5
Feb

¡Fuera las Bases Militares Extranjeras!

Minga Informativa de Movimientos Sociales
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América Latina y el Caribe, una región de paz
Fuera las Bases Militares Extranjeras

Reunidos en Porto Alegre, Brasil, en el marco de los eventos celebrados durante el 10º aniversario del Foro Social Mundial, frente a una nueva escalada agresiva del imperialismo, nosotros los movimientos sociales y populares, redes, organizaciones, de las más diversas latitudes, nos encontramos nuevamente al frente de una campaña como la que realizamos contra el ALCA, para decir que América Latina es una región de paz, para decir fuera las bases militares extranjeras!

América Latina, vive un proceso de cambio a más de una década. Hay una creciente lucha por su soberanía, por los derechos y el bienestar de su pueblo. Al mismo tiempo, el imperialismo estadounidense y sus aliados aumentan las amenazas contra el pueblo y emprenden una reacción conservadora a los cambios políticos que están en marcha.

En este contexto, hemos visto:

-Multiplicación de las bases militares con la creación de siete bases militares en territorio colombiano, y la firma de tratados con Panamá para la instalación de 11 bases militares en este país.

-Invasión militar en nombre de ayuda humanitaria tras la catástrofe ocurrida en Haití;

- La reactivación de la IV Flota de la marina de guerra de los Estados Unidos, armada con artefactos nucleares diseñadas para navegar en las ricas aguas oceánicas y los ríos de América del Sur y el Caribe.

- Iniciativas de golpe de Estado, como ocurrió en Honduras, con el apoyo logístico de la base militar de EE.UU. en Palmerola.

- Los planes para desestabilizar a países como Paraguay, Bolivia y Venezuela.

- El recrudecimiento de las hostilidades y el mantenimiento del bloqueo contra Cuba.

-Criminalización de la lucha social;

La expansión de la presencia militar de EE.UU. en la región busca, además de intimidar los procesos políticos de transformación en la región, posicionar su fuerza militar en áreas estratégicas de gran riqueza natural, como la biodiversidad de la región amazónica y el petróleo que se encuentran en aguas profundas del Atlántico Sur. Se trata de un ataque real contra la paz, la seguridad y la soberanía de todos los países de la región.

A diferencia de lo que difunden los círculos de poder y las fuerzas conservadoras, el mundo no se ha convertido en un lugar pacifico, ni seguro, ni tampoco estable. Planean sobre la humanidad graves amenazas que ponen en jaque la paz mundial, la seguridad internacional, la democracia, la justicia social y la soberanía de los pueblos y las naciones.

En Asia Central, los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN aumentan las fuerzas militares, intensifican la ocupación y la guerra, que incluye los bombardeos y las acciones de tierra arrasada contra la población civil. Iraq continua en llamas, transformado en un prototipo del nuevo tipo de colonialismo militarizado, inaugurado en la era Bush y continuado por el gobierno de Barak Obama.

En la ocupada Palestina el pueblo, mártir de su territorio ocupado por Israel, es víctima de un genocidio que ocurre con el consentimiento y la tolerancia de las potencias estadounidenses y europeas.

En cuanto se ataca el derecho internacional, la militarización alcanza cotas sin precedentes. Los gastos militares aumentan, se multiplican las armas nucleares, los Estados Unidos generar nuevos planes de defensa anti-misiles, la OTAN ratifica su carácter agresivo, crece la presencia naval de los países imperialistas en el Océano Índico, mientras que África se torna aún más vulnerables con la creación del AFRICOM, el comando militar de los Estados Unidos para el continente. Una vasta red de bases militares se extiende por todo el planeta.

Todo este poderío no es una necesidad del mundo, pero lo es del sistema económico que el imperio impone al mundo. Los objetivos son los que siempre movieron al sistema imperialista - el control de los recursos económicos, de las riquezas nacionales, el dominio de los mercados y la lucha contra las transformaciones social.

La creciente militarización expresada en las más de 800 bases militares estadounidenses alrededor del mundo, forman parte de la estrategia económica y política del imperialismo de salida ante la crisis, para preservar su modelo económico, para permanecer como potencia hegemónica en el mundo, valiéndose, si necesario, del uso de la fuerza para garantizar tales objetivos.

Nuestras organizaciones sociales condenan enérgicamente la escalada del militarismo. Tenemos profundas convicciones democráticas, solidarias y de defensa de la paz. Los pueblos toman consciencia de que la paz, en oposición a la militarización y las guerras imperialistas, no sólo es un valor a defender apasionadamente, como un medio indispensable para asegurar la supervivencia y el desarrollo de la humanidad con justicia social, democracia, derechos universales, distribución de la renta y la riqueza y la soberanía nacional.

Reiteramos en este momento que Haití no necesita de la intervención militar, y si que sea respetada su soberanía, instamos a todos los países a realizar una cooperación solidaria, con médicos, profesores al servicio del pueblo haitiano.

Como patriotas latinoamericanos y comprometidos con la solidaridad entre los pueblos queremos dar nuestra contribución al logro de estos nobles objetivos para hacer de América un territorio libre de bases militares extranjeras.

América Latina y el Caribe una región de paz!

Fuera las bases extranjeras!

Organizaciones y redes internacionales:

Consejo Mundial por la Paz - CMP

Alianza Social Continental - ASC

Vía Campesina - CLOC

Encuentro Sindical Nuestra América

Marcha Mundial de Mujeres - MMM

Jubileo Sur - Américas

Compa

FDIM

OCLAE

OSPAAAL

Organizaciones nacionales:

Mopassol - Argentina

Cebrapaz - Brasil

MST – Brasil

CUT – Brasil

UBM _ Brasil

CONAM – Brasil

CTB - Brasil

MAB

Consulta Popular

Asamblea Popular

UJS – Brasil

MOVPAZ –

CMLK – Cuba

Frente nacional de Resistencia- Honduras

Para adherir envie um e-mail para

americalatinadepaz@gmail.com

28
Ene

Obama, un año después

Atilio Boron

A la memoria de Howard Zinn,
maestro, camarada y amigo

ALAI AMLATINA, 28/01/2010.- Al cumplir un año la Administración Obama presenta inequívocos signos de deterioro. Según el Rasmussen Report, dedicado a producir un seguimiento día a día de la popularidad de los presidentes de Estados Unidos, en apenas un año la aprobación popular de la gestión de Obama descendió desde un 65 % el día de su inauguración al 47 registrado el 27 de enero del 2010. En esa misma fecha la encuestadora Gallup le asignaba un porcentaje levemente superior de aprobación popular: 48 %, desde un 69 % inicial.

Las razones de esta rápida declinación son muy variadas: la crisis general capitalista ha generado un profundo descontento popular que las ortodoxas medidas adoptadas por la nueva administración para enfrentar la crisis fundamentalmente, el multimillonario rescate de los grandes oligopolios a costa del gasto social y la muy injusta repartición de los esfuerzos para superarla- no hacen sino acentuar. En los días previos a su discurso ante el Congreso y golpeado por la inesperada pérdida de la banca senatorial en el Estado de Massachussets, tradicional bastión del partido Demócrata, Obama anunció su intención de establecer regulaciones más estrictas sobre los bancos y el sector financiero y, además, de promover un conjunto de medidas tendientes a favorecer la creación de empleos y facilitar el acceso de las familias de los trabajadores a crecientes niveles de educación.

Estas promesas fueron sin duda impulsadas por la derrota electoral y la pérdida de la estratégica super-mayoría en el Senado (60 votos sobre los 100 que componen ese cuerpo) que, entre otras cosas, le permitiría avanzar con su programa de reforma del sistema de salud. Pero también fueron aguijoneadas por la constatación de la indignación popular desatada por el contraste entre las exuberantes ganancias de los principales operadores bancarios y la caída de los ingresos (y el aumento del desempleo) de los trabajadores. Goldman Sachs, tal vez el más importante banco de inversión del mundo, anunció días atrás que en 2009 había obtenido “una ganancia de US$ 3.385 millones, antes del reparto de dividendos, una cifra que resultó seis veces mayor que el beneficio logrado en 2008.” Es decir, para el capital financiero la crisis fue un espléndido negocio, y por eso los gerentes y directivos de Wall Street serán premiados, tal como lo asegura Robert Reich, con una suma cercana a los 25.000 millones de dólares en bonificaciones anuales que serán distribuidas en los próximos meses entre un puñado de privilegiados. Un verdadero escándalo para un país cuya tasa real de desempleo –es decir, incluyendo a los trabajadores indocumentados, los que trabajan a medio tiempo y los que dejaron de buscar empleo- supera ya la marca del 20 % y en el cual las diferencias de remuneraciones entre la gerencia y los trabajadores se ha disparado a las nubes. Hace unos 25 años los primeros percibían salarios que fluctuaban entre 30 y 40 veces por encima de los del trabajador medio; en la actualidad estudios concretos revelan que esa diferencia alcanzó la astronómica cifra de 344 veces. Magia del mercado, que le dicen.

Llegados a este punto es conveniente preguntarse por las razones que produjeron tan fenomenal polarización entre las remuneraciones de unos y otros. Hay dos causas principales: por una parte, las políticas neoliberales de desregulación y liberalización de la vida económica, que removieron los controles existentes desde la época del New Deal y la posguerra que ponían ciertos límites al despotismo del capital. Ronald Reagan comenzó la demolición y sus continuadores, sin excepción, profundizaron esa política. Por otro lado, el radical debilitamiento de los sindicatos: si en la década de los cincuentas más de la tercera parte de los empleados del sector privado estaban sindicalizados, la legislación anti-laboral (“flexibilización” y precarización de la relación obrero-patronal) promulgada desde los años ochenta hicieron que la proporción de trabajadores encuadrados en organizaciones sindicales se desplomara a un 7 % en los últimos años. Investigaciones empíricas demuestran que en las empresas sin sindicatos los gerentes tienen sueldos y compensaciones un 20 % superiores a las de sus colegas en empresas en donde existen sindicatos; y que los trabajadores en las primeras perciben ingresos muy superiores a los que reciben quienes se desempeñan en otras en las cuales no hay actividad sindical.

Lo anterior revela los alcances del proceso de intensificación de la explotación capitalista en Estados Unidos y la exacerbación de la concentración de la riqueza en manos de la clase dominante. En cierto sentido podría pues decirse que en ese país asistimos a una situación en la cual la lucha de clases se desenvuelve sordamente bajo un espeso velo ideológico que impide a las clases y capas subalternas adquirir una verdadera comprensión de sus propias condiciones de existencia y las causas de sus pesares. Toda la industria cultural norteamericana ha sido diseñada para negar la existencia de las clases y su irreconciliable contradicción. La permanente invocación y exaltación del American Dream -que llegó a su apoteosis con la llegada de un afro-americano a la Casa Blanca- no es sino ese cemento ideológico del cual hablaba Gramsci y mediante el cual los víctimas del sistema se culpabilizan a sí mismas de sus miserias y fracasos e inocentizan al sistema capitalista por sus desdichas y padecimientos. Lucha de clases velada y, además, atrofiada, porque la crisis del movimiento obrero, el derrumbe del sindicalismo y la claudicación del partido Demócrata (que abandonó por completo su antigua pretensión de representar a las capas medias y los trabajadores para entregarse de cuerpo y alma a los yuppies del capital financiero) dejan a la enorme masa de trabajadores asalariados norteamericanos huérfana de toda expresión política y sindical y, por eso mismo, sin capacidad para poner coto a las exacciones a que se ve sometida por la clase dominante. Bajo estas condiciones, los anuncios y la retórica de Obama difícilmente puedan surtir algún efecto: se requiere mucho más que palabras y discursos, y parece que eso es todo lo que aquél puede ofrecer al menos por ahora.

El deterioro de la situación social en los Estados Unidos puede graficarse elocuentemente si se repara que a partir del 2008 “7 millones perdieron su empleo, ... 1 de cada 8 (norteamericanos) se alimenta a través de vales de comida y 1 de cada 5 dice que el año pasado tuvo serios problemas para dar de comer a los suyos.” También, si se tiene en cuenta que “si antes de las reaganomics (en los años 70s ) el 10% más acomodado capturaba menos de un tercio de la riqueza -igual no era poco-, hoy se alza con la mitad.” Esto constituye el telón de fondo de los recientes anuncios de Obama. Son también, por supuesto, factores que explican la abrupta caída en la popularidad presidencial. De todos modos, bastó que aquél hiciera algunos anuncios previos en relación a estos programas para que el establishment norteamericano y sus voceros reaccionaran con virulencia, fulminando al ocupante de la Casa Blanca con el rótulo de “populista” por su fuerte “retórica en contra de los bancos.”

Pero el malestar y la debilidad de Obama tiene también otras fuentes: una de ellas es la generalizada sensación de que la “guerra infinita” de George W. Bush es una pesadilla interminable que se agrava con el paso del tiempo, tal como lo demuestran las fatídicas noticias que a diario llegan de Irak, Afganistán y Pakistán. Y si bien en su alocución al Congreso Obama aseguró que las tropas estacionadas en Irak regresarían a casa en Agosto son pocos los que creen en semejante promesa. Es más, no sería absurdo conjeturar que la creciente militarización de las relaciones hemisféricas -con base en Colombia, convertida en la Israel latinoamericana- podría tener como consecuencia la apertura de un tercer frente bélico, ahora en esta parte del mundo. La obsesión por derrocar a Hugo Chávez y “normalizar” el cuadro político latinoamericano podría llegar a precipitar tal desatino.

A ello agréguese la muy difundida percepción de que la decadencia del “imperio americano” no encuentra en el ocupante de la Casa Blanca el piloto de tormentas que se necesita para enfrentar tan delicada situación agravada, además, por la creciente complejidad de un escenario global caracterizado por: (a) la aparición de nuevas actores dotados de extraordinarios recursos –China, en primer lugar, pero también India, Rusia y la misma Unión Europea- y (b), por el surgimiento de inéditos desafíos, como el cambio climático, la crisis del agua, el terrorismo internacionalizado y el tráfico ilegal de drogas, personas y armas, cuestiones estas que ponen en entredicho la eficacia de los mecanismos tradicionales de intervención en el sistema internacional.

Por eso, a poco andar, las promesas electorales de Obama se fueron abandonando sin mayores explicaciones. Su decepcionante conducta en la Cumbre de Copenhagen demostró claramente la tibieza de sus afanes innovadores. Y lejos de “desmilitarizar” la política exterior de Estados Unidos lo que hizo Obama, sin fuerzas para sobreponerse a las presiones de sus generales y el “complejo militar-industrial”, fue delegar cada vez más sus prerrogativas como comandante supremo de las fuerzas armadas en manos del establishment. Una buena prueba de ello la ofrece el hecho de que el presupuesto militar aprobado para este próximo año es el mayor de toda la historia de Estados Unidos, superando con largueza el billón de dólares (un millón de millones de dólares) si se consideran los gastos militares efectuados por todos los departamentos de la Administración federal y no sólo por el Pentágono. Lejos de revertir el papel dominante del Departamento de Defensa en la formulación de la política exterior, que es uno de los legados más funestos de la era Bush Jr., lo que hizo Obama fue proseguir en el mismo curso, algo que podía fácilmente pronosticarse a partir de la ratificación de Robert Gates al frente del Pentágono, nombrado como se recordará por su predecesor en reemplazo de Donald Rumsfeld. La gira por Asia mostró, además, a un presidente norteamericano a un paso de la humillación en su visita a China, y con Japón reclamando cada vez con más energía la redefinición de las relaciones nipo-estadounidenses constreñidas aún por los leoninos arreglos de la postguerra y las secuelas de la Guerra Fría.

En lo que hace a esta parte del mundo el desempeño de Obama fluctúa entre la intrascendencia y, otra vez, la continuidad con las políticas de Bush Jr. Pese a sus promesas de cerrar en el plazo de un año la cárcel ilegal que mantiene en la base naval de Guantánamo Obama tuvo que reconocer que tal cosa será imposible, al menos por ahora. La Cuarta Flota sigue navegando nuestras aguas y ahora los marines (unos 14.000 al día de hoy) asumieron el control de una devastada Puerto Príncipe que necesita médicos, trabajadores sociales, ingenieros y arquitectos y no máquinas de matar. El objetivo, claro está, es reforzar hasta el paroxismo su control territorial en la región, y el terremoto y la posterior tragedia haitiana le brindó a Washington una magnífica excusa, al igual que el derrumbe de las Torres Gemelas lo hizo para lanzar los planes belicistas de Bush y compañía. El comportamiento de Obama durante el golpe de Honduras fue, al principio errático, pero luego que la Secretaria de Estado Hillary Clinton fijara la postura de los sectores dominantes del imperio -que encuentran en ella a su más calificada y confiable representante- y caracterizara lo ocurrido en ese país centroamericano como un “interinato” la Casa Blanca se plegó a la línea emanada del “gobierno permanente” de Estados Unidos y, en la actualidad, ha convalidado plenamente el golpe por la vía del reconocimiento de la validez de unas elecciones tan fraudulentas y viciadas que la OEA y el Centro Carter decidieron que no valía la pena monitorear.

Como si lo anterior fuera poco Obama no hizo absolutamente nada en relación a la situación de los 5 cubanos prisioneros en las cárceles de Estados Unidos, bajo condiciones que ni siquiera se le aplica al más feroz criminal serial y que fueron sentenciados en un escandaloso juicio que constituye una vergüenza para el sistema judicial norteamericano. En relación al bloqueo a Cuba, condenado por toda la comunidad internacional con la excepción del propio Estados Unidos, su estado-cliente Israel y su protectorado en la Micronesia, Obama no tomó ninguna medida significativa para la eliminación de tan infame política. Como si lo anterior fuera poco firmó con Uribe un tratado por el que se le concede a Estados Unidos el derecho a instalar siete bases militares en Colombia, cuyo objetivo apenas silenciado es el de poder controlar con sus aviones cualquier movimiento significativo que tenga lugar en Sudamérica, hasta las cercanías del Cabo de Hornos. Tal como lo señalara el Comandante Fidel Castro, ese tratado constituye en realidad una anexión de facto de Colombia a los Estados Unidos: sus militares y civiles pueden entrar y salir a voluntad de Colombia, sin utilizar pasaportes. Basta para ello con exhibir un simple carnet de identidad. Los colombianos que quieran ingresar a Estados Unidos, en cambio, son sometidos a toda clase de controles y vejaciones. Los cargamentos que los norteamericanos internen o saquen del país no pueden ser sometidos a fiscalización alguna por parte de las autoridades colombianas.

Pueden importar armas de destrucción masiva, si se lo proponen; y exportar estupefacientes, cosa que ya hicieron en el pasado (recordar el affaire Irán-Contras). Por si lo anterior no bastara, los estadounidenses establecidos en Colombia gozan de total inmunidad diplomática y no pueden ser llevados a los tribunales colombianos por cualquier delito o crimen cometido en ese país. Y este tratado lo firmó Obama, no Bush. Para resumir: al cabo de un año la gestión Obama revela que es más de lo mismo, a pesar de sus recientes arrestos dialécticos que habrá que ver si son sucedidos por iniciativas concretas, cosa que no parece demasiado probable. Noam Chomsky tenía razón cuando advirtió, mucho antes de su elección, que “Obama es un blanco que tomó demasiado sol”.

(Ver el artículo completo, incluidas las notas de pie, en: http://alainet.org/active/35822

- Dr. Atilio A. Boron, director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales (PLED), Buenos Aires, Argentina

29
May

Marco A. Gandásegui: La tortura en EEUU divide a la clase política

gandaseguiALAI AMLATINA, 28/05/2009.- En toda sociedad de clase quien tiene el poder tiende a abusar de él en algún momento. Para ello, quienes ocupan las posiciones de poder definen qué se considera un abuso y cómo se debe castigar al responsable. En el caso de EEUU, se ha abierto un debate en torno a la tortura. La pregunta es sencilla: ¿debe el gobierno utilizar la tortura para extraerle información a las personas que tiene bajo su control?

A pesar de la sencillez de la pregunta, las implicaciones son muy complejas y deben ser cuidadosamente evaluadas. La idea de un debate sobre esta materia constituye, en sí, un paso atrás de siglos. Quienes participan del debate borran, de una vez, toda noción sobre los derechos humanos. No sólo en EEUU, practicante confeso de torturas a detenidos, sino del resto del mundo que lo tolera sin protestar.

En el debate se plantean cuatro niveles: el legal, el político, el utilitario y el moral. Aunque parezca absurdo, una de las partes asegura que la legislación norteamericana permite la tortura. Además, argumenta con pasión que la tortura es una herramienta política válida para la seguridad nacional. La otra parte, alega que la tortura debe abandonarse porque no arroja resultados útiles. Por último, se asegura que la víctima no tiene moral, es mala y perversa, por lo tanto es legítimo cualquier abuso, incluyendo la tortura.

En América latina, cuando los regímenes militares torturaban a los enemigos del orden establecido, lo hacían en forma secreta. No decían que era legal y menos que era políticamente correcto. Tampoco lo relacionaban con una moral justificadora. En su momento, la mayoría de los militares que abusaron del poder fue condenada por no respetar la ley, por sus errores políticos y por la inmoralidad de su actos.

En EEUU, el presidente Barack Obama quiere abordar los abusos y las torturas que cometió el expresidente George Bush en su “guerra contra el terrorismo” con guantes de seda y sin ensuciarse las manos. No lo podrá hacer debido a lo complicado del asunto. Si no logra extirpar a los torturadores de los “terroristas islámicos”, como llaman a los detenidos en sus campos de concentración, mañana justificarán la tortura de los traficantes de drogas y otros “enemigos”. Seguirán en la lista de torturados los inmigrantes ilegales y los partidarios del desarrollo en los países pobres. En esta misma lógica, seguirían los propios norteamericanos que serían llevados a cámaras de tortura especialmente concebidos para extraerles información.

En la década de 1950, para destruir el movimiento obrero norteamericano se creó la gran “cacería de brujas” encabezada por el Senado de aquel entonces. Fueron electrocutados varios “brujos” comunistas, otros fueron encarcelados y miles perdieron su empleo. Cuando comenzaron a buscar “comunistas” en las Fuerzas Armadas el presidente Eisenhower puso fin a las aventuras del Senado.

¿Podrá Obama poner fin a las torturas y controlar a los agentes que se alimentan de los temores ajenos?

En Panamá y en América latina hay una historia larga de abusos por parte de quienes detentan el poder y explotan el entorno natural y social. Los debates han sido álgidos entre quienes luchan por descubrir los atropellos y aquellos que hacen todo lo posible por encubrirlos. En estos momentos, en Panamá, se denuncian los casos de las muertes de obreros de la construcción y de pescadores por parte de fuerzas del orden. Igualmente, las actividades mineras, energéticas, turísticas y de comunicación están acabando con comunidades enteras en toda la geografía del país.

En el pasado reciente se luchaba contra los regímenes militares y sus abusos de los derechos humanos. En muchos de los casos – Panamá, Chile, Guatemala, Brasil y los demás – los responsables han sido llamados a capítulo y han tenido que responder por sus actos. En la actualidad, este debate – con ribetes políticos y éticos - en torno a los abusos, y concretamente sobre las torturas, se ha trasladado a los pasillos del poder en EEUU así como a sus medios de comunicación.

El presidente Barack Obama desde la Casa Blanca ha lanzado una ofensiva contra las prácticas de las distintas instancias norteamericanas que utilizan la tortura como forma de humillar y deshumanizar a los individuos que son identificados como amenazas a la seguridad nacional de EEUU. Obama plantea que la “técnica” asociada con la tortura produce muy pocos resultados y, más bien, ha desprestigiado a EEUU en la comunidad internacional.

Según el escritor mexicano Carlos Fuentes, el ex-vice-presidente de EEUU, Dick Cheney (2001-2009), se ha levantado como moderno Torquemada, para defender la nueva fe reciclada del “American Century” en el hemiciclo del Congreso norteamericano.

Cheney admitió ante los senadores que los torturados, “combatientes ilegales” en el lenguaje del gobierno de EEUU, eran vestidos con "chalecos explosivos, sus heridas escarbadas con un pie, sus dolores aumentados por pentotal sódico (y recibían) la amenaza de cortarles los ojos".

Cuando el senador John McCain le hizo una pregunta, Cheney le dijo: "Cierra la boca. Todos estamos aburridos de tus apologías contra la tortura. ¿Por qué no te unes al marica Specter (también senador) y te vas del otro lado? Cheney calificó a Obama, como "la delicada orquídea de Harvard" y lo acusó de "arrimarse a dictadores grasosos, dándoles besos a esos comadrejas europeos a los que nuestros militares liberaron".

Cheney declaró en la audiencia que entre los métodos de tortura autorizados por la Casa Blanca de George Bush se encontraban retirarle medicinas a los detenidos, simular que se les ahogaba, el uso de serruchos para intimidar e informes falsos sobre la muerte de un hijo del detenido.

Según The New York Times, la Casa Blanca aprobó a principios de la gestión de Bush el uso extremo y secreto de la tortura, e incluso la "desaparición" de los torturados. Cheney, en aquel entonces, insistió en su política de brutalidad y tortura y logró una orden ejecutiva autorizando los actos de coerción (los mismos que el ex vicepresidente defendió en el comité senatorial).

Condoleezza Rice fue la que recomendó el reconocimiento público de que EEUU tenía detenidos sospechosos de ser terroristas. Cuando este procedimiento fue aprobado en la Casa Blanca, Alberto Gonzales, el procurador general de Bush, propuso la teoría de la "inmaculada concepción": llevar los prisioneros a Guantánamo, sin admitir que antes estuvieron secretamente detenidos.

John Yoo, abogado del gobierno y co-autor de los “memorandos sobre la tortura”, sentó doctrina al señalar que “la víctima debe experimentar dolor o sufrimiento intenso, del tipo equivalente al dolor asociado a una herida física de gravedad, tan grave que provocaría la muerte, la falla de un órgano, o un daño permanente que provoque la pérdida de una función corporal importante”. El Juez Baltasar Garzón, de la Audiencia Nacional de España, está procediendo con una investigación contra los llamados “Seis de Bush”, que incluye a Yoo y al ex procurador, Alberto Gonzáles.

Carlos Fuentes quien destapó las declaraciones de Cheney es más optimista en relación con Obama. Señala que “Obama trae una experiencia legal y una cultura jurídica que vienen a llenar el inmenso vacío dejado por la era Bush-Cheney. Al alegato de Cheney (la tortura era necesaria para la seguridad) Obama da a entender que la información obtenida bajo tortura suele o puede ser falsa, como lo demuestra la experiencia a posteriori de la era Bush-Cheney”. Además, agrega, que según Obama “la seguridad nacional no implica la violación de la juridicidad nacional o internacional. Al contrario, el apego al derecho desarma al enemigo y la violación del derecho nos asimila a él”.

En la década de 1950 el presidente Eisenhower logró poner fin a la “cacería de brujas” cuando logró destruir el movimiento sindical y, de paso, acabar con los militantes comunistas en EEUU sospechosos de desleales. ¿Podrá poner Obama fin a la “guerra contra el terrorismo” y a los abusos que desarrollaron sus promotores en las posiciones más elevadas del gobierno del presidente Bush?

http://marcoagandasegui.blogspot.com

3
May

Entrevista a Germán Mundaraín Hernández [De racismo y un mundo unipolar]

«El documento final no responde a las aspiraciones de los pueblos»
por Silvia Cattori*, Sandro Cruz*

Algunos de los países europeos capitalistas más industrializados con un fuerte pasado colonial y de trata de esclavos demostraron una vez más su arrogancia cuando abandoraron la reunión cumbre de la ONU sobre el Racismo bajo el falso pretexto que el presidente iraní estaba predicando el odio con su discurso. La entrevista al embajador venezolano Germán Mundaraín, presente en esta cita mundial, nos aclara sobre las verdaderas razones del fracaso de esta reunión planetaria y cómo ésta ha sido saboteada por ciertos países.



28 de abril de 2009

Desde
Ginebra (Suiza)



Embajador Germán Mundaraín Hernández

Silvia Cattori: Durante estos últimos meses muchos Estados de América Latina y de otros continentes se comprometieron fuertemente en los trabajos preparatorios que debían redefinir los criterios y las normas en materia de lucha contra el racismo. Nada más terminar la “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia” celebrada en Durban en 2001 Israel, por su parte, comenzó a propagar su hostilidad hacia la “Conferencia de Examen de Durban” [1] que acaba de celebrarse en Ginebra, ayudado por personalidades como Bernard-Henri Lévy y Elie Wiesel, y muchas organizaciones judías llegadas en grupo a Ginebra. La desinformación y las mentiras que había rodeado a la primera de las conferencias llegaron en Ginebra a su punto máximo.

Hay que recordar que Israel nunca ha aceptado que en Durban unas ONG pudieran estigmatizar sus políticas de “purificación étnica”, “de apartheid”, “de genocidio”, “de crímenes racistas” contra el pueblo palestino. Por lo tanto, el lobby pro-israelí ha hecho todo lo posible para hacer pasar por buena la endeble versión de que esta conferencia fue el teatro de manifestaciones “antisemitas”, de consignas “antisemitas”, aun cuando las políticas racistas que Israel lleva a cabo están perfectamente documentadas por el Comité Nacional Palestino [2].

Aquí, en en Ginebra, el brutal comportamiento de la diplomacia francesa, dirigida por Bernard Kouchner, ha chocado bastante [3]. ¿Acaso Francia no ha maniobrado para servir a los intereses de los ausentes Estados Unidos e Israel? Nadie puede ignorar que desde que Nicolas Sarkozy llegó al poder Francia ha hecho todo lo posible para arrojar sospechas sobre la “Conferencia de Examen de Durban”, blandir la amenaza de boicot y atraer a la mayor cantidad posible de países a su bando. Fue el embajador de Francia ante la ONU en Ginebra, Jean-Baptiste Mattéi, quien dio la señal de salida a los representantes de la Unión Europea durante el discurso del presidente iraní. Esto es la parte visible del asunto. ¿Qué ocurrió entre bastidores durante la preparación de esta conferencia y como han juzgado todo este escándalo las delegaciones que permanecieron en la sala y aplaudieron el discurso de Ahmadinejad?

Germán Mundaraín Hernández: Usted ha respondido al recordar que Francia y algunos países europeos llevaban tiempo trabajando para sabotear esta “Conferencia de Examen de Durban” celebrada aquí, en Ginebra. Pero, en realidad la “Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia” ya había sido saboteada en el propio Durban.

Dicho esto, hay que saber que en 2001 en Durban sólo Israel y Estados Unidos sabotearon y abandonaron la conferencia. Lo que ahora ha cambiado es que ambos países han encontrado algunos aliados. Pero no representan a una mayoría. Es un grupo de países que se podía definir como de países que fueron colonizadores, neo-colonialisitas, además de aquellos que sin haber sido ellos mismos países colonizadores, se beneficiaron del colonialismo.

En Naciones Unidas y en las organizaciones internacionales es una constante que cuando se trata de grandes crímenes y de grandes violaciones de los derechos humanos cometidos por las grandes potencias se ignoran, no se les da la importancia que merecen. No se quiere admitir que la colonización y la esclavitud fueron un crimen contra la humanidad. Del racismo, de la trata de esclavos queda una ideología: la ideología según la cual existe una raza superior y los débiles son considerados una raza inferior.

El racismo, la xenofobia, la exclusión son temas de los que las grandes potencias no quieren discutir. Del mismo modo que no quieren discutir sobre la crisis económica. Y es lo mismo. Los responsables de la colonización, de la conquista, de la trata de esclavos, del racismo, al igual que los responsables de la crisis financiera, no quieren discutir sobre el origen y las causas de estos fenómenos ni de las indemnizaciones a quienes son las víctimas de las consecuencias de estas dos grandes tragedias.

Silvia Cattori: La delegación palestina, de acuerdo con la Autoridad Palestina de Ramala, aceptó que se suprimiera toda mención a Israel y a la suerte del pueblo palestino que vive bajo la ocupación extranjera. ¿No cuesta entenderlo?

Germán Mundaraín Hernández: Esta conferencia ha estado condicionada por el chantaje, por las amenazas de retirarse hechas por un grupo de países. Estos países han condicionado el texto final a su presencia. En el espíritu de recuperar un consenso los demás países han hecho concesiones en el texto final, según las presiones que se han ejercido en relación a ello: no se quiere hablar de Palestina porque Palestina es una vergüenza para el mundo: un territorio ocupado, un pueblo que no puede ejercer su derecho a la autodeterminación y que es víctima de exclusión y de discriminaciones. No se quiere hablar del odio racial y de la difamación con el pretexto de defender la libertad de expresión.

La libertad de expresión es importante, pero supone responsabilidad y no se puede incitar al odio, a la guerra y al odio religioso. Y así, como en una época en que se demonizó a los judíos en la Alemania nazi, hoy en muchos países occidentales se demoniza a los musulmanes. Puedo poner un ejemplo muy claro: con frecuencia la prensa mundial habla de “terrorismo islámico” y nunca, que yo recuerde, ha hablado de “terrorismo católico” o “protestante” en Irlanda del Norte, ¿por qué? ¿Es que da la casualidad de que los musulmanes son terroristas? Puede haber musulmanes que sean terroristas, puede haber católicos o ateos que sean terroristas, pero ello no se desprende de su religión.

Silvia Cattori: Al acudir a esta conferencia, ¿sabía usted que iba a haber esta especie de confrontación entre dos fuerzas, que aquellos que no quieren que se toque a Israel y a la ideología del mundo unipolar iban a pesar en ella con todo su peso?

Germán Mundaraín Hernández: Sí, me lo esperaba. Estas son cosas que ocurren aquí, en la ONU. Se llama a una unidad contra el racismo, pero no hay unidad y no puede haberla. Desde el primer momento no hubo mucha unidad. Es muy difícil conseguirla porque estos países que he mencionado persisten en su ideología de la raza superior y en su creencia de que hay razas inferiores. Lo mismo que con la conferencia sobre la tolerancia. Ellos han dado muestras de su intolerancia. Un grupo de países se retiró de esta conferencia [5].

Al principio participaron en ella para obtener sus pretensiones y después se retiraron. Aquí el mundo lo ha podido ver en directo: cuando el primer día de la conferencia habló el presidente Ahmadinejad los representantes de un grupo de países (un pequeño grupo de 23 países) abandonaron la sala. No dieron con ello la mejor demostración de tolerancia. Lo mismo que aquellas personas que se aprovecharon de la falta de vigilancia del servicio de seguridad de la ONU para protestar contra el presidente iraní en nombre del Holocausto. No quieren reconocer a todas las víctimas. Ni que si los judíos fueron las víctimas del Holocausto, entre nosotros el Holocausto viene como una crisis financiera en la que aquellos que la sufren no son quienes la han causado.

Ningún país de América Latina ni del Caribe se retiró, ni tampoco ningún país de África ni de Asia. Ellos aplaudieron a Ahmadinejad y abuchearon a este grupo de intolerantes que habían programado el sabotaje y que no quisieron escuchar la intervención del presidente iraní. Además, éste no dijo nada que estuviera fuera de lugar. Los países occidentales demonizaron a Ahmadinejad. Aquí hubo discursos más fuertes, pero, a pesar de todo, la tomaron con Ahmadinejad.

Aquí hay países que niegan que el racismo haya sido un crimen contra la humanidad. Esto nos recuerda que los grandes crímenes continúan en la impunidad total. No se arrepienten, no han pedido perdón. Y menos aún están dispuestos a cualquier forma de indemnización. Y a veces recurren a subterfugios diciendo “no hablemos del pasado”, como dijo Obama en [la Cumbre de las Américas de] Trinidad. También nosotros, países en desarrollo endeudados, podríamos decir “no hablemos del pasado” cuando vamos al Fondo Monetario o al Banco Mundial.

Silvia Cattori: Por lo tanto, la “línea roja” que los diplomáticos franceses han definido como no superable ha servido para impedir que se califique al Estado judío de Israel de exclusivo, de racista. ¿Ha servido, por lo tanto, para hacer triunfar la política del doble rasero legitimando los actos criminales de este Estado ?

Germán Mundaraín Hernández: Creo que en esta conferencia el documento final no responde a las ambiciones de los pueblos del mundo.

Silvia Cattori: ¿La “Conferencia de Examen de Durban” se ha convertido en el lugar del fracaso para los pueblos que aspiran a la multipolaridad?

Germán Mundaraín Hernández: Yo no diría que es un fracaso. Yo no buscaría calificativos como fracaso o éxito, sin embargo afirmo que el documento no responde las aspiraciones de los pueblos del mundo. Los países que he mencionado no quieren oír hablar del tema de las indemnizaciones para los pueblos de África, de excusas, de arrepentimiento. No quieren hablar de la difamación de las religiones, de la islamofobia. No quieren hablar de Palestina. Creo que, como muchas otras conferencias de Naciones Unidas, está ha estado condicionada por las presiones y por el chantaje de un grupo. El mismo grupo que ha presionado para que la Asamblea General no se pronuncie sobre Palestina. Las mismas presiones que se han ejercido para impedir que la Asamblea General debata y busque soluciones a las crisis financiera. Las grandes potencias siempre quieren imponer su agenda.

Silvia Cattori: ¿Se puede concluir diciendo que el texto votado en aquí en Ginebra [6] supone un retroceso en relación al que se votó en Durban en 2001?

Germán Mundaraín Hernández: Yo no diría que se haya retrocedido. Diría que las cosas han permanecido en un doloroso equilibrio que mantiene el chantaje y la relación de fuerzas impuesto por los países occidentales. Creo que seguimos estando en el mismo punto, con el temor de que renazca el racismo bajo el efecto del aumento de la pobreza. ¿De qué color son los millones de niños que mueren cada día de hambre? Son indígenas o africanos. Esta crisis económica y financiera va a agravar la pobreza y provocar más exclusión y racismo frente a los emigrantes. La islamofobia es esencialmente un proceso que se ha acentuado en la década que va de los noventa a nuestros días. Y mi temor, por lo tanto, es que este documento no prepare las respuestas a lo que se está perfilando.

Silvia Cattori: ¿Cree usted que los partidarios de un mundo unipolar han estado tan agresivos porque empiezan a tener dificultades para imponer su visión de las cosas y sienten que se está esbozando una nueva relación de fuerzas?

Germán Mundaraín Hernández: Creo que prueban mecanismos para evitar que la multipolaridad se convierta en un catalizador que beneficie a los países en desarrollo.

Sandro Cruz: ¿Ha aumentado verdaderamente la fractura entre los dos bloques aquí, en la “Conferencia de Examen de Durban”? ¿Se van a despertar los pueblos del sur?

Germán Mundaraín Hernández: Yo no me arriesgaría a decir que los pueblos del mundo se han despertado. Diría que se están despertando. Están en el camino de despertarse. Si ya estuvieran despiertos, tendríamos otro documento final.

 Silvia Cattori
Periodista suiza.

Sandro Cruz
Periodista. Miembro fundador de la agencia de prensa latinoamérica IPI.

Fuente:http://www.voltairenet.org/article159869.html

24
Abr

Fidel Castro: LA CUMBRE Y LA MENTIRA

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Algunas de las cosas que me dijo Daniel [Ortega] serían difíciles de creer si no fuera él quien las cuenta y no fuera una Cumbre de las Américas donde ocurrieron.

Lo insólito es que no hubo tal consenso sobre el documento final. El grupo del ALBA no lo suscribió; así lo hizo constar en el último intercambio con Obama en presencia de Manning y los demás líderes en la mañana del 19 de abril.

En esa reunión hablaron Chávez, Evo y Daniel sobre el tema con absoluta claridad.

Me había parecido que Daniel expresó una queja amarga cuando, el día de la inauguración de la Cumbre, dijo en su discurso: “…Pienso que el tiempo que me estoy tomando es mucho menor que el que me tuve que tomar, tres horas, esperando en el aeropuerto dentro del avión.”

Se lo pregunté y me contó que seis dirigentes de alto nivel tuvieron que esperar en la pista: Lula, de Brasil; Harper, de Canadá; Bachelet, de Chile; Evo, de Bolivia; Calderón, de México y él, que era el sexto. ¿Motivo? Los organizadores, en un acto de adulonería, lo decidieron así para recibir al Presidente de Estados Unidos. Daniel permaneció las 3 horas dentro del caluroso avión de LACSA, al ser retenido en el aeropuerto bajo sol radiante del Trópico.

Me explicó el comportamiento de los principales líderes presentes en la Cumbre, los problemas fundamentales y específicos de cada uno de los países de América Latina y el Caribe. No se le vio rencoroso. Estaba seguro, tranquilo y comprensivo. Recordé los tiempos de la guerra sucia de Reagan, las miles de armas lanzadas por éste contra Nicaragua, las decenas de miles de muertos, el minado de los puertos, la utilización de las drogas por parte del gobierno de Estados Unidos para burlar las disposiciones del Congreso, prohibiendo fondos para financiar aquella cínica guerra.

No pasamos por alto la criminal invasión a Panamá ordenada por Bush padre, la horrible matanza de El Chorrillo, los miles de panameños muertos, la invasión de la pequeña Granada con la complicidad de otros gobiernos de la región, hechos bastante recientes en la trágica historia en nuestro hemisferio.

En cada uno de los crímenes estaba la mano peluda de la OEA, principal cómplice de las brutales acciones de la gran potencia militar y económica contra nuestros empobrecidos pueblos.

Me narró el daño que el narcotráfico y el crimen organizado ocasionan a los países de Centroamérica, el tráfico de armas norteamericanas, el inmenso mercado que impulsa esa actividad tan nociva para las naciones de América Latina y el Caribe.

Me contó las posibilidades geotérmicas de Centroamérica como un recurso natural de gran valor. Considera que Nicaragua, por esa vía, podría alcanzar una capacidad de generación equivalente a dos millones de kiloWatts/hora. Hoy su capacidad total de generación eléctrica, incluidas las diversas fuentes de energía, apenas alcanza 700 mil kiloWatts/hora y son frecuentes los apagones.

Habló de la capacidad de Nicaragua para producir alimentos, del precio de la leche que se distribuye a un tercio de lo que cobran en Estados Unidos, aunque los salarios en este país son decenas de veces más altos.

En torno a esto y a otros temas prácticos giró nuestra conversación. En ningún instante lo vi rencoroso y menos aún sugerir medidas extremistas en el tema económico. Está bien informado y analiza con gran realismo lo que puede y debe hacerse.

Le expliqué que muchas personas en nuestro país no habían podido escuchar su discurso por cuestiones de horario y la falta de información oportuna en torno a la Cumbre, que por ello le pedía que aceptara explicar, en un programa televisivo, los temas de más interés relacionados con la Cumbre de las Américas, a un panel integrado por tres jóvenes periodistas, los que con seguridad interesarán a muchos latinoamericanos, caribeños, norteamericanos y canadienses.

Daniel conoce muchas posibilidades concretas de mejorar las condiciones de vida del pueblo de Nicaragua, uno de los cinco países más pobres del hemisferio, como consecuencia de las intervenciones y el saqueo de Estados Unidos. Le agradó la victoria de Obama y lo observó bien en la Cumbre. No le gustó su comportamiento en la reunión. “Se movía por todas partes -me dijo- buscando a las personas para influir sobre ellas, sugestionándolas con su poder y sus halagos.”

Desde luego que para un observador a distancia, como era mi caso, se percibía una estrategia concertada para exaltar las posiciones más afines a los intereses de Estados Unidos y más opuestas a las políticas partidarias de los cambios sociales, la unidad y la soberanía de nuestros pueblos. Lo peor, a mi juicio, fue la maniobra de presentar una declaración supuestamente apoyada por todos.

El bloqueo a Cuba ni siquiera se mencionó en la Declaración Final y el Presidente de Estados Unidos la utilizó para justificar sus acciones y encubrir supuestas concesiones de su Administración a Cuba. Nosotros comprenderíamos mejor las limitaciones reales que el nuevo Presidente de Estados Unidos tiene para introducir cambios en la política de su país hacia nuestra patria, que el uso de la mentira para justificar sus acciones.

¿Debemos aplaudir, acaso, la agresión de nuestro espacio televisivo y radial, el uso de tecnologías sofisticadas para invadir ese espacio desde grandes alturas y aplicar la misma política de Bush contra Cuba? ¿Debemos aceptar el derecho de Estados Unidos para mantener el bloqueo durante un período geológico hasta traer la democracia capitalista a Cuba?

Obama confiesa que los líderes de los países latinoamericanos y caribeños le hablan en todas partes de los servicios de los médicos cubanos, y expresa sin embargo que: “…Esto es un recordatorio para nosotros en los Estados Unidos de que si nuestra única interacción con muchos países es la lucha contra la droga, si nuestra única interacción es militar, entonces es posible que no estemos desarrollando conexiones que con el tiempo puedan aumentar nuestra influencia y tener un efecto beneficioso cuando tengamos necesidad de hacer avanzar políticas de nuestro interés en la región.”

En el subconsciente, Obama comprende que Cuba goza de prestigio por los servicios de sus médicos en la región y hasta le da más importancia que nosotros mismos. Tal vez ni siquiera le han informado que Cuba envió sus médicos no sólo a la América Latina y el Caribe, sino también a numerosos países de África, a países asiáticos, en situación de catástrofes, a pequeñas islitas de Oceanía como Timor Leste y Kiribati, amenazadas de quedar bajo las aguas si el clima cambia e incluso ofreció enviar, en cuestión de horas, una brigada médica completa para socorrer a las víctimas de Katrina cuando gran parte de Nueva Orleáns quedó desamparada bajo las aguas y habrían podido salvar muchas vidas. Miles de jóvenes seleccionados de otros países han sido formados como médicos en Cuba, decenas de miles más se están preparando.

Pero no solo en el campo de la salud hemos cooperado, también en el de la educación, el deporte, la ciencia, la cultura, el ahorro de energía, la repoblación forestal, la protección del medio ambiente y otros campos. Los órganos de Naciones Unidas podrían dar testimonio de esto.

Algo más: sangre de patriotas cubanos se derramó en la lucha contra los últimos baluartes del colonialismo en África y la derrota del Apartheid, aliado de Estados Unidos.

Lo más importante de todo, ya lo dijo Daniel en la Cumbre, es la ausencia total de condicionalidad en el aporte de Cuba, la pequeña Isla que Estados Unidos bloquea.

No lo hicimos buscando influencias y apoyo. Fueron los principios que sustentan nuestra lucha y nuestra resistencia. El índice de mortalidad infantil en Cuba es menor que el de Estados Unidos; hace mucho rato no hay analfabetos; los niños blancos, negros o mestizos asisten todos los días a la escuela, disponen de iguales posibilidades de estudio, incluidos los que requieren educación especial. Hemos alcanzado no toda la justicia, pero sí el máximo de justicia posible. Todos los miembros de la Asamblea Nacional son postulados y elegidos por el pueblo, vota más del 90% de la población con derecho a votar.

No hemos solicitado la democracia capitalista en la que usted se formó y en la cual sinceramente y con todo derecho cree.

No pretendemos exportar nuestro sistema político a Estados Unidos.

27
Ene

Atilio Boron: Reelecciones buenas y malas

atilio-boronALAI AMLATINA, 27/01/2009, Buenos Aires.- El rotundo triunfo de Evo Morales, el tercero consecutivo desde el 2005, difícilmente servirá para acallar las críticas de quienes vieron en este referendo constitucional apenas una estratagema del líder boliviano para perpetuarse en el poder. Caso omiso se hace del denso articulado de la nueva Constitución boliviana que, en sus 411 artículos, establece un marco normativo protectivo de las grandes mayorías populares, por siglos oprimidas por los distintos gobiernos de Bolivia, al paso que reafirma los derechos de los pueblos indígenas, garantiza el control público de los principales recursos naturales y perfecciona la calidad de las instituciones republicanas. Pese a que unos 350 observadores internacionales de organismos como la OEA, la Unasur, la Unión Europea y el Centro Carter declararon que las elecciones se desenvolvieron de manera inobjetable, el líder de la derecha fascista de Santa Cruz, Branco Marinkovic, manifestó su impotencia lanzando una ridícula acusación de fraude, preparando el terreno para una nueva ofensiva sediciosa en contra de la nueva Constitución.

Una de las críticas más socorridas, escuchada también en estos días a propósito de la propuesta de enmienda de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela facultando la reelección indefinida del presidente Hugo Chávez, es que tal cláusula revela una vocación totalitaria que debe ser rechazada a cualquier precio. La secretaria de Estado de George W. Bush, Condoleezza Rice, no se cansó de predicar esta tesis, repetida luego ad nauseam por los principales medios de prensa, periodistas y analistas "independientes" de América latina. No se conocen todavía comentarios de su sucesora, Hillary Clinton, pero a juzgar por sus muy desafortunadas declaraciones en la audiencia confirmatoria sostenida ante el Senado de EE.UU. no sería de extrañar que en los próximos días apareciera un comunicado oficial deplorando lo que sería visto como una sinuosa maniobra de Evo Morales para eternizarse en el Palacio Quemado.

En vista de ello, conviene recordar que la reelección indefinida es una norma en la mayoría de los países europeos: fue por eso que Helmut Kohl pudo ser canciller primero de la República Federal Alemana y luego de la Alemania unificada durante dieciséis años, desde 1982 a 1998, sin que en ningún momento la opinión "bienpensante" y la prensa "independiente" (mucho menos el Departamento de Estado) pusieran el grito en el cielo ante tan prolongado monopolio del poder político. Podría haber seguido en el timón de la Cancillería; si no lo hizo fue por el estallido de un escándalo que lo obligó a renunciar. En España, el principal lobbista mundial de las transnacionales españolas y sedicente custodio de los valores democráticos, Felipe González, fue presidente del gobierno desde 1982 a 1996, un total de 14 años, sin despertar preocupación alguna en la Casa Blanca y los gobiernos "democráticos" del mundo desarrollado. En el Reino Unido, Margaret Thatcher fue primera ministra durante 11 años. Nada le impedía haber seguido en el poder, pero su coalición perdió peso electoral y tuvo que renunciar. Hay varios casos similares en Europa. Francia, sin ir más lejos, autoriza una reelección presidencial para un mandato de siete años cada uno. Todos los últimos presidentes de Francia duraron 14 años en el poder.

Más interesante todavía es el significativo (y cómplice) silencio de Washington ante la dilatada permanencia en el poder de una serie de mandatarios amigos, aliados incondicionales del imperio: en Egipto, el actual presidente Mohamed Hosni Mubarak ejerce el cargo desde octubre de 1981, lo que no obsta para que reciba toda clase de elogios por la "estabilidad política" lograda en ese país y generosos apoyos financieros y militares de parte de la Casa Blanca. Total: 28 años ininterrumpidos en el gobierno. En Camerún, el presidente Paul Biya gobierna con poderes omnímodos desde 1982: 27 años. En el pequeño enclave petrolero de Gabón, otro aliado de Estados Unidos, el presidente Omar Bongo Ondimba preserva el orden con mano de hierro desde 1967: 42 años.

En Angola, el gobierno pro americano de José E. dos Santos se encuentra en el poder desde 1979: 30 años. Por último, uno de los aliados fundamentales de Estados Unidos, Arabia Saudita, es un país en el que impera el más primitivo y brutal despotismo: allí rige una monarquía hereditaria que jamás ha convocado a elecciones de ningún tipo, ni siquiera para el Legislativo, cuyos miembros son designados "a dedo" por el rey Abdallah entre su séquito de familiares y favoritos. Jamás el Departamento de Estado ha dicho una palabra acerca de las amenazas que la perpetuación de estos regímenes plantea para el futuro de la democracia en el mundo. El problema son casos como los de Fidel, Evo y Chávez, no estos otros. Si son útiles a los intereses de Washington podrán permanecer en el poder el tiempo que quieran y, además, ser respaldados por todos los medios imaginables. Si se rebelan contra el imperio se los denuncia como déspotas o tiranos. En fin, amigos son los amigos.

Dr. Atilio A. Boron es Director del PLED, Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales

22
Ene

Obama ordena el cierre de Guantánamo y otras prisiones de la CIA

WASHINGTON — Varios voceros del gobierno mencionaron que se espera que el presidente Obama firme los decretos ejecutivos este jueves, ordenando a la CIA el cierre de su red de prisiones secretas y ordenando el cierre del campo de detención de Guantánamo en el plazo de un año.

Fuente: New York Times

Traducción: LAM

19
Ene

Benjamín Forcano: Por debajo y por encima de Obama está el imperio

b-forcano1ALAI AMLATINA, 19/01/2009, Madrid.- La estela imperialista de Estados Unidos es larga, pero para quien quiera entenderla un poco no tiene sino seguirla desde los años 90 hasta hoy. Fue en el año 91 cuando se produjo la brutal caída de la Unión Soviética y el mundo dejó de ser bipolar. Al mundo le rebrotó una gran esperanza. Parecía iba a cumplirse lo establecido por la ONU en 1945: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Con razón, hay autores que llegan a decir que “Los derechos humanos definen el horizonte de nuestra historia”. Y sobre la igualdad entre estados y pueblos cabría decir lo mismo, pues un país pequeño, Nicaragua por ejemplo, tiene la misma soberanía que Estados Unidos.

Pero, a la orilla de la caída, estaba al acecho la oligarquía del capital financiero, que enseguida apostó por no contar con las organizaciones multilaterales existentes, incluida la ONU y apostar por la fuerza militar del poderío estadounidense. En el mercado mundial optaron por la “mano invisible” que controlaban a perfección, despreciando toda norma que intentara dar sentido humano a la economía.

Apenas pasaron unos meses y las esperanzas de un acuerdo universal entre los Estados y de un Derecho universal en lugar de la violencia del más fuerte, se vinieron abajo: imperio norteamericano contra democracia planetaria. Dicha oligarquía, ya antes del 90, había transformado el Estado en factor para la realización de los intereses privados. Lo que se pensó que era un estado nacional se convirtió en imperio: fuerzas armadas, sistemas de escucha internacional, aparatos de espionaje e información, puro instrumento de expansión y protección del capital financiero.

En el 96, Jesse Helms -presidente de la comisión de asuntos exteriores del Senado- dijo: “Estados Unidos deben dirigir el mundo portando la antorcha moral, política y militar del derecho y de la fuerza”. Y Thomas Friedman -consejero en la administración de Clinton- era más explícito: “Para que la mundialización funcione, Estados Unidos no debe tener miedo a actuar como la invencible potencia que es en realidad”. Quedaba así reafirmado el dogma ultraliberal: voluntad absoluta de imponer y dominar sin idea alguna de solidaridad internacional.

Estados Unidos se consideraba por encima de toda ley, sujeto únicamente a sus propias instancias y podía permitirse no ratificar la Convención que prohibía las minas antipersona, rechazar el principio de una Justicia Internacional y desechar el Tribunal Penal Internacional, que establecía por primera vez que cualquier político o militar responsable debía rendir cuentas por la violación del Derecho. Gobiernos aliados o amigos gozarían, ante la trasgresión de leyes internacionales, del consentimiento –tácito o explícito- de Washington. Hubo oposición también a que los países pobres pudieran acceder a los medicamentos del sida y al reconocimiento, entre los derechos humanos, de los derechos económicos, sociales y culturales: “Para un analfabeto, escribe Jean Ziegler, la libertad de expresión no tiene sentido”. Todos los derechos son interdependientes y deben ser reconocidos, pero para el imperio los derechos económicos, sociales y culturales no pueden existir como bienes públicos. Son millones los pobres que viven en extrema pobreza. Pero, eso no es competencia del mercado.

George Bush -enero de 2001- entra en escena política como guardián de los intereses planetarios de los oligarcas. Personajes bien conocidos en la política estadounidense han afirmado categóricamente: “La administración Bush sólo se entiende desde el poder del petróleo y de las industrias del armamento”. Los principales dirigentes de su gabinete proceden de los medios petroleros tejanos: Jeff Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Condolezza Rice, etc.

Su prepotencia les ha llevado a suprimir el control de los paraísos fiscales, a los que les es esencial la evasión fiscal y el blanqueo de dinero, así como a rechazar en el año 2001 -frente a 143 estados signatarios- cualquier normativa o protocolo que pretendiera controlar instalaciones para producir armas biológicas, lo que no les ha impedido erigirse en acusadores de otros estados que intentaban hacer lo mismo. Si no se cumple con este deber, ¿cómo puede impedir que Irán haga lo mismo?

Unilateralmente, en el 2001, el presidente Bush anuló el protocolo de Kyoto que, en diciembre del 2001, habían ratificado ya 84 Estados. También anuló el tratado para el control de los misiles balísticos internacionales. Cuando en noviembre del 2001, se libró la batalla del Kunduz, Donald Rumsfeld, contra la Convención de Ginebra, se negó en dos ocasiones a aceptar la rendición que los combatientes talibanes ofrecieron. Rumsfeld exigió que fueran pasados por las armas.

Sin que a nadie se le ocurra excusar el fanatismo y la responsabilidad de la yihad en el atentado de las torres del World Trade Center, hay que reconocer que el integrismo de la índole que sea se nutre de la exclusión y de la miseria. “La lucha contra el terrorismo es también y de forma necesaria una lucha contra la pobreza extrema, contra la denegación de la justicia y contra el hambre” (Jean Ziegler).

La política de Bush avanzó en la dirección señalada por sus asesores: “El libre intercambio promueve los valores de la libertad”. La campaña mundial antiterrorista “o a favor de la privatización del mundo o contra nosotros”, aseguró el ascenso imparable de los gastos militares. Los tres principales “lobbistas” de la sociedad armamentística Carlyle Group son: el padre de George Bush, James Baker (ex secretario de Estado), y Frank Karlucci (antiguo secretario de Defensa). No hace falta ni reseñar lo ocurrido con la guerra del Irak, Guantánamo, y, últimamente, con el apoyo a Israel en la invasión de Gaza, etc.

La pestilencia de esta política se pretende, a veces, legal, pero llega hasta lo más alto. Y si alguna novedad tiene el imperio norteamericano es que sus guerras de agresión las pagan sus aliados y víctimas. Paúl Kennedy, ante las gigantescas inversiones financieras militares, ha dicho con toda razón que “Estados Unidos tienen firmemente atrapado al planeta entre sus garras”.

Para impedir la extensión de un pensamiento crítico ha sido férreamente operativa la censura impuesta por el mando militar que intentaba ocultar los millares de víctimas destrozadas por las bombas en Afganistán y en otras partes.

Encubridoramente, la prensa de gran tiraje no ha publicado apenas nada sobre estas masacres o bombardeos. Y, lo más extraño, el mundo ha aceptado como terroristas a los que Bush ha designado como tales. Y esos tales son todos aquellos que se oponen a organizar el mundo como a ellos les conviene.

Al concluir esta lectura, es posible que el lector se haga estas o parecidas preguntas:

-Obama, estadounidense, que vive en ese imperio, será proclamado presidente el 20 de enero. ¿No servirá la faraónica ceremonia para distraerle de la faz siniestra de ese imperio y hacerle gustar sus “grandezas patrióticas” y así entrar en la trampa de la oligarquía financiera y militar?

-Sin poner en cuestión sus sueños y propósitos de cambio, ¿podrá Obama, tal como ha prometido, dar un giro a su política internacional desde la letra y el espíritu de la Carta de las Naciones Unidas? ¿Con qué poderes, recursos y apoyo social cuenta?

-¿El peso preponderantemente pernicioso del imperio norteamericano es de ahora y, por lo mismo, de fácil neutralización o lo es de una larga praxis histórica, que imprime carácter no solo en los políticos sino en grandes sectores de la población?

No obstante, los sueños hay que mantenerlos pese a lo adverso de la realidad, porque “es luchando por lo imposible como se llega a lo posible”.

- Benjamín Forcano es sacerdote y teólogo.

6
Ene

Margarita Aguinaga: La Crisis económica y Crisis humanitaria en Palestina

Las intensiones y ambiciones políticas del estado Israelí y sus partidos conservadores, han sido develadas: elecciones internas, fundamentalismo, racismo, purismo étnico, nacionalismo fascista. Pero, ¿cuáles son los intereses de Estados Unidos, para no dar su voto en la ONU y parar la ofensiva israelí?. Acaso sobreponerse a sus crisis económicas, propiciando el militarismo y el armamentismo, mantener su hegemonía y su dominio en la zona, dando el toquetazo para las intervenciones futuras. Acaso, demostrar que la crisis económica va a ser resuelta a sangre y fuego. No es ese el trasfondo ideológico y político, que expresa el silencio cómplice de todos los gobiernos del norte, impactados por la crisis económica.

Bush de salida, entrega a Obama un gobierno con sangre y no solo Palestina, y Obama, en silencio cómplice, aceptará un gobierno con sangre y no solo Palestina, eso se llama continuidad politico-militar. Qué va a cambiar?, si se llega a parar esta matanza, por conveniencias políticas, Estados Unidos querrá dejar la visión de pacificador de la zona, luego de que Palestina ha quedado arrasada. Podríamos decir que el carácter militarista del modelo neoliberal ha terminado y empezamos un modelo con rostro humano que propiciará menos guerras?.

El mundo se muestra divido, la lucha y la movilización social, que ha crecido estos últimos días, para detener la matanza que Israel ha llevando por aire y ahora, por tierra ,en contra del pueblo palestino y, por otro lado, los gobiernos imperialistas y la Onu, subordinados a los intereses de los Estados Unidos.

Si la Onu tuviera un gramo de independencia, decencia y justicia, nos representaría a las miles de voces del mundo que estamos por la paz con auto-determinación de los pueblos y por eso queremos que se detenga la invasión en contra de Palestina.

Miles que nos movilizamos no lo hacemos, por un sentido pacifista trasnochado, sino porque tenemos años de desacuerdos con la política guerrerista y militarista de EU, la Unión Europea y de otros, como el estado Israel. Nos movilizamos porque creemos en la libertad de los pueblos. Otros, también se movilizan estrictamente por un sentido de paz social.

Es cierto, hay que rechazar, cualquier actitud antisemita, repudiar el carácter militarista, y colonizador del estado israelí, no deberá ser para convertirse en antisemita. Pero es justo decir, que no se puede comparar la situación económica, territorial, humana, política y militar de Israel con la situación de Palestina.

Es preciso decir, que el ejército israelita, ahora que ha divido la franja de Gaza, encuentra, disminuidas fuerzas de resistencia palestina, población asustada, sitiada obligatoriamente y amedrentada, muertos, muertos y más muertos, de tanto bombardeo. ¿Por qué el ejercito Israelí, ingresa a territorio palestino, luego de semejante masacre?, para demostrar que son superiores y sino logran expulsar a los palestinos, es preferibles matarlos, para controlar el territorio palestino, para violar mujeres, y sacrificar a los niños que quedan. Qué victoria quieren festejar?, en tal caso el vuelo de los buitres y el festín de las rapiñas.

Hay lágrimas en mis ojos, y dolor en mis entrañas, no es solo por lo insoportable de ver que la vida se pierde, sino de ver a un pueblo morir bajo tanta injusticia.

Luego de ver tantos vídeos, que la prensa oficial no quiere publicar, much@s deben sentirse como la tierra palestina, muerta, destrozada, bombardeada, impotente y pisoteada, sin poder distinguir entre cuerpos de niños, niñas, mujeres y hombres honest@s y luchador@s, y escombros. Imaginarse que los vivos, que siguen medio vivos, no paran de buscar y juntar cuerpos, de sus madres, de sus hijos, de sus hermanos y siguen luchando, resistiendo por la vida, no es lo mismo que estarlo viviendo.

Nuevamente este es un paso propicio, para estar en contra de toda forma de imperialismo y en lucha por otra humanidad.

12
Nov

Margarita Aguinaga: Crisis mundial

Margarita Aguinaga
Socióloga
Luego de la victoria de Barack Obama, parece que se va produciendo un mayor re-alineamiento de fuerzas políticas y económicas en el mundo.
Para explicarlo: es preciso recordar algunas de las crisis financieras latinoamericanas: México, Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia. Dichos países tomaron cursos distintos: México, se reafirmó en su política de Tratados Comerciales con EE.UU. y la UE; Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador, emprendieron otro rumbo distinto al modelo neoliberal. Varios economistas llamaron a este suceso latinoamericano el “giro hacia una política neodesarrollista”. La crisis del sur no era estrictamente financiera ni solo del modelo económico, era la expresión del capitalismo dependiente de las economías del sur. Se decía que la crisis de representación política regional, iba de los gobiernos elegidos democráticamente hasta las instituciones políticas internacionales, como la OEA.
No han existido salidas únicas. Argentina asumió un modelo de distribución social que regularía al capital financiero dirigido desde un Estado fuerte incorporando medidas sociales-nacionalistas y, por otra vía, Venezuela empezó a dirigir un proceso de nacionalización hacia el ‘socialismo bolivariano’. Bolivia se acercó a Venezuela y parece que Ecuador se aproxima más al modelo argentino y brasileño.
Es indudable que frente a la crisis, unos gobierno derivan cada vez a una salida neoconservadora y otros, muy pocos, buscan aproximarse a una alternativa socialista. Luego de varios años, ninguna de estas dos tendencias ha logrado una resolución clara a la crisis. Ahora con Obama este panorama podría modificarse sustancialmente.
El ejemplo del sur, es totalmente pertinente, aunque la crisis económica y política del norte tiene dimensiones globales y responde a sus propias singularidades. La crisis financiera actual ha obligado a algunos gobiernos del norte a iniciar un realineamiento de fuerzas a nivel mundial hacia el neo-desarrollismo y con la victoria de Obama, pareciera que el mundo, le cierra las puertas al neoliberalismo.
En el norte, se podrían constituir lógicas similares a las de América Latina. La diferencia estaría en que sus gobiernos, aún en situación de crisis, cuentan con la capacidad política y militar para reorganizar al mundo. Luego, la crisis que existe no será resuelta fácilmente… ni siquiera si controlaran cualquier desmán de capital financiero.
¿Obama será quien permita el realineamiento global y neoconservador a favor del gran capital o será quien colocará la lucha por un mundo justo y humano? Por sus primeras declaraciones, se acerca más a la primera salida.
Por otro lado, Redes y Movimientos Internacionales llaman a una movilización global en contra de la reunión del G20 y del capital financiero. En San Salvador, recientemente, algunos presidentes de América Latina han declarado “el fin del capitalismo”.
Detrás de “las regulaciones al capital financiero” se esconden confrontaciones económicas y graves disputas por la hegemonía del mundo y a la par el espíritu anticapitalista podría florecer ya no solo en América Latina.

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