(Remitido por Sara Serrano Albuja)
Estimado Alberto: el limitado espacio de que dispongo me obliga a ser escueto y directo. Quiero comenzar comentándole que lo vi ayer en la TV. Sabe, al igual que muchos ciudadanos de este país, me quedé con un mal sabor de boca. La verdad, es que no le entiendo. ¿De qué apoyo está hablando? ¿Qué quiere que hagamos? ¿Que un pueblo altivo, noble y combativo, siga estremeciéndose ante la actitud de un déspota?
La política no está para dudas y vacilaciones. Se requieren profundas convicciones, cosa que usted tiene de sobra, pero también una voluntad firme de cambio y de compromiso con los altos intereses de nuestra patria.
¿Qué esta esperando? ¿Por qué tanta duda? ¿Dejó la academia, entró en la política, para quedarse a medio camino? ¿Qué hay de todos los que todavía creen en usted? ¿Un líder que deja a los suyos justo cuando más lo necesitan?
No siga. Ya me imagino lo que me va a decir. Sí, que Rafael es su amigo. ¿Amigo? ¿Un amigo le “hace a un lado” sin la más mínima consideración y respeto?
También me dirá que todavía hay que darle tiempo al tiempo y de que hay que tener fe en el proyecto. Pero, dígame, con la mayor sinceridad posible, ¿de qué proyecto hablamos?
¿De la transformación social y la consolidación de la democracia en el Ecuador o del proyecto personal de cada uno de los grupos que forman parte de este gobierno? ¿Qué me dice de lo que ha pasado en los ministerios del Deporte, Obras Públicas, Energía y Minas, Salud, Vivienda, Seguridad Interna, Gobierno…? ¿Usted también está con ellos?
No. Usted me dirá que lo que sucede es que no hay que hacerle el juego a la derecha. Usted sabe muy bien que la derecha tradicional no tiene posibilidades electorales. Están liquidados. Pero, para no desviarnos del tema, podría decirme: ¿qué tiene este Gobierno de izquierda a más del discurso vago e inconsistente del “socialismo del siglo XXI? Disculpe, pero en teoría política a esto se llama populismo o neopopulismo autoritario.
Pero por qué no hablamos, más bien, de un tema que siempre le ha preocupado a usted: el medio ambiente. Le pregunto: ¿esta usted de acuerdo con la Ley Minera que fue aprobada recientemente? ¿Dónde están los derechos de la naturaleza que defendía con tanta vehemencia el señor Panchana? ¿Le han dicho a todos los ecuatorianos que sobre esas minas de oro, plata, cobre, uranio… existe una de las zonas con mayor biodiversidad en el mundo? ¿De qué nos sirve ese 5% de regalías si el producto de la venta de esos recursos caerá en un barril sin fondo o, más bien dicho, en el bolsillo de unos pocos?
Disculpe la sinceridad. La verdad es que no podía dejar más tiempo para decirle todo esto. No piense en usted sino en los que todavía tienen fe en usted y sueñan en otro país. El cambio y la revolución todavía están por gestarse.