21
Mar

Mariela Buonomo: BID: Mucho más banco que interamericano

buonomoALAI AMLATINA, 20/03/2209. Montevideo.- Como todos los años tendrá lugar una Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para discutir la situación de la institución y su marcha futura. Esta asamblea es la máxima autoridad del banco. Allí se encuentran los delegados de los gobiernos de los 48 países miembros. Sus representantes usualmente son los ministros de economía, hacienda o presidentes de los bancos centrales.

Bajo un primer análisis parecería enfrentarse una situación atractiva: el BID sería un banco interamericano, donde los países de la región revisarán su estado financiero y analizarán sus políticas de apoyo. Pero en realidad, casi la mitad de los miembros del BID no son latinoamericanos, y su poder de votación alcanza prácticamente esa misma proporción.

En efecto, del total de 48 países miembros, 26 son latinoamericanos y caribeños, mientras que 22 provienen de otras regiones. Entre ellos se encuentran países industrializados como Estados Unidos, Canadá, Japón, y 16 naciones europeas (Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Holanda, Italia, Noruega, Portugal, Reino Unido, Suecia y Suiza). En este grupo también se encuentran Israel, República de Corea y República Popular de China. En otras palabras, casi la mitad de los integrantes del banco no pertenecen a la región.

Si bien el banco encamina sus préstamos y asistencias únicamente a los países de América Latina y el Caribe, las demás naciones participan no sólo brindando apoyo financiero, ya sea en forma de capital integrado como en cuanto a las suscripciones de capital, sino que se benefician de poder participar en los procesos de adquisiciones y contrataciones. Es muy simple, si una empresa italiana desea tener la posibilidad de brindar bienes o servicios en los proyectos financiados por el BID, es indispensable que Italia sea un miembro del banco. A su vez, muchos de esos países han otorgado asistencias sectoriales a ser administradas por el banco, pero que son ejecutadas por empresas o consultores de esos mismos países.

Además de esta particular composición, el poder de votación de cada uno de los gobernadores en el ámbito de la asamblea es diferente. Aquí no se cumple la condición de “un país – un voto”, sino que el poder de votación es directamente proporcional al capital que cada país suscribe al BID. Los países latinoamericanos poseen en total el 50,02% de los votos, mientras que los restantes 22 miembros provenientes de otras regiones, totalizan un 49,98% de los votos. Avanzando un paso más, Estados Unidos tiene el mayor peso, con el 30,007% de los votos. Le siguen, muy por detrás, Argentina y Brasil, que cuentan con el 10, 752% cada uno. Entre los demás países, tanto latinoamericanos como extrarregionales, en ningún caso superan el 7% de poder de votación (según el informe anual del BID - 2007).

El papel de estos gobernadores no es menor, ya que además de evaluar y analizar las operaciones y actividades del Banco, adoptan decisiones de peso en cuanto a las políticas que debe adoptar la institución. Son, en definitiva, los responsables de la supervisión de sus actividades y su administración, aunque en la práctica muchas de estas tareas son delegadas al Directorio Ejecutivo.

El Directorio Ejecutivo se encarga de la supervisión diaria de las operaciones del BID. Tiene a su cargo el establecimiento de las políticas de la institución, la aprobación de los proyectos, la determinación de las tasas de interés a cobrarse por los préstamos, así como la autorización de los empréstitos a realizarse en los mercados de capital. Aprueba, además, el presupuesto administrativo de la institución. Se compone de 14 Directores Ejecutivos elegidos por los gobernadores por períodos de tres años, y por lo tanto los países deben agruparse de manera que un director represente a varios de ellos. Excepto, una vez más, en el caso de Estados Unidos y Canadá, quienes tienen representantes propios designados directamente por sus gobiernos. Además, la asimetría se incrementa en tanto la tradición indica que el vicepresidente del BID siempre provendrá de Washington.

Frente a estas situaciones es válido preguntarse: ¿qué tan “Interamericano” es el BID? La respuesta es dificultosa ya que casi la mitad de los miembros provienen de otras regiones, y obtienen réditos por participar como accionistas, y uno de ellos posee un peso decisivo en la estructura y en las decisiones. De esta manera, el BID se asemeja más a un banco internacional de préstamos, que a una institución interamericana de fomento al desarrollo.

En esta situación también debe reconocerse que los miembros latinoamericanos y caribeños poseen amplios márgenes de maniobra y capacidades de incidencia para encaminar las actividades del banco en otra dirección. Cuentan con una pequeña fracción mayor a la mitad del poder de voto total, y si lograran una coordinación entre todos ellos, podrían promover nuevas estrategias de financiamiento.

Incluso es pertinente considerar qué sucedería si todos los países latinoamericanos bajo gobiernos progresistas o de izquierda, coordinaran sus posturas dentro del BID. Si se logran acuerdos entre Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Rep. Dominicana, Uruguay y Venezuela, se alcanzaría un importante 35,267% de poder de voto. Esto permitiría superar, aunque por poco, la incidencia de Estados Unidos. Incluso pueden explorarse alianzas con China y otras naciones para lograr un cambio en el balance del poder dentro del banco.

Estos son algunos de los desafíos que enfrentan los países latinoamericanos y caribeños frente a este nuevo aniversario del BID: lo que podría presentarse como “su” banco, se ha vuelto cada vez más una institución financiera internacional. De todos modos, si bien las naciones industrializadas cuentan con un peso fundamental en la toma de decisiones, una coordinación latinoamericana, comenzando por los países progresistas, podría desencadenar transformaciones sustantivas.

- Mariela Buonomo es analista en temas de economía y desarrollo sostenible en CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).

3
Mar

Jorge Beinstein: Señales de implosión

ALAI AMLATINA, 03/03/2009, Buenos Aires.- Septiembre de 2008 marcó un punto de inflexión en el proceso recesivo que se venía desarrollando en los Estados Unidos a lo largo de ese año: estalló el sistema financiero y la recesión comenzó a extenderse rápidamente a nivel planetario al tiempo que se evidenciaban síntomas muy claros de tránsito global hacia la depresión cuya llegada comenzó a ser admitida desde comienzos de 2009.

Ahora asistimos a un encadenamiento internacional de derrumbes productivos y financieros acompañado por una mezcla de pesimismo e impotencia en el más alto nivel de las élites dirigentes ante la probable transformación de la ola depresiva en colapso general.

soros1La declaraciones de George Soros y Paul Volcker en la Universidad de Columbia el 21 de febrero de 2009 marcaron una ruptura radical (1), muy superior de la que estableció hace dos años Alan Greenspan cuando anunció la posibilidad de que los Estados Unidos entre en recesión. Volcker admitió que esta crisis es muy superior a la de 1929, eso significa que la misma carece de referencias en la historia del capitalismo, la desaparición de paralelismos respecto de crisis anteriores es también (principalmente) la de los remedios conocidos. Porque 1929 y la depresión que le siguió están asociados a la utilización exitosa de los instrumentos keynesianos, a la intervención masiva del Estado como salvador supremo del capitalismo y lo que estamos presenciando es la más completa ineficacia de los estados de los países centrales para superar la crisis. En realidad la avalancha de dinero que arrojan sobre los mercados auxiliando a los bancos y a algunas empresas transnacionales no solo no frena el desastre en curso sino que además está creando las condiciones para futuras catástrofes inflacionarias, próximas burbujas especulativas.

¿Implosión capitalista?

Por su parte Soros confirmó lo que era evidente: el sistema financiero mundial se ha desintegrado, a lo que agregó el descubrimiento de similitudes entre la situación actual y la vivida durante el derrumbe de la Unión Soviética. ¿Cuales son esos paralelismos? Como sabemos, el sistema soviético comenzó a desmoronarse hacia fines de los años 1980 para finalmente implotar en 1991, el fenómeno ha sido por lo general atribuido a la degradación de su estructura burocrática haciéndolo en principio intransferible al capitalismo que alberga una vasta burocracia aunque no hegemónica como lo fue en el caso soviético. Existe un proceso, una enfermedad que no es el patrimonio exclusivo de los regímenes burocráticos, se ha desarrollado en el capitalismo al igual que en civilizaciones anteriores a la modernidad: se trata de la hipertrofia parasitaria, del predominio aplastante de formas sociales parasitarias que depredan a las fuerzas productivas hasta un punto tal en que el conjunto del sistema queda paralizado, no puede reproducirse más y finalmente muere ahogado por su propia podredumbre. A lo largo del siglo XX el capitalismo impulsó estructuras parasitarias como el militarismo y sobre todo las deformaciones financieras que marcaron su cultura, su desarrollo tecnológico, sus sistemas de poder. Las tres últimas décadas presenciaron la aceleración del proceso adornado con el discurso de la reconversión neoliberal, del reinado absoluto del marcado, tal vez su punto más alto fue alcanzado durante el último lustro del siglo XX, en plena expansión de las burbujas bursátiles y cuando el poder militar de los Estados Unidos aparentaba ser imbatible.

nyssPero en la primera década del siglo XXI comenzó el desmoronamiento del sistema, el Imperio se empantanó en dos guerras coloniales, su economía se degradó velozmente y burbujas financieras de todo tipo (inmobiliarias, comerciales, de endeudamiento, etc.) poblaron el planeta. El capitalismo financierizado había entrado en una fase de expansión vertiginosa aplastando con su peso a todas las formas económicas y políticas, en 2008 los estados centrales (el G7) disponían de recursos fiscales por unos 10 billones (millones de millones) de dólares contra 600 billones de dólares en productos financieros derivados registrados por el Banco de Basilea a lo que es necesario agregar otros negocios financieros, según algunos expertos la masa especulativa global supera actualmente los mil billones de dólares (cerca de 20 veces el producto Bruto Mundial).

Esa montaña financiera no es una realidad separada, independiente de la llamada economía real o productiva, fue engendrada por la dinámica del conjunto del sistema capitalista: por las necesidades de rentabilidad de las empresas transnacionales, por las necesidades de financiamiento de los estados. No es una red de especuladores autistas lanzados a una suerte de autodesarrollo suicida sino la expresión radicalmente irracional de una civilización en decadencia (tanto a nivel productivo como político, cultural, ambiental, energético, etc.). Desde hace más de cuatro décadas el capitalismo global con eje en los países centrales soporta una crisis crónica de sobreproducción, acumulando sobrecapacidad productiva ante una demanda global que crecía pero cada vez menos, la droga financiera fue su tabla de salvación mejorando beneficios e impulsando el consumo en los países ricos, aunque a largo plazo envenenó por completo al sistema.

Se ha puesto de moda achacarle la crisis a los llamados especuladores financieros y según nos explican altos dirigentes políticos y expertos mediáticos las turbulencias llegarán a su fin cuando la “economía real” imponga su cultura productiva sometiendo a las reglas del buen capitalismo a las redes financieras hoy fuera de control. Sin embargo a mediados de la década actual en los Estados Unidos más del 40 % de los beneficios de las grandes corporaciones provenía de los negocios financieros (2), en Europa la situación era similar, en China en el momento de mayor auge especulativo (fines de 2007) solo la burbuja bursátil movía fondos casi equivalentes al Producto Bruto Interno de ese país (3) alimentada por empresarios privados y públicos, burócratas encumbrados, profesionales, etc. No se trata por consiguiente de dos actividades, una real y otra financiera, claramente diferenciadas sino de un solo conjunto heterogéneo, real de negocios. Es ese conjunto el que ahora se está desinflando velozmente, implotando luego de haber llegado a su máximo nivel de expansión posible en las condiciones históricas concretas del mundo actual. Bajo la apariencia impuesta por los medios globales de comunicación de una implosión financiera afectando negativamente al conjunto de las actividades económicas (algo así como una lluvia toxica atacando las verdes praderas) aparece la realidad del sistema económico global como totalidad contrayéndose de manera caótica.

Señales

Las declaraciones de Soros y Volcker fueron realizadas unos pocos días antes de que el gobierno norteamericano diera a conocer la cifras oficiales definitivas de la caída del Producto Bruto Interno en el último trimestre de 2008 con respecto a igual período de 2007: la primera estimación oficial que había fijado dicha caída en un 3,8 % resultó ser una burda mentira, ahora resulta que la contracción había llegado al 6,2% (4), eso ya no es recesión sino depresión. Japón por su parte tuvo para el mismo período un descenso en su PBI del orden del 12 %, en enero de 2009 sus exportaciones cayeron 45 % en comparación con igual mes del año anterior (5), en Europa la situación es similar o tal vez peor, luego del derrumbe financiero de Islandia la amenaza de bancarrota económica en varios países de Europa del Este como Polonia, Hungría, Ucrania, Letonia, Lituania, etc., amenaza a su vez de manera directa a las bancas acreedoras suiza y austríaca que podrían hundirse como la de Islandia. Mientras tanto los grandes países industriales de la región como Alemania, Inglaterra o Francia van pasando de la recesión a la depresión. Los pronósticos sobre China anuncian para 2009 una reducción de su tasa de crecimiento a la mitad respecto de 2008, sus exportaciones de enero han sido 17,5 % inferiores de las de enero del año anterior (6), este brusco deterioro del centro vital de su sistema económico no tiene perspectivas de recuperación mientras dure la depresión global por lo que su ritmo de crecimiento general seguirá descendiendo.

Que Soros y Volcker abran la expectativa de un colapso del sistema económico mundial no significa que el mismo se produzca de manera inevitable, después de todo una de las principales características de una decadencia civilizatoria como la que estamos presenciando es la existencia de una profunda crisis de percepción en las elites dominantes, sin embargo la acumulación de datos económicos negativos y su proyección realista para los próximos meses nos están señalando que la gran catástrofe anunciada por ellos tiene muy altas probabilidades de realización. A ese desenlace contribuyen la impotencia comprobada de los supuestos “factores de control” del sistema (gobiernos, bancos centrales, FMI, etc.) y la rigidez política del Imperio, por ejemplo ampliando la guerra en Afganistán preservando así el poder del Complejo Industrial Militar, gigante parasitario cuyos gastos reales actuales (aproximadamente algo más de un billón de dólares) equivale al 80 % del déficit fiscal de los Estados Unidos.

A estos síntomas económicos y políticos debemos agregar la crisis energética y la alimentaria derivada de ella que seguramente volverán a manifestarse apenas se detenga el proceso deflacionario (y tal vez antes), todo eso bajo un contexto de crisis ambiental que ha pasado a ser un factor actual de crisis (ya no es más una amenaza casi intangible localizada en un futuro lejano). Y detrás de esas crisis parciales encontramos la presencia de la crisis del sistema tecnológico moderno incapaz de superar, en tanto componente motriz de la civilización burguesa, los bloqueos energéticos y ambientales creados por su desarrollo depredador.

Desintegración, implosión y desacople

La desintegración-implosión del sistema global no significa su transformación en un conjunto de subsistemas capitalistas o bloques regionales con relaciones más o menos fuertes entre ellos, algunos prósperos, otros declinantes (la unipolaridad estadounidense convirtiéndose en multipolaridad, “desacople” ordenado en torno de nuevos o viejos polos capitalistas). La economía mundial está altamente transnacionalizada, conforma una densa maraña de negocios productivos, comerciales y financieros que penetra profundamente en las llamadas “estructuras nacionales”, inversiones y dependencias comerciales las atan de manera directa o indirecta a los núcleos decisivos del sistema global.

En términos generales para un país o una región la ruptura de sus lazos globales o su debilitamiento significativo implica una enorme ruptura interna, la desaparición de sectores económicos decisivos con las consecuencias sociales y políticas que de ello se derivan. Además el sistema global estaba hasta ahora organizado de manera jerárquica tanto en su aspecto económico como político-militar (unipolaridad) resultado del fin de la Guerra Fría y de la transformación de los Estados Unidos en el amo del planeta. No solo en el espacio de concentración de las decisiones comerciales y financieras (eso ya ocurría desde hace más de seis décadas) sino también de las grandes decisiones políticas.

El hundimiento del centro del mundo (7) en medio (como detonador) de la depresión económica internacional significa el despliegue de una cadena global de crisis (económicas, políticas, sociales, etc.) de intensidad creciente.

Recientemente Zbigniew Brzezinski dejó a un costado sus tradicionales reflexiones sobre política internacional para alertar sobre la posibilidad de agravación de los conflictos sociales en los Estados Unidos que podría según él derivar en una generalización de disturbios violentos (8). Por su parte y desde una perspectiva ideológica opuesta Michael Klare ha descripto el mapa de las protestas populares atravesando todos los continentes, países ricos y pobres, del Norte y del Sur, iniciadas en 2008 como consecuencia de la crisis alimentaria en un amplio abanico de países periféricos pero que comienzan a desarrollarse globalmente en respuesta a la agravación de la depresión económica (9): la multiplicación de crisis de gobernabilidad nos espera en el corto plazo.

La hipótesis de implosión capitalista abre el espacio para la reflexión y la acción en torno del horizonte postcapitalista donde se mezclan viejas y nuevas ideas, ilusiones fracasadas y densos aprendizajes democráticos del siglo XX, frenos conservadores legitimando ensayos neocapitalistas y visiones renovadas del mundo empujando grandes innovaciones sociales.

Agonía de la modernidad burguesa con sus peligros de barbarie senil, pero ruptura de bloqueos ideológicos, de estructuras opresivas, esperanza en la regeneración humanista de las relaciones sociales.

- Jorge Beinstein es economista argentino, docente de la Universidad de Buenos Aires.

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(1), ”Soros sees no bottom for world financial 'collapse' ", Reuters. Sat Feb 21, 2009. David Randall and Jane Merrick, “Brown flies to meet President Obama for economy crisis talks”, The Independent , Sunday, 22 February 2009.
(2), US Economic Report for the President, 2008.
(3), En agosto de 2007 la capitalización de las bolsas chinas superaba el valor del Producto Bruto Interno del año 2006. Dong Zhixin, “China stock market capitalization tops GDP”, Chinadaily (http://www.chinadaily.com.cn/china/2007-08/09/content_6019614.htm)
(4),Cotizalia.com, 27 febrero 2009, “El PIB de EEUUse hunde un 6,2 %en el cuarto trimestre”.
(5), BBC News, 25-2-2009, “Japan exports drop 45 % to new low”.
(6), “China's export down 17.5% in January”, Xinhua, 2009-02-11.
(7), Jorge Beinstein, “El hundimiento del centro del mundo. Estados Unidos entre la recesión y el colapso”. Rebelión, 8-5-2008 (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=67099).
(8), “Brzezinski: ‘Hell, There Could Be Even Riots’ “, FinkelBlog – 20/02/2009 - (http://finkelblog.com/index.php/2009/02/17/brzezinski-hell-there-could-be-even-riots).
(9), Michael Klare, “A planet at the brink?”, Asia times, 28 de febrero de 2009.

ULTIMA HORA:

Brusca caída de los mercados destaca desesperación sobre los esfuerzos de rescate.

Temores de que la economía mundial esté aún más debil de lo que se había pensado, rebotan alrededor del planeta el lunes, mientras inversionistas de Hong Kong a Londres y Nueva York se deshacen de sus acciones.

Fecha: 03 de marzo/2009

http://www.nytimes.com/

Traducción: LAM

25
Feb

Sobre la crisis Global, 4ta. parte. Joachim Becker: La Unión Europea y la crisis financiera

beckerA principios de octubre [ de 2008] se agudizó de nuevo la crisis financiera. Originada en Estados Unidos, sus efectos directos se percibieron primero en Europa Occidental, en especial por los estrechos vínculos financieros con EE.UU. y la utilización de los “nuevos” instrumentos financieros de alto riesgo. Sin embargo, la situación europea no es un mero contagio ya que también tiene raíces endógenas. La Unión Europea y muchos gobiernos (como Gran Bretaña e Irlanda) favorecieron la liberalización del sector financiero. Además, la crisis financiera está estrechamente vinculada con problemas productivos, como las sobrecapacidades en la industria del automóvil o de la construcción.

La vulnerabilidad de Europa del Este

En Europea Oriental los efectos iniciales fueron limitados, con excepción de las bajas en las bolsas de valores ya que los bancos se centraban en negocios convencionales. Sin embargo, en los países bálticos, especialmente Estonia y Letonia, que gozaban de un boom crediticio financiero, se derrumbó el crecimiento y los flujos de capital se han secado. Esto tiene serias consecuencias debido a sus abultados déficit en cuenta corriente y la alta deuda externa en esos países. Hungría ya esta [en] crisis y firmó un acuerdo con el FMI.

El último Global Financial Stability Report del FMI también indica la alta vulnerabilidad en Bulgaria y Rumania debido a elevados déficit en cuenta corriente, alta deuda externa y la explosión en el crecimiento del crédito privado.

Por lo tanto, estos países, tienen una alta vulnerabilidad externa, que dentro de poco se verá

agravada por la desaceleración o la caída de las exportaciones.

Las respuestas de corto plazo

La crisis encontró mal preparada a la UE. La supervisión bancaria es una cuestión nacional, y faltan normas claras para el rescate de bancos multinacionales durante una crisis (no se ha determinado si un rescate se debe aplicar, por ejemplo en el Estado de la sede principal o en los países de las filiales). Esto es especialmente relevante en Europa Oriental, donde casi todo el sector bancario es de propiedad extranjera.

Frente a la escalada de la crisis, la presidencia francesa de la UE organizó el 4 de octubre una

cumbre de los países europeos miembros del G-8 (Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia). El

presidente francés, Nicolás Sarkozy, propuso para la UE un paquete de rescate parecido al modelo de los EE.UU., lo que fue rechazado por Alemania y Gran Bretaña. Enseguida se intentaron soluciones nacionales, con medidas como garantías para los depósitos bancarios en varios países y apoyos de distinto tipo a los bancos.

El 12 de octubre, la UE hizo una segunda tentativa para una solución común. Participaron los países miembros de la zona del euro, lo que implica una exclusión de casi toda Europa Oriental. El plan anti-crisis se inspiró fuertemente en el enfoque británico: El capital propio de los bancos puede ser aumentado con participaciones estatales. En algunos países esa participación considerará las condiciones en los negocios, los salarios de los gerentes y la política de dividendos. Se acordó que ningún banco esencial del sistema financiero podía quebrar, y para ello se les aseguró ayuda financiera estatal. Los préstamos entre bancos y similares gozarán de las garantías estatales para recomponer el mercado financiero (previsto hasta diciembre de 2009, mientras que los préstamos garantizados pueden tener hasta 5 años de vencimiento).

El compromiso financiero es enorme: por ejemplo en Alemania 70 mil millones de euros para la capitalización de los bancos y 400 mil millones para garantías de los préstamos; en Francia 40 mil millones de euros como de asistencia de capital propio para los bancos y 320 mil millones de euros en garantías.

Las nacionalizaciones parciales no tienen un carácter estratégico y de largo plazo, sino son

concebidas como medidas de emergencia. Este tipo de respuesta no es nueva, ya que fueron aplicadas por los “países pioneros” del neoliberalismo en América Latina (las ex dictaduras derechistas de Chile, Argentina y Uruguay), a comienzos del decenio de 1980.

En los países de Europa Oriental, sin embargo, la elevada dependencia de las corrientes de capital extranjero es el problema principal, y no se lo ha percibido de manera adecuada. Debido a que las iniciativas anti-crisis se han focalizado en la zona del euro y Gran Bretaña, la mayoría de los países de Europa Oriental fueron marginados y caen bajo un papel protagónico del FMI.

Por lo tanto, las respuestas europeas son bastante improvisadas y han apuntado al objetivo de

restablecer el tráfico de crédito entre los bancos nacionales, enfocados en la zona euro y Gran Bretaña. Pero hay grietas dentro del bloque regional, criticándose por ejemplo algunas medidas nacionales (como los cuestionamientos desde Francia a las acciones alemanas), aunque la distribución de las cargas de la crisis entre los países miembros y los grupos sociales, ni siquiera ha comenzado a ser analizada en detalle.

El debate sobre políticas anti-cíclicas

Antes de esta crisis no existía una política económica anti-cíclica coordinada dentro de la UE. Por el contrario, el Pacto de Crecimiento y Estabilidad cuenta con rígidas normas fiscales y monetarias bajo un sesgo pro-cíclico, es decir, la tendencia de agravar la crisis. Aunque hoy se habla de una aplicación más flexible de sus normas fiscales y monetarias, eso no será suficiente. Queda en claro que esta crisis será una gran carga en los presupuestos nacionales, y la economía europea va en caída libre.

El presidente francés, Sarkozy propuso un programa anti-cíclico, lo que fue rechazado por Alemania y Gran Bretaña. La mayoría de los gobiernos de Europa del Este se mostraron hostiles a flexibilizar el Pacto de Crecimiento y Estabilidad y, por lo tanto, a políticas de corte keynesiano. En el plano nacional, en varios países existe un amplio rechazo de los programas coyunturales públicos (como en Alemania).

En noviembre de 2008, rompiendo con la política de los últimas dos décadas y acercándose a la posición francesa, la Comisión Europea presentó un plan de 200 mil millones de euros para dar un impulso al crecimiento económico. La mayor parte (€ 170 mil millones) estaría a cargo de los gobiernos nacionales mientras que las iniciativas propiamente europeas se limitarían a dar un impulso suplementar (€ 30 mil millones). Por lo tanto, la Comisión Europea quiere contar por lo menos con un marco de acción de los gobiernos nacionales. Pero éstos siguen divididos sobre las políticas anti-cíclicas (Francia las promueve, aunque más en el discurso que en hechos, pero Alemania sigue festejando el protagonismo exportador de sus empresas). En Europa del Este se esbozan políticas pro-cíclicas impulsadas por el FMI. Por lo tanto, el panorama es bastante contradictorio.

Aunque se adoptan parcialmente políticas de corte keynesiano, se evita nombrarlas como tales. Además, las medidas anti-cíciclas son presentadas como excepciones que se aplicarán por un periodo muy corto (quizás dos años). Las fuerzas dominantes pretenden volver más tarde a las políticas fiscales restrictivas propias de las pautas neoliberales de los últimos años. Incluso en algunas áreas se intenta radicalizar la perspectiva neoliberal llamando a flexibilizar las relaciones de trabajo. Se sigue apostando por la industria de automóviles, muy importante en términos de valor agregado y de empleo, aunque el transporte individual es un factor muy importante de la crisis ecológica, de donde un viraje hacia el transporte público parece una necesidad ecológica.

Las cuestiones de fondo no están resueltas

En una perspectiva política a corto plazo, hasta el momento no se han abordado en la práctica de la política económica las causas de la crisis financiera. No se cuestionan los modelos financiarizados o neo-mercantilistas. Hay muchas vacilaciones de afrontar la débil regulación del sector financiero. Los bancos quieren subsidios y la adquisición de las pérdidas por parte de los estados, pero rechazan una reestructuración fundamental del sistema financiero. En consecuencia, al menos por ahora las propuestas para cambiar la regulación de los mercados financieros son modestas.

Según la propuesta del Ministro de Finanzas alemán Peer Steinbrueck (que por los menos es concreta), los bancos no podrían vender la totalidad de los créditos riesgosos, deberían ampliar los fondos de liquidez, y en el balance deberán dejar ver todos los instrumentos financieros innovadores. Son correcciones necesarias, pero no significan una ruptura con la regulación neoliberal de los últimos años. En cambio, el presidente francés, Sarkozy, centró su crítica en los Hedge Funds, que han sido un elemento muy desestabilizante del sistema financiero, y en los paraísos fiscales, pero sin concretar un diseño alternativo. Pero no han sido aceptadas. El gobierno británico, que está muy ligado a los intereses financieros londineses, rechaza incluso propuestas modestas como una regulación más restrictiva de los Hedge Funds. Esto muestra los límites del debate actual.

Hasta ahora, la iniciativa ha estado en las manos de los gobiernos. Los parlamentos y los partidos políticos han sido marginados. Algunos partidos de izquierda, movimientos sociales o intelectuales, ofrecen propuestas que van más allá de los planes gubernamentales. Por ejemplo, se indica que algunos instrumentos financieros de alto riesgo deberían prohibirse, debería aumentar el componente público y servir para financiar sectores productivos. Se debería desandar la privatización de los sistemas de jubilaciones, que en muchos países sustentó los mercados financieros y actualmente son muy vulnerables. Aunque esta crisis muestra las contradicciones de los modelos neoliberales y ofrece potencialmente la apertura para un cambio de las políticas económicas y sociales, los partidos y las organizaciones de la sociedad civil europea que proponen una ruptura más profunda están lejos de tomar la iniciativa, al menos por el momento.

Finalmente, la crisis actual muestra un cambio en la balanza internacional de poder. La Unión Europea es solo un actor entre varios, mientras que el gobierno de Estados Unidos, donde se originó la crisis, ha sido incapaz de liderar una respuesta coordinada internacional. Las cumbres financieras mundiales ya no se limitarán a los países del centro, sino contarán también con la participación de estados claves del sur.

J. Becker es profesor de la Universidad de Economía de Viena y analista del Instituto de Estudios de Economía Política (IPE) en Viena. Traducción: Juan Andrés Correa

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