2
Dic

Margarita Aguinaga: Mujeres y soberanía alimentaria

Margarita Aguinaga
Socióloga

Imaginarse dueñ@s del alimento, en el ámbito rural, es relacionar el trabajo productivo basado en la división económica, sexual y étnica con la migración; la diversificación productiva; los consumos y los procesos de comercialización; los recursos naturales; los grupos humanos comunitarios y privados; el acceso a la propiedad, -no solo de la tierra-; las inversiones del capital financiero y cooperación internacional; las políticas estatales; las relaciones campo-ciudad; y, la territorialidad, la salud y la nutrición. Con una mirada en “la crisis alimentaria mundial”.

En este contexto, hay que ubicar la importancia de la fuerza de trabajo femenino rural, para proponer las nuevas leyes de Soberanía Alimentaria.
Con el neoliberalismo la reorganización del campo, se produjo por medio de la feminización del campo, es decir, la ampliación del tiempo del trabajo femenino para la sobrevivencia, y la combinación de trabajos precarios: trabajo productivo agrícola convencional, con trabajos productivos de los proyectos de desarrollo para el autoconsumo y al trabajo informal; trabajo femenino en florícolas, manglares, bananeras; producción de leche y trabajos artesanales; trabajo doméstico y cuidado familiar, trabajo comunitario para la organización, el incremento de la producción y el trabajo de protección ambiental.

El trabajo feminizado ofrecido desde las mujeres del campo para el mercado laboral interno y para el mercado laboral internacional, que se llama feminización de la migración, destinado al trabajo doméstico y de cuidado, denominado trabajo doméstico remunerado.

Entonces, ¿las mujeres rurales son sujetos estratégicos para la Soberanía Alimentaria en el Ecuador? Sí, porque sin todas las formas de trabajo femenino indicadas, la vida en el campo y en las ciudades sería casi imposible.

La legislación en el Ecuador acerca de la Soberanía Alimentaria requiere incluir a las mujeres pobres, indígenas, negras, mestizas y montubias del campo, desde una perspectiva agro-ecológica, biodiversa, intercultural, de género y, con derecho a la redistribución de la tierra, del manglar, a las finanzas solidarias, a los bosques, al consumo, y reconocerlas, productoras indispensables del campo y de la vida.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Back to Top