31
Ago

Organización popular

Por Juan Paz y Miño.

No resultó muy acertado que el Presidente Correa hablara de “comités de defensa de la revolución”. Porque el término y la tarima utilizada, sirvieron para movilizar a todo tipo de opositores, que se lanzaron a denunciar a los “CDR” como organizaciones supuestamente destinadas a la vigilancia y la persecución. ¡Cuánto “anticubanismo” y “antichavismo” se despertó! ¡Y cuántas tonterías se han dicho al respecto! Pero, lo que sucede en lo de fondo, es que, como siempre ocurrió en nuestra historia, las elites del poder temen a todo lo que sea organización popular.Durante el siglo XIX no existían organizaciones populares y los frecuentes “levantamientos” indios y campesinos en la Sierra y en la Costa simplemente eran reprimidos. La Revolución Liberal (1895) movilizó importantes “montoneras” y Eloy Alfaro fue el primero en intentar la creación de sindicatos. Contrastó la confesional y conservadora Sociedad Artística e Industrial de Pichincha (1892) frente a la Confederación Obrera del Guayas (1905) que fortaleció las organizaciones liberales. Por aquella época, también crecieron organizaciones de artesanos y trabajadores, inspiradas en el anarcosindicalismo y las ideas obreristas En 1909, con motivo del Centenario de la Revolución del 10 de Agosto, se realizó el Primer Congreso Obrero Nacional.Pero las organizaciones de trabajadores y sus reivindicaciones siempre fueron atacadas por las oligarquías y los capitalistas. La represión del 15 de noviembre de 1922, con decenas de muertos obreros en Guayaquil, nuevamente lo comprobó. Aunque en 1938 nació la CEDOC, promovida por la jerarquía eclesiástica y grupos conservadores, fueron los partidos Socialista (1926) y Comunista (1931) los que se volcaron a la organización popular. Su actividad condujo al nacimiento de la FEI, primera organización indígena y de la CTE (1945). Desde entonces, el “anticomunismo” sirvió como pretexto para combatir a las organizaciones populares y de trabajadores. Incluso en 1962 se creó la CEOSL bajo inspiración norteamericana.Sin embargo, el primer partido de masas, que organizó “comités” por barrios, manzanas y parroquias rurales fue CFP (1949). Después de esta experiencia, casi todos los partidos políticos aprendieron a crear comités barriales aunque solo interesaron los fines clientelares. Las oligarquías y grupos de poder se preocuparon a su vez de crear sus propias organizaciones, siendo las más visibles las cámaras de la producción. En la década de los sesenta, solo la Democracia Cristiana (1964) compitió con los partidos marxistas en la organización popular y llegó a controlar una fracción de la CEDOC.Como la ideología oligárquica y “anticomunista” dominó largo tiempo, en Ecuador se ha creído que las organizaciones populares y de trabajadores afectan la democracia. Es todo lo contrario. Son ellas las que han permitido avanzar en la democracia que, de otro modo, seguiría en manos de las elites, como en el siglo XIX. De manera que si algo falta a la “revolución ciudadana” es precisamente una base más sólida y amplia de organización popular, todavía descuidada y que se debe construir.

20
Abr

Juan Paz y Miño: Empresarios y trabajadores

pazyminoLa CEDOC (1938), artesanal y confesional, la CTE (1945), ligada al Partido Comunista y la CEOSL (1962) vinculada al “sindicalismo libre” de inspiración norteamericana, fueron las primeras centrales de trabajadores del Ecuador. Hasta los años sesenta del pasado siglo permanecieron enfrentadas por razones ideológicas. Pero en los setenta, esas centrales experimentaron singulares cambios internos y redefiniciones ideológicas, de manera que la paulatina confluencia de sus intereses clasistas, logró unirles en el FUT (1981) y plantear “plataformas de lucha” comunes.

Iniciada la época constitucional (1979), el FUT se convirtió en el protagonista central de las reivindicaciones populares. Combatió sistemáticamente a las medidas económicas de Osvaldo Hurtado (1981-1984). Realizó 4 huelgas nacionales. También enfrentó al gobierno de León Febres Cordero (1984-1988), con 7 huelgas nacionales. Y todavía hizo 4 huelgas nacionales al gobierno de Rodrigo Borja (1988-1992). Pero para entonces el FUT se desinflaba junto al derrumbe de los paradigmas de la “lucha de clases” y la desaparición del socialismo soviético. Desde 1990, el protagonismo pasó a manos del movimiento indígena.

Otros protagonistas políticos de la época (hasta hoy) fueron las cámaras de la producción. Resistieron sistemáticamente al gobierno de Hurtado al que acusaban de “comunista”. En cambio fueron el soporte de Febres Cordero, por ser el gobierno ideal de sus intereses. En la época de Hurtado, la democracia cristiana (DP), de la que provenía el presidente, postulaba el “socialismo comunitario”. El gobierno se definía como reformista y popular. Otra cosa es que la DP abandonaría después sus postulados, dando un giro total.

El gobierno de Febres Cordero, en cambio, pasa a la historia por autoritario, represor y violador de derechos, incluidos los de los trabajadores. Nunca recibió a algún dirigente sindical. Para aquel gobierno de empresarios el “consenso” o el “diálogo” no existían frente al FUT.

En la huelga nacional del 23 y 24 de marzo de 1983, adhirieron al FUT amplias organizaciones y sectores sociales, en reacción contra el nuevo “paquete” de medidas económicas de Hurtado y contra la “sucretización” de las deudas privadas, tan beneficiosa para el empresariado (sus deudas en dólares fueron convertidas a sucres y el Estado asumió el pago en dólares). Lo singular del momento fue que, por primera vez en la historia, se unieron a la huelga la Federación de Cámaras de Comercio del Ecuador y otros grupos patronales, en un “paro empresarial” para protestar contra el manejo económico y exigir un “cambio ideológico en la conducción del Estado”.

Desde esa época, la segunda vez que convergen trabajadores y empresarios en una lucha “clasista” común contra las medidas y políticas gubernamentales es la que ha ocurrido en estos días. Ambos sectores se oponen a la “mensualización” de los fondos de reserva del IESS. Pero, si se examina con perspicacia, todos los argumentos ideológicos provienen y los han ganado los empresarios. ¡Qué ironías tiene la historia!

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