Sobre el deber ser de la lucha social, el gobierno de Correa y el proceso constituyente en el Ecuador: un análisis de su gobierno.
Por: Eloy Alfaro - Enero 2008
Antecedentes
Este artículo busca desde una lectura del deber ser de la política, aportar en debates que lleven a profundizar los cambios que el país necesita, en un momento histórico como el que vive. Es decir nos planeamos entender la realidad del momento que vive el Ecuador con el gobierno de Rafael Correa, llamado así mismo el gobierno de la revolución ciudadana, mirándolo a través de los lentes de aquello que algunos sectores políticos del país hemos buscado en todos estos años de lucha, un cambio del país a un modelo de desarrollo socialista como única salida al capitalismo.
A través de los lentes de este deber ser socialista radical, pretendo analizar, no sólo lo que es o ha sido este gobierno, sino sobre todo lo que podría ser. Ese podría ser, no como crítica al gobierno y sus colaboradores, sino sobre todo, como un desafío a las organizaciones sociales responsables de estos años de lucha en el Ecuador, que llevaron a Correa a jefe de estado, a no desentendernos de nuestra responsabilidad histórica en los cambios. Este deber ser, es también una invitación a este gobierno a ir más allá, a conseguir cambios radicales. El deber ser también es un llamado a no perder la utopía, entendida como aquello que nos ayuda a caminar pisando firme, a no dejar de soñar y construir. Estoy convencido que la “revolución” del verde limón (los colores del movimiento de gobierno), no es el fin, sino el medio… quizá la tareas inmediatas para la izquierda y el pueblo en general es responder ¿medio para llegar a donde?
Este ensayo se compone de cuatro partes: la primera hace un recuento de los últimos 30 años de política y movilización en el país y los resultados obtenidos. La segunda es una mirada al primer año de gobierno desde las aristas más características, la tercera parte es una mirada a los actores de la actual coyuntura. La cuarta parte son los desafíos y conclusiones.
Primera Parte:
Un recuento, para que no nos coman cuento
Un Gobierno como el de Correa en un país como el Ecuador no se lo puede entender, sin mirarlo desde una perspectiva histórica en estos últimos treinta años (fin de la dictadura y vuelta a la “democracia) y más concretamente en estos últimos 10 años (de crisis institucional y democrática) acentuada y evidente. En esta última década distinguimos tres momentos importantes:
1. “Bucaran Fuera” 5 febrero 1997, el pueblo se levanta contra el gobierno de Abadalá Bucaran, por la subida de los precios de primera necesidad incluido el gas y por la fuerza de la protesta el congreso lo declara “inhábil” para gobernar y lo destituye. En una de las maniobras más sucias de la historia del congreso nacional, asume el poder de manera interina, el presidente del Congreso, quién durará en su cargo hasta la redacción de la nueva constitución. Al finalizar su periodo un juicio penal, por desfalco al estado, lleva al interino a la cárcel. Resultado de la revuelta: se fue el presidente malcriado y se quedó la derecha educada.
2. En diciembre de 1999, la Asamblea de los pueblos conformada por las más grandes y potentes organizaciones sociales del país, deciden iniciar medidas de hecho en todo el país, ante la ola de inestabilidad económica y política que vive el Ecuador. Parte de esta inestabilidad se expresa en la serie de leyes aprobadas por el congreso como la Trole IyII que implican la definitiva entrega del país al modelo neoliberal. La principal decisión implica el cierre de los tres poderes del estado, que se concreta efectivamente en tomas de estos espacios públicos. El presidente Mahuad, decide la dolarización como acción para salvarse y frenar la inflación. Las acciones de resistencia se concretan en la toma de los tres poderes por parte del pueblo, provocando la huída del presidente, el 21 de Enero del 2000. Se queda la dolarización, el congelamiento bancario y 8 mil millones dólares de los depositantes son robados por los banqueros amigos del gobierno derrocado. En los próximos 7 años, 3 millones de personas salen del país en busca de mejores días a Europa y USA. Ahora Jamil Mahuad da clases sobre gobernabilidad en Harvard, donde aprendió prácticas de buen gobierno.
3. Lucio Gutiérrez, un militar populista asume el poder apoyado por los sectores de izquierda, gracias a quienes gana las elecciones. Una vez posesionado en el gobierno, se hace llamar “el mejor aliado de Bush y su hermano menor”. Esa fue la característica de su gobierno la entrega del país a los intereses de las multinacionales de USA y el Departamento de Estado. Gutiérrez logró en seis meses, lo que todos los gobiernos anteriores juntos no lograron: la profundización del modelo neoliberal. Los efectos no se hicieron esperar, subida de precios, falta de empleo y sobre todo corrupción en todos los niveles. La población cansada de los políticos de todos los colores (a quines los considera cómplices de la situación en la que se halla el país) se moviliza en las noches, durante 7 días, bajo el grito de ¡Fuera todos!, logrando con ello que el 19 Abril 2005, el “dictócrata” como se hacía llamar Gutiérrez, huyera del palacio de gobierno, ante la masiva movilización popular. Esta acción es conocida como la Rebelión de los forajidos.
Haciendo un acercamiento a estos tres momentos, podemos decir que el pueblo en los dos primeros casos quería que se vayan y punto. Así fue, se logró la huida de los dos presidentes y se quedaron las medidas tomadas. Pero el último caso es particular, pues viene acompañado de un grito… “fuera todos”, este grito tiene un carácter fundacional, un carácter de génesis, de búsqueda de algo nuevo, que implica necesariamente terminar con lo anterior, aquello con lo que no se está de acuerdo. Es decir la movilización que derroca a Gutiérrez, es diferente a las dos primeras, pues avanza en la búsqueda de cambios, se nutre de un espíritu transformador.
Ese espíritu después de 30 años de lucha, lo encarna Correa que asume en su discurso y propuesta, los sentires y demandas de cambio que busca el pueblo ecuatoriano. Es decir Correa se monta sobre un espíritu de cambio que construyó y creó el pueblo en distintas etapas de lucha, con victorias y retrocesos en estos últimos 30 años. Correa es producto de años de lucha, de sujetos sociales que sobrevivieron a décadas de opresión, que no claudicaron, que a pesar de todas las dificultades no han dejado pasar ni un minuto en cuestionar al sistema. Vale aclarar que Correa no se forma en la calle, en la barricada, si en la academia.
En estos 30 años de vuelta a la “democracia”, hemos sido testigos de cómo los tres poderes de la democracia liberal quedan en cuestión. Así: nadie cree en la función judicial (tuvimos 8 meses sin corte suprema y a nadie le importó). Nadie cree en el congreso, que ha sido la herramienta eficaz que ha tenido la derecha para legitimar el robo y la corrupción capitalista, un ejemplo del descrédito del Congreso es que, en las últimas elecciones el voto nulo, obtuvo más votos que el diputado más votado, nadie quiere un congreso de alquiler, un congreso con precio. Nadie cree en el ejecutivo, en los últimos 10 años tuvimos 7 presidentes.
Pero no sólo que nadie cree en la democracia, sino también en este modelo al cual la derecha llevó al país. Pues producto de las constantes luchas (11 levantamientos indígenas y populares en 12 años) se frenó la implementación del neoliberalismo de la manera salvaje como “sugerían” las multilaterales. Estos 30 años muestran que es necesario pensar en un nuevo modelo de estado, no aquel estado capitalista liberal de 3 poderes, sin participación del pueblo, sino un estado con Poder Popular, con y desde el pueblo.