4
Abr

Frei Betto: Por dentro y por fuera

frei_bettoALAI AMLATINA, 03/04/2009, Sao Paulo.- El Estado, igual que ciertas empresas de obras públicas, es una entidad con doble discurso: “hacia dentro” asume decisiones según los parámetros de la racionalidad; por eso es tan complejo como los circuitos de las neuronas de nuestro cerebro. El Estado es el cerebro y su burocracia la red aparente de aquellas intrincadas conexiones que le hacen ordenar la sociedad, bien rumbo al desarrollo, bien para reprimir o consentir la corrupción.

Pero el Estado no opera sólo en el plano racional. Hay en él otro lenguaje, “hacia afuera”, disimulado, subjetivo, no visible o audible o público; lenguaje acuñado en la hoguera de las vanidades, en las disputas internas, en los trabajos de pasillos, en la defensa de los intereses corporativos, en las sendas oscuras de la corrupción. Las decisiones racionales son manifestaciones de ese juego entre bastidores que el público no percibe y donde ocasionalmente se considera lo que es su interés.

A eso se llega por vías transversales, pues las decisiones políticas no siempre son razonables, dependen de afectos, emociones, empatías y simpatías, alianzas y acuerdos. Esa endogamia es de las más frecuentes y peores prácticas políticas. Una persona es nombrada para tal función (por ejemplo el Senado) no por reunir las cualidades necesarias, aunque eso también cuenta, pero casi nunca es prioritario: o porque haya sido democráticamente elegida o señalada por quienes integran la institución que va a dirigir. Es nombrada porque el político tiene que agradar a un amigo, sacar a un correligionario del ostracismo, compensar la derrota electoral de un aliado histórico, favorecer un arco de alianzas electorales, atender el pedido de un senador o un diputado, o del presidente de su partido, el cual, a su vez, tampoco se destaca por tener en cuenta la ecuación cargo-responsabilidad-competencia.

Son esas razones subjetivas las que producen tantos nombramientos de extraños en el nido, y el diablo es que el extraño pasa a detentar el poder en el nido y a golpear los huevos a su modo. De ese modo se abre una fosa entre intereses corporativos y públicos.

El Estado moderno padece de esquizofrenia estructural. Nadie sabe precisar con exactitud la línea fronteriza entre gobierno y Estado, a pesar de que la diferencia entre uno y otro conste en cualquier manual de política.

En la práctica el gobierno se coloca por encima del Estado por el simple hecho de encarnarlo y representarlo. Y todo gobierno se empeña en cooptar al Estado, reducir al máximo la distancia entre ambos y, si es posible, invertir la polaridad: lograr que el Estado se enmarque dentro del gobierno.

Esa paradoja es tanto más penosa para la población cuanto más frágil resulte el Estado por la sucesión de gobiernos que lo ocupan. Si un ciudadano enfermo comparece a un puesto de salud, en principio debiera merecer toda la atención del Estado, independientemente del gobierno de turno. Y todo gobierno, excepto en los regímenes autocráticos y dictatoriales, es provisional, al contrario del Estado, que posee carácter permanente. La promiscuidad entre gobierno y Estado y el modo como aquél abusa de éste, impiden que el ciudadano enfermo tenga seguridad de que el servicio de salud pública sea un derecho que no le faltará.

Si el gobierno nombra a incompetentes para regir la salud y atiende a las presiones de la industria farmacéutica y de los programas privados de salud, interesados en socavar los servicios públicos que amenazan la multiplicación de los beneficios privados, entonces el enfermo verá reducida su vida por el simple hecho de que el Estado no es una institución estable, consolidada, por encima de los caprichos de cada gobierno que periódica y sucesivamente lo ocupa.

Según Maquiavelo, se mantiene en el poder con mayores dificultades el gobernante que depende de la ayuda de los poderosos que quien se apoya en el pueblo. Éste, cuando se enfada con el gobernante, lo abandona (véase la actitud del electorado sudamericano frente a los candidatos neoliberales). Pero los poderosos no sólo le abandonan sino que se vengan. El gobernante puede derribar poderosos, pero no al pueblo. Por lo cual debe gobernar siempre con el pueblo.

En tiempos de crisis, el Estado, como un padre, vuelve a ejercer su autoridad sobre esta hija querida que, ambiciosa, se emancipó y, desorientada, hizo lo que no debía: la economía. Quizás tenga ahora una posibilidad de reducir la antinomia entre el “hacia dentro” y “hacia fuera”. Siempre que no se quiera perfumar el chivo que entró en la sala al pretender inhibir al Ministerio Público y a la Policía Federal en el combate a la corrupción. Como sugiere Enmanuel Lévinas, la política debe ser controlada y criticada siempre a partir de la ética. Es mejor expulsar al chivo y hacer coincidir transparencia y actividad política. (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de “Calendario del Poder”, entre otros libros.

30
Mar

Ángel Guerra Cabrera: La hora de los movimientos populares

ALAI AMLATINA, 26/03/2009, México DF.- La nave del capitalismo marcha ciegamente hacia el naufragio sin que sus tripulantes atinen a sortear los escollos de sus contradicciones más allá de las recetas clásicas, que ya no funcionan. Producen vértigo las cifras de dinero inyectadas al sistema financiero de las economías centrales, conducentes a un despojo inaudito de grandes contingentes humanos pero incapaces hasta ahora de reanimar al paciente. El crédito no fluye, continúan las quiebras, el desempleo bate marcas, mientras millones pierden el techo, carecen de atención médica y ven evaporarse sus fondos de retiro. Es más, los vaticinios de los economistas serios del sistema, con apenas presencia, por cierto, en sus medios masivos, auguran el fracaso de los planes de rescate de la administración Obama y sus pares europeos por considerarlos tibios, no encaminados a la raíz de los problemas y probablemente llamados a profundizar la crisis económica. Por cada mes perdido en tomar las medidas necesarias, advierte el Nobel Paul Krugman, se pierden 600 000 puestos de trabajo sólo en Estados Unidos.

manifestacionespopularesNo hay que ser economista para comprender las desastrosas consecuencias de la severa contracción de las principales economías capitalistas y su impacto sobre los países subdesarrollados, incluidos, por supuesto, los latinoamericanos, dependientes de aquellas. En su último reporte, el Banco Mundial y el FMI, que han ajustado varias veces a la baja sus estimaciones, anuncian que en 2009 el PIB de América Latina y el Caribe caerá hasta en 2 por ciento, ocasionando seis millones más de pobres y casi tres millones más de desempleados. Las vitales remesas caen, como también la inversión extranjera y los precios de las materias primas, que aportan dos tercios de los ingresos por exportaciones. Esta tragedia se suma a la ya crítica situación creada por las políticas neoliberales: una agricultura desprotegida y arrasada para dedicarla a la exportación o a los agrocombustibles, una industria desmantelada y un tejido social desgarrado por la emigración masiva, el trabajo precario e informal, pobreza, miseria, depredación ecológica y redes de protección social pulverizadas, todo en nombre del dios mercado.

La OIT, el Banco Mundial y el FMI prevén la perdida de los modestos avances logrados en el abatimiento de la pobreza y el desempleo gracias a la subida de precios de las materias primas de los últimos cinco años, ahora derrumbados. De la reunión del G20 no puede esperarse nada favorable a los pueblos puesto que allí llevarán la batuta sus mismos verdugos, los salvadores de las grandes corporaciones. No he leído un trabajo de un solo investigador respetable que comparta el optimista vaticinio de una recuperación económica en 2010 anunciada por algunos banqueros centrales.

Pero si en algún momento se reanudara el crecimiento, será a costa de una concentración oligopólica de capitales sin precedente, de nuevos Irak, Afganistán y Palestina; de la criminalización de la protesta social y el pensamiento alternativo en sociedades militarizadas, de la superexplotación y el sufrimiento sin par de las grandes mayorías. Continuaría el derroche de recursos, la depredación ecológica y el patrón energético contaminante que arrastran a la extinción de nuestra especie en fecha no lejana.

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http://www.aporrea.org/imprime/n59152.html

Es la hora de que los movimientos populares se fortalezcan, adopten estrategias novedosas y alianzas amplias y flexibles, de hacer pedagogía política con los tangibles efectos de la crisis en círculos de estudio de base. En ellos es muy útil discutir los problemas cotidianos y relacionarlos con todo el entramado de la dominación capitalista y de la crisis para elaborar planes de trasformación social.

Es la hora de la solidaridad planetaria urgente y en ninguna parte del mundo como en América Latina y el Caribe existe una experiencia política acumulada para proponerse proyectos antineoliberales y anticapitalistas a escala local, nacional e internacional. Del Bravo a la Patagonia, además de un conjunto único de gobiernos populares y progresistas, existen fuerzas fogueadas ya en la lucha de trabajadores, indígenas, campesinos, mujeres, estudiantes, pequeños empresarios, profesionistas y desempleados, que podrían dar un memorable ejemplo a sus hermanos de otras latitudes de unidad y organización desde abajo en la lucha por la liberación, la democracia radical y el socialismo. Mañana será tarde.

23
Mar

Juan Paz y Miño: ¿Cuál es la Fecha Nacional?

pazyminoEste 2009 es el “Año del Bicentenario”. Se recuerda a la Revolución del 10 de Agosto de 1809 ocurrida en Quito, liderada inicialmente por una elite criolla, que desconoció al presidente de la Audiencia, Conde Ruiz de Castilla y que instaló una Junta de gobierno, todavía revestida de fidelidad al Rey. Se trató de un verdadero golpe de Estado, que inició el proceso de la independencia del actual Ecuador, que solo se alcanzó definitivamente 13 años más tarde.

La Revolución de Quito a su vez se extendió entre 1809 y 1812. Tras la primera Junta, tuvo dos momentos impactantes: el primero, la matanza de los próceres el 2 de agosto de 1810 y, el segundo, a partir de una nueva Junta, la reunión del Congreso de los Diputados, que estableció el Estado de Quito, creó sus funciones y aparatos y dictó la primera Constitución el 15 de febrero de 1812.

La Revolución de Quito no confrontó a unas autoridades con otras, como ocurrió en Bolivia, con las revoluciones pioneras de Chuquisaca y La Paz, anteriores a la quiteña. Bolivia celebrará, en mayo y julio, su Bicentenario. En Quito, en cambio, se suplantó la autoridad española por la de los criollos locales que la desconocieron y formaron un gobierno propio. El asesinato de los próceres fue un escándalo continental, que repercutió para que la Revolución de 1809 se convirtiera en un referente de la época. En Chile nació el nombre de “Quito, Luz de América”. Simón Bolívar se refirió a los sucesos quiteños y particularmente a la muerte de los próceres de agosto, como un hecho que había marcado la “guerra a muerte” contra los españoles. Y en el año 1810 se sucedieron revoluciones en México, Caracas, Bogotá, Santiago de Chile y Buenos Aires. Excepto en México, se instalaron en las otras ciudades Juntas similares a la de Quito.

Casi todas las Constituciones del Ecuador recogieron como fecha magna la del 10 de agosto. Era la fecha nacional. Fue la fecha que arrancó las luchas libertarias del pueblo ecuatoriano, que continuarían incluso después de la Independencia, a lo largo de los siglos XIX y XX y que persisten en nuestros días. El Bicentenario es una ocasión para revivir, aquilatar, pensar y afianzar la necesidad de que la revolución continúe, sobre la base de sus conceptos originarios: soberanía, libertad, representación, constitucionalismo.

Pero el Bicentenario también debe ser un motivo para afirmar que la fecha patria por excelencia es el 10 de agosto de 1809. Es necesario decirlo claramente. Porque son ciertas posturas regionalistas, las confrontaciones políticas y la falta de comprensión (y conocimientos) sobre la historia nacional y latinoamericana, los factores centrales que han conducido a que se adopten posiciones ambiguas, dudosas y hasta negadoras de la Revolución de Quito, que no lleva solo el nombre de la ciudad en la que se originó, sino el del país que entonces existía, que se llamaba Real Audiencia de Quito. Nombre que también, por cuestiones políticas y regionalistas, no se mantuvo al momento en que se fundó la República del Ecuador, el 13 de mayo de 1830.

23
Mar

Raúl F. Proaño: A propósito del Regimen de Transición y la nueva Ley Electoral

raulEl partido de gobierno, la mayoría oficialista y consultores extranjeros legislan de manera contradictoria e irresponsable respecto de sistemas electorales, gastos de campaña, propaganda y organización política. Las leyes recientemente aprobadas son en extremo defectuosas e incompletas, arrasan con los movimientos políticos emergentes, autónomos e ilusamente democráticos.

El Ecuador tiene dos cuerpos legales que supuestamente regirán en el futuro y ninguna seguridad jurídica en el presente, pues el Consejo Electoral tiene atribuciones para cambiar cada semana las reglas de campaña y así procede, ejemplo: los cambios de fecha de inscripción de listas y elección de parlamentarios andinos y juntas parroquiales, que provoca la desarticulación de los nuevos actores, potencialmente de oposición.

El Régimen de Transición contiene una fórmula de adjudicación de escaños denominada Webster y la nueva Ley Electoral contiene otra llamada D' Hont, que causan efectos políticos distintos y desconocidos para la mayoría de candidatos que van alegremente al matadero, convocado para el próximo 26 de abril. La fórmula Wesbter causa mayor concentración de poder que la D' Hont y ambas son inconstitucionales. En abril próximo se intenta consolidar al partido único y en el futuro abrir el espacio a nuevos partidos políticos, inexpertos o reconstituidos con los despojos del pasado. Hay más cargos de elección popular pero menos posibilidades reales de participación ciudadana en la elaboración de políticas de Estado.

Para colmo, los influjos de ciertos consultores y veedores extranjeros se escapa del conocimiento y control de la ciudadanía organizada.

Si las asambleas ciudadanas de Quito y sus alrededores se hicieran respetar durante la presente campaña electoral, reivindicarían para si el veto solicitado y conseguido respecto de la Ley Electoral, y exigiríamos que el nuevo Código de la Democracia sea tratado íntegramente por la próxima Asamblea Nacional.

Si la ciudadanía organizada desafiara a los enclenques partidos y a dueños de listas de candidatos, su voz y propuestas estuvieran en primera plana de los grandes medios. Si estos hicieran periodismo investigativo no promoverían a figuras decadentes ni permitirían que estas se apropien indebidamente de iniciativas ciudadanas. Si los grandes electores no dependieran de asesores y veedores extranjeros, quedaría en claro que la Veeduría Tri URBAS solicitó expresamente al Presidente de la República que vete el proyecto aprobado por el Congresillo; si los políticos que acaparan hoy las franjas publicitarias fueran honestos, se unirían para depurar la Carta Política y respetar el derecho parlamentario mediante una nueva Ley Orgánica de la Función Legislativa y la creación del CONSEJO CIUDADANO DE LA LEGISLATURA con capacidad para incidir en la agenda de la Asamblea Nacional.

Finalmente, invito a completar las piezas del debate de la Ley Electoral escribiendo a capitulo-gentil-quito@googlegroups.com

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