21
Ago

Zapatos de papel maché

Por Luis Alberto Mendieta

Todo lo aprendí en el curso de manualidades. Sus manos sabias hicieron con papel y ante mis ojos, primores de birlibirloque, pintados lindamente con témperas y pastel. Fue ella la que me enseñó a hacer zapatos de papel maché.

A falta de algo mejor en qué ocuparme, pasé semanas aprendiendo sus habilidades, contemplándola trabajar por mirar sus manos, que estimulaban eróticas fantasías en mí.

Eran manos sensuales, de uñas largas y limpias, con rechonchos hoyuelitos al final de cada dedo sabio y lujurioso, confabulados todos ellos en apretar y acariciar hasta el éxtasis.

Luego de haber satisfecho con ella mi antojo, empecé a tomarle afecto, pero su mirada oscura cometió una tarde el error de posarse en los ojos de un estudiante nuevo, y loco de furia, en lugar de asesinarla, decidí hacerle algo peor, confirmando que en el fondo, este mundo es de papel.

De papel el oro con que compré conciencias en la Corte de Justicia, para vivir con fasto luego de que se largó de mi vida de papel, cuando le gané el juicio por plagio que encolerizada por mi descaro interpuso un día. Gracias a ello me hice rico, todo el mundo lo sabe, si… ¡Y qué!

De papel su corazón como veleta, de papel las letras con las que la enamoré. De papel mi corazón adolorido por ella y por vanos remordimientos, pues finalmente el muy cínico endureció en grueso caparazón de papeles verdes, agasajando al instinto con buen vino y mujeres hermosas, hasta que la billetera se vació, cuando la novedad de los zapatos se convirtió en vulgaridad, malditos caprichos de la moda.

Aún conservo el modelo hecho por ella, el que me hizo rico. Eran rojos, con hebilla dorada a marcador, francamente magníficos: Causaron sensación en las calles, sobre todo entre las jovencitas, que en los almacenes se tiraban histéricamente de los cabellos en su lucha por hacerse con un par, cuando la percha empezaba a vaciarse. Los viejos tardaron un poco, pero igualmente acabaron rindiéndose ante la moda.

Fue así como logré tomar venganza: haciendo que todo el mundo, al menos durante aquel verano, la obligara a recordarme, aunque sea como al ladrón que se hizo rico vendiendo sus zapatos de papel maché.

---

Comparte este artículo:

Add to FacebookAdd to DiggAdd to Del.icio.usAdd to StumbleuponAdd to RedditAdd to BlinklistAdd to TwitterAdd to TechnoratiAdd to Yahoo BuzzAdd to Newsvine

Back to Top