La auditoría de la deuda externa y el compromiso de no pagar varios trechos de la misma, considerados ilegítimos e ilegales, es un gran paso para afirmar el destino soberano del Ecuador.
La auditoría es clara y sin concesiones. Desde los ‘70, en que a pesar de la explotación petrolera y la solvencia financiera consecuente, el Ecuador entró en una política de agresivo endeudamiento, nuestra deuda se elevó de 240 millones en 1970, a 17.400 en el 2007, con una transferencia negativa de 7 mil millones solo en deuda comercial. La sucretización de la deuda privada, con la subsiguiente devaluación de los sucres a pagar en centavos; la capitalización de los intereses en los Bonos Brady y Global y su compra a precios superiores a los del mercado, la garantía del petróleo, la renuncia a declarar prescritos tramos de la deuda, son algunas de las puntas del iceberg de una descomunal estafa y de una inadmisible traición
¿Cómo entender, sin embargo, que junto a una medida tan radical y justa, el Gobierno proponga una Ley de Minería contraria a esos intereses?
El modelo extractivista es el polo opuesto. Las razones ambientalistas son ya conocidas: destrucción de amplias zonas, apropiación del agua a costa de la vida y de la agricultura campesina.
Hay otras razones tanto o más significativas. Transformar a la minería en eje de la economía constituye un golpe mortal a la integración suramericana y a un desarrollo autónomo. Refuerza la dependencia del país al mercado mundial y provoca, como en todas partes, deterioro de la producción interna y dependencia de las importaciones.
“Para la izquierda, urge comprender el carácter del Gobierno para superar el correísmo acrítico”
A la vez resulta absurdo impulsarla cuando la crisis está provocando una caída de precios de las materias primas. En estos días, los precios del cobre bajaron un 40% de 8.940 dólares la tonelada en julio. Se pronostica un crecimiento cero de la demanda en este año, y una caída del 3 por ciento para el 2009, sin que China lo contrarreste. Empresas como Iam Gold y Aurliean muestran severas pérdidas y cancelación de inversiones. Sin embargo, el Presidente llama a una confrontación con los pueblos indios. ¿Vamos a ir a una guerra en nombre de nada?
A la par se anuncian medidas a favor de la industria nacional con el apoyo de la industria farmacéutica, uno de los puntales de la lucha contra el TLC.
Desde el principio, el Gobierno nos ha acostumbrado a una política en que las reformas vienen acompañadas de una medida neoliberal, o a la inversa. Una de cal y otra de arena, una de izquierda y otra de derecha.
¿Cómo entender tales contradicciones? ¿Las medidas de izquierda son solo coartadas y cortinas de humo para las medidas de derecha? ¿O viceversa?
¿Se trata, en la línea de Kirshner de construir una burguesía nacional que sustente al Gobierno? ¿O el paso del eje Washington al eje chino? ¿El problema radica en que no se ha definido claramente un plan nacional que, a mi juicio, debería pasar por un agresivo proyecto de desarrollo agrario e industrial dirigido a la integración suramericana?
Urge definir ese proyecto antes de que avance la crisis. Para la izquierda, urge comprender el carácter del Gobierno para superar el correísmo acrítico de unos y el anticorreísmo furioso de otros.