Por Milton Castillo Maldonado.
En psicologìa se habla de la "crisis de los veinticinco" o "crisis del cuarto de vida", en donde comienzan, dicen los entendidos, la verdadera adultez y se termina por ende la adolescencia. A los jòvenes de esa edad le vienen interrogantes trascendentales como la incertidumbre del futuro y la inseguridad de lo que están haciendo, se dan cuenta de cosas sobre sì mismos que no sabìan antes y que quizàs no les gusta, que el círculo de amigos es màs pequeño que unos años atrás, que las multitudes no son tan divertidas y a veces hasta incomodan, se extraña la sencillez de antes y no poder socializar con la misma gente de forma constante, y que quienes se llamaban verdaderos amigos no eran tan especiales despuès de todo porque cada quien busca sus propios intereses, que los demàs son egoístas y cunde el arrepentimiento por haber perdido contacto con gente de verdad, en la crisis de los 25 quien la padece se siente genial e invencible (a veces) y tambièn con miedo y confundido; que te rompen el corazòn y aparece la profunda incógnita de cómo esa persona "que se amó tanto" pudo haber hecho tanto mal. La crisis de los 25 hace que quien la sufre se acueste por la noche y se pregunte por què no se puede conocer a alguien lo suficientemente interesante y honesto como para querer conocerlo mejor, o que, si se ama realmente a alguien no se está seguro de sentirse preparado para comprometerse por el resto de la vida, y así, docenas de interrogantes que en definitiva se van diluyendo sólo con la lógica de lo cotidiano y que te ponen en una encrucijada trascendental: adecuarse a un sistema social que no te gusta del todo o (algo excepcional) un luchador constante crìtico e inconforme de la porquerìa que està a tu alrededor.
Irónicamente, el ùnico que no tiene crisis a los veinticinco, y que al contrario, està pròspero y millonario es el pelucòn light hermano del Presidente que a los veinticino años de ejercicio profesional, lapso en el cual, inclusive fue contratista fallido con una de sus empresas, se alza, con uno de cada cuatro contratos en los que participa frente al Estado (dicho por él mismo).
Veamos con atenciòn si aquellos que decìan romper con "los 25", frente a la ninguna crisis del Ing. Correa, y todo lo que ello implica, y si en realidad son consecuentes, deciden "dejar de mamar la teta" y se retiran de ese amor (gobierno) que les ha traicionado a sus principios. No hacerlo significa que nunca tuvieron 25 y que siempre fueron viejos maduros que sabìan lo que querìan en la vida, y ahora que ya estàn en el poder, no hay razòn suficiente para dejarlo.
En este Gobierno hay alguien que pudiera dar una lección de vida a quienes aún soñamos que pueden haber tiempos mejores?. O saldrán a decir, tranquilo hombre, no hay crisis, es un tema de la oposiciòn perversa y de la prensa mediocre, no seas francotirador.