finalmente aterrice en los cargos públicos próximos a elegirse, utilizando (este <<utilizando>> en su peor sentido) el método de elecciones primarias para legitimar algo que con el tiempo terminaría como terminó finalmente.

Mientras tanto en Conocoto, una autoridad política a la que consideraba amiga mía, me llamó una tarde para solicitar apoyo para su campaña a la Junta Parroquial. Ella y yo habíamos trabajado junto al Coordinador desde el principio y siempre pensé que su visión podría hacer un magnífico papel en tal cargo, así que acepté coordinar su campaña.

En absoluto es miedo lo que me mueve a omitir ciertos nombres. Me abstengo de publicarlos por no dar excesiva importancia a las personas, cuanto a las circunstancias políticas que quiero mostrar y que representan la finalidad de esta crónica, porque el objetivo es mostrar el estado de madurez (o inmadurez) del escenario político que conocí, sin caer en el mismo juego, aprovechando este medio para ajustar cuentas con nadie.

Inicié de inmediato un proceso de capacitación política con los líderes barriales que mi amiga estimó pertinente invitar. El objetivo de la capacitación era llevar la Revolución a los barrios de Conocoto, y preparar el camino para la elección de los miembros de la Junta Parroquial.

 

1ra. Parte

2da. Parte

3ra. Parte

 

21
Ene

Floresmilo Simbaña: ¿Ecologismo infantil o desarrollismo senil?

floresmilosimbanaEsta es la pregunta que se hace el intelectual catalán Joan Martínez Allier, al analizar el modelo de desarrollo impulsado por el Gobierno ecuatoriano. Afirma que Correa “comparte la idea de que es necesario desarrollar a cualquier costo las fuerzas productivas y crecer, crecer y crecer”, sin responder claramente a sus graves consecuencias.
El Ecuador intentó a partir de los años ’60, de siglo XX, implementar el modelo de desarrollo basado en la industrialización, financiado en parte con deuda externa pero, sobre todo, con la explotación petrolera. La ansiada industrialización no se dio, mucho menos el crecimiento económico, aumentando únicamente la deuda externa: de 380,4 millones de dólares en 1973, para 1984 debíamos 6.949,2 millones, año en que se clausuró definitivamente dicho proyecto.
La propuesta del Gobierno de financiar el crecimiento económico con la ampliación de la frontera petrolera y la apertura de una etapa minera a gran escala, planteamiento sostenido por los tres últimos gobiernos, ha provocado reacciones desde muchos sectores. Desde los movimientos populares, particularmente desde el movimiento indígena, se hacen varias observaciones y propuestas alternativas, tanto al modelo gubernamental como a los contenidos de los proyectos de leyes que lo viabilizarían: el de soberanía alimentaria, de aguas y minería. La respuesta del Gobierno no ha sido precisamente la apertura al debate con estos sectores, pero con los empresarios sí lo hemos visto almorzar y conversar en varias ocasiones.

“¿Acaso es esa la diferencia entre una revolución socialista y la revolución ciudadana?”

Estos tres proyectos de ley dieron pie a respuestas encontradas. Por un lado, ante la actitud crítica y entrega de propuestas alternativas por parte del movimiento indígena y otros sectores sociales, los sectores empresariales, particularmente los mineros, comerciales, petroleros y agroindustriales, que atacan y dialogan con el Gobierno, fuera de la escena pública, arremeten contra las organizaciones populares. Luego de la movilización del 19 de noviembre pasado en el sector de Cajas, donde la CONAIE presentó sus proyectos de leyes de agua y soberanía alimentaria, se realizó en Cayambe una reunión de floricultores y hacendados para diseñar estrategias cuyo objetivo es “contrarrestar la fuerza indígena”, por considerarla una amenaza para sus intereses. A propósito del paro minero sostenido por las comunidades afectadas por la explotación minera, se dieron hechos de violencia rechazados por los propios dirigentes, pero el Gobierno en lugar de investigarlos, utiliza sin ninguna ética esas imágenes para deslegitimar y criminalizar la resistencia popular.
¿Cómo entender que desde Cuba, que celebra 50 años de revolución, se agreda a organizaciones de izquierda que no son sumisas al Gobierno? Desde el país socialista se amenazó con encarcelar a los trabajadores que quieran reclamar y defender sus derechos. Desde la patria que ha sostenido la dignidad de los pueblos oprimidos, calificó de delincuentes y criminales a los luchadores sociales.
¿Acaso es esa la diferencia entre una revolución socialista y la revolución ciudadana?

20
Ene

Mario Unda: ¿Giro a la derecha?

Entre la crisis y las elecciones

La derechización del gobierno y el peligro de derechización de la izquierda radical

En el éxtasis del triunfo, el presidente Correa hacía su balance de los resultados del referéndum aprobatorio de la nueva constitución. Fue a fines de septiembre del 2008. La derecha, dijo, está derrotada, y de inmediato fijó los nuevos adversarios: la “izquierda infantil”, los “ecologistas infantiles”, “el indigenismo infantil”; es decir, todo aquello que tiene la pretensión de moverse a su izquierda de modo más o menos organizado y más o menos autónomo. Como análisis resulta cuando menos apresurado –como no tardaría en verse–, pero como consigna y palabra de orden tiene la virtud de marcar de modo inequívoco el arranque de un nuevo rumbo político.

La derecha-derecha

Es cierto que las derechas han sufrido una serie de derrotas electorales. 4 consecutivas a partir de la segunda vuelta electoral del 2006. Las derechas han sido derrotadas, y esto fue así tanto para los dos bloques de sus partidos “tradicionales” (PSC+UDC+ID; PRIAN+PSP+PRE), como para sus nuevas formaciones políticas (Futuro Ya, Uno, Concertación Nacional, etc.). Incluso para aquellos que otrora se presentaban como el “poder moral”: las grandes empresas de comunicación y las jerarquías eclesiásticas. Quizás la derrota más dura fue la del referéndum aprobatorio de la nueva Constitución, porque allí, como nunca antes, se presentó abiertamente como bloque... y fue derrotada en bloque.

Sin embargo, vale hacer algunas puntualizaciones, precisamente para esas últimas elecciones. En primer lugar, la derecha mantuvo dos reductos electorales que no dejan de tener significación: Guayaquil, la ciudad más poblada del país; y la provincia del Napo, cuya importancia está ligada a la explotación petrolera (igual que Sucumbíos y Orellana).

En segundo lugar, que la votación que la derecha pudo movilizar en contra de la esperanza del cambio prácticamente se duplicó, si la comparamos con la votación obtenida unos pocos meses antes para conformar la Asamblea Constituyente. Si bien no le alcanzó para impedir la aprobación de la nueva Constitución, el significado de un incremento de ese nivel no puede ignorarse a la ligera: pues significa que hay una reserva de conciencia conservadora en la ciudadanía, aunque por ahora sea menor que la voluntad de cambiar.

Finalmente, hay un hecho que no puede olvidarse. La derrota de la derecha fue una derrota política. Quizás, con más precisión, una derrota a sus formas políticas visibles. Pero su poder no reside fundamentalmente allí, sino en control de la economía, que no ha sido tocado en lo sustancial. Y eso se vio de modo claro en la ofensiva de diciembre. La Asociación de Bancos Privados, el Comité Empresarial y la Federación de Cámaras enfilaron sus disparos contra el gobierno acusándole de ser el causante de la crisis y de la inflación, sobre todo del incremento de los precios de los alimentos, que han sido los más significativos, una campaña a la que se unió –cómo no– la prensa. La crisis fue el pretexto; hacer retroceder al régimen fue el objetivo: volver a plantear como única salida posible el recetario neoliberal y, en lo inmediato, modificar la ley de seguridad financiera. Tuvieron éxito porque Correa decidió recular en cuanto a la ley.

En fin: la derecha, como se preveía, prefiere ahora enfrentar las elecciones generales de abril bajo un ropaje “ciudadano”, de siglas y nombres nuevos, poniendo en segundo plano las formas políticas que se ganaron con justicia el desprecio de la gente.

El gobierno y sus desplazamientos a la derecha

La crisis es un punto de quiebre; pero los primeros pasos vienen de atrás. El desplazamiento tiene varios componentes, más antiguos, unos; recientes, otros. Entre los primeros, se encuentra el ataque y la deslegitimación de la protesta social y de los propios movimientos, el empeño en aprobar una ley minera que pone énfasis en la presencia de compañías transnacionales, o el marcado personalismo caudillista del régimen. Entre los segundos, la moderación de las reformas y de los intentos de redistribución social, o la utilización de la crisis para rearmar el mapa de relaciones y alianzas, especialmente con los grandes grupos económicos.

En efecto, el gobierno había iniciado relativamente temprano su distanciamiento y, en seguida, su enfrentamiento con los movimientos sociales. La elaboración de las listas para elegir asambleístas fue la ocasión de hacer patente el distanciamiento: el gobierno desechó las alianzas con los movimientos sociales más organizados y con mayor capacidad de convocatoria y de propuestas autónomas. Optó, en cambio, por atraer a organizaciones menores. Se decía que era una secuela de la falta de apoyo de los movimientos a la candidatura inicial de Correa. Pudo haber sido. Pero todo eso no fue más que el inicio de desencuentros más profundos. Detrás de las apariencias y por debajo de la superficie, no todo era cuestión del sectarismo y los malos cálculos de unos, o de las prevenciones y la personalidad de los otros.

Las discusiones (o falta de discusiones, según el caso) durante la Asamblea Constituyente, tanto para la aprobación de los mandatos como para la redacción de la nueva Constitución mostraron ciertos puntos (importantes) de coincidencia: en lo tocante a la eliminación de las aristas más brutales del neoliberalismo; en torno a la soberanía y la prohibición de bases extranjeras; en cuanto a la recuperación de las capacidades del Estado, sobre todo en lo atinente a planificación y políticas sociales.

Pero, al mismo tiempo, la Asamblea mostró que las distancias ya no eran sólo electorales: se trataba de distanciamientos programáticos: las limitaciones al derecho de sindicalización y de huelga, el tratamiento del agua y la minería, en fin: la democracia. Convergencias y divergencias de dos proyectos cercanos, pero distintos. Entre ellos, la brecha ha ido creciendo.

De este modo, las posibilidades iniciales de confluencia fueron dando paso a los desencuentros y a los enfrentamientos. Muy pronto Correa pasó a la ofensiva y comenzó a atacar a los movimientos y organizaciones: los indígenas, los ecologistas, los sindicatos. En todos los casos, su discurso se dirigió a deslegitimar a los movimientos frente al resto de la sociedad. Los sindicalistas defienden prebendas, los ecologistas son infantiles, al igual que los indígenas. Por último, las comunidades que salen a protestar contra la aprobación de la ley de minería son “canallas y criminales”, como habían sido “terroristas” los pobladores de Dayuma, en la Amazonía.

Unos y otros son presentados como objeto de manipulación política y como enemigos de la “revolución ciudadana”. A unos y a otros se los reprime violentamente, se los somete al escarnio público en cadenas de radio y televisión, se les inicia juicios por intento de asesinato. Deslegitimación, criminalización y judicialización de la protesta social.

La conclusión es que el gobierno pretende aislar a los movimientos más radicalizados; y no sólo eso: enfrentarlos a la gran masa desorganizada, que todavía se encuentra bajo el influjo de su discurso caudillista. Desde esta perspectiva hay que analizar el autoritarismo de Correa y su limitada comprensión de la democracia, reducida al padre severo que imparte justicia tras haber recibido de su pueblo el mandato de hacerlo. Con su enfrentamiento a los movimientos sociales, con el modo de hacerlo, y con los contenidos que conlleva, el presidente se basa y refuerza las tendencias antidemocráticas que existen en la conciencia social (aquellas que añoran mano fuerte, indistintamente de si es de derecha o de izquierda).

Pero, ¿hay una vuelta al pasado neoliberal? O, peor aún, ¿es que nunca salimos de él y fue todo un espejismo? Como poco, hay que decir que es demasiado pronto para extraer una conclusión así. El proyecto del gobierno fue siempre una reforma capitalista. No hay por lo tanto un abandono del proyecto inicial, sino simplemente un desplazamiento hacia la derecha dentro del mismo marco que se estableció desde enero del 2007. El gobierno continúa en un rumbo desarrollista, neokeynesiano. Continúa reforzando al Estado y sus funciones. Sigue utilizando la inversión pública como motor de la marcha económica. No avanza en la redistribución social, pero tampoco retrocede (y la utiliza como mecanismo de legitimación política), e incluso anuncia una nueva reforma agraria. No se han abandonado los programas sociales, aunque tampoco se los transforma radicalmente. Y se mantiene una política internacional que privilegia los bloques regionales y continúa alejada de los intereses de las grandes potencias, especialmente de Estados Unidos (incluyendo la tardía reacción frente a la criminal invasión israelita a la franja de Gaza). Todo esto, por cierto, dentro de determinados límites.

Ahora bien: se trata de un rumbo que se ha profundizado a partir de noviembre de 2008, a medida que el gobierno fue poniendo en marcha discursos y propuestas políticas para enfrentar la crisis mundial. Este nuevo desplazamiento aparece claro en su relación con la burguesía. De partida: tratándose de un gobierno que impulsa un proyecto de reforma burguesa, requiere armar un marco de alianzas relativamente significativo con grandes grupos empresariales. Desde el inicio de su gestión, había enfrentado esta tarea suya construyendo cercanías por fuera del ámbito de aquellos sectores que, representados en las cámaras empresariales y en los partidos del establishment, habían privatizado en su beneficio la política y el Estado en estos últimos 30 años.

Sin embargo, la crisis ha mostrado una modificación en la política del gobierno hacia los grupos empresariales. Primero fue la reunión en Guayaquil, intermediada por los buenos oficios del Banco de Guayaquil. Allí mismo y después, las medidas que protegen al capital frente a la crisis (insistiendo, hay que reconocerlo, en fortalecer al capital productivo y en controlar el movimiento de capitales por parte de la banca, sobre todo los envíos al exterior). Luego vinieron aquellas otras medidas que ponen un freno a las tendencias redistributivas del gobierno: están simbolizadas en un incremento salarial que cubre apenas los efectos de la inflación. Después fue “recular” ante la presión de los gremios de los grandes bancos (apenas unos días después de haberlos amenazado… con la cárcel), dejando de lado su propuesta de poder invertir los fondos de seguridad financiera en la región. Salarios y banca: en ambos casos hablando de “tranquilizar” los mercados y de “no perjudicar” a los empresarios. ¿La crisis sirve para lanzar guiños a los empresarios e intentar ampliar la base de sus alianzas con los grandes grupos empresariales, incluidos aquellos que se sitúan en la oposición radical?

En estas circunstancias, tiene mucho más sentido el esfuerzo de Correa por desembarazarse de sus aliados de la izquierda. La primera escaramuza fue dentro de Alianza País. El ataque a los “infiltrados” que tenían “agenda propia” fue poner en cuarentena a las izquierdas internas que no habían perdido la perspectiva de algún cambio más profundo. Al mismo tiempo, todo ello le permite aumentar su poder personal dentro del heterogéneo movimiento oficialista. Sus integrantes saben su propia debilidad, entienden que sus posibilidades políticas están en la sombra de Correa. No lo estorbarán con inútiles opiniones en contra. Si todo esto sigue así, pronto no quedará más izquierda en el oficialismo que la izquierda sumisa. Una sumisión que no proviene de características psicológicas, sino del cálculo político oportunista, habilidad de la que ya dieron muestra durante el gobierno de Gutiérrez.

Lo propio puede decirse de sus empeños por desembarcar al MPD. Aunque el MPD no participa directamente en el gobierno, ha permanecido a sus costados a partir de la segunda vuelta electoral. Correa realiza sus mejores empeños: lanza dardos contra la UNE, amenaza con despedir a los maestros y a todo empleado público que proteste, pone en marcha provocaciones simbólicas, lanzándose duramente contra la izquierda y contra los movimientos sociales en su acostumbrado programa radial sabatino, emitido en esa ocasión desde La Habana. Pero no ha logrado coronar aún sus empeños con el éxito, pues el MPD persiste en brindarle su apoyo (“apoyo crítico”, según su más reciente resolución). Pero todo será cuestión de tiempo.

El peligro de derechización de la izquierda radical

¿Y las izquierdas radicales? Los riesgos de derechización no son nuevos en este campo, sobre todo en aquellos que van al ritmo de sus propias ilusiones. Un discurso radical sustentado en análisis simplificadores, en el desconocimiento de los avances producidos, en la identificación fácil de la política gubernamental con el neoliberalismo.

El ultracriticismo frente a Correa desde el inicio del gobierno las ha alejado sensiblemente de la conciencia de las mayorías que todavía identifican el cambio (y su propio despertar político) con el gobierno, con el presidente en persona, quizás con la “revolución ciudadana”, acaso con el “socialismo del siglo 21”. Sus errores de apreciación política y las ambiciones personales y de grupo los pagó con la bochornosa participación en las elecciones para asambleístas. Y por la misma vía transitaron varios grupos de esta corriente en el referéndum aprobatorio.

Ese riesgo no era más que impedirse a sí misma contribuir en la construcción de un campo político de izquierda radical fuera de los marcos de la cooptación gubernamental. Pero ahora los riesgos de derechización efectiva pueden ser reales y concretos: están en el escenario electoral. La candidatura de Martha Roldós puede ser un elemento de reagrupación de la izquierda y de recuperación de espacios políticos. Pero para eso tiene que desmarcarse claramente de la derecha; que es más fácil decirlo que hacerlo. Si esa candidatura aparece como una “iniciativa de la RED y de Polo Democrático”, a la que se suman organizaciones sociales y otros grupos menores, es evidente que el riesgo está en el propio origen.

Aunque Martha Roldós sea una persona de izquierda, el partido en el que está no lo es, y en estos últimos dos años ha derivado francamente hacia la derecha. Y su jefe reconocido, León Roldós, es el nexo con grandes grupos empresariales, sobre todo de la costa. Martha Roldós comenzó su anuncio presentándose como parte de las luchas sociales contra el gobierno: Dayuma, las luchas contra la minería... y los estudiantes de la Universidad Católica de Guayaquil, avanzada de la renovación de las élites políticas oligárquicas en esa ciudad. ¿Es esa la alianza que va a asegurar mejores días para la izquierda?

Más aún: si la derecha no logra cuajar una candidatura presidencial con ciertas opciones, ¿sería descabellado pensar que apoye, así sea de modo silencioso y encubierto, una candidatura que se presenta como una opción izquierdista a un gobierno que presume de izquierdas?

Las posibles ganancias electorales resultan tentadoras. Y son buenas. Siempre y cuando no se hipoteque en el camino la posibilidad de construir una clara política de independencia política y programática de clase.

Mario Unda

Viernes 16 de enero de 2009

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