12
Feb

Sobre la Crisis Global, 3ra. parte (Jesús Rivera de la Rosa)

La crisis mundial y las alternativas de desarrollo para América Latina

Resulta por demás interesante, hasta cierto punto sorprendente, cómo se ha venido articulando el rompecabezas que ahora aparece como crisis mundial. Por ejemplo, un reciente anuncio oficial de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER por sus siglas en inglés), señala que la recesión en esa economía habría comenzado en diciembre de 2007.(1) Al hacer un seguimiento a través de la revista británica The Economist, ya en su edición del mes de octubre de 2004, se señalaban los grandes temores en relación al futuro de la economía mundial.

En 2004, el indicador cuyo comportamiento originaba tal preocupación era el de las ganancias corporativas, que habían mostrado una reducción importante durante el primer semestre del año. El otro elemento era la globalización del juego financiero especulativo que ya aparecía con fuerza en ese año.
De lo anterior, y como un análisis ex post, podemos señalar que las raíces de lo que cuatro años después se conocería en primera instancia como la “crisis financiera global” se ubican en el comportamiento de la economía real, expresado en el movimiento de la tasa de ganancia, así como en la burbuja financiera que le acompañó. Hoy podemos en consecuencia señalar que se trata no de una crisis del modelo neoliberal, sino del sistema capitalista como tal. No de la economía estadounidense, tan sólo, sino de la economía mundial en su conjunto. No se trata de una mera crisis coyuntural, sino de una crisis estructural del capitalismo.

dolar-cargaPara diciembre de 2004, en The Economist se alertaba que la base monetaria del sistema capitalista, el dólar, estaba siendo carcomido por la competencia internacional. Con lo que se agregaba un elemento más a la problemática señalada en los meses previos. Desde entonces ya se discutía con fuerza la necesidad de una nueva arquitectura financiera internacional, al menos un Bretton Woods II, y una nueva base monetaria del sistema. De hecho, varios analistas, sobre todo europeos, ya señalaban focos amarillos en este campo.

La actual crisis del mercado mundial no es la primera que se inicia con un grave problema en el mercado hipotecario. Sin embargo, ante la gravedad de la crisis, la recesión mundial que ha ocasionado y el proceso de recreación, o el intento al menos, del sistema capitalista, es también una oportunidad de cambio social, de construir una nueva casa para todos, en la que seamos diseñadores, propietarios y constructores al mismo tiempo.

En diciembre de 2007 comenzó la recesión en Estados Unidos y la crisis del mercado mundial, que se ha manifestado con crudeza a lo largo de 2008 y se extenderá con seguridad a lo largo del 2009.
Como en la crisis del año 1929, a partir de 1970 se dio una tendencia muy acentuada a la concentración del ingreso en EUA, de modo que previamente al inicio de la actual crisis, el 1% de los más ricos en ese país llegaron a concentrar el 20% del ingreso nacional. Es probable que al calor de la crisis, ese proceso de concentración se vea afectado, pero nada asegura que dará pasó a una redistribución, aunque si es probable que estemos frente a un nuevo proceso de concentración y centralización del capital.
Los estadounidenses deberán ajustar su economía, aunque probablemente lo hagan por medio de una estrategia de corte keynesiano, esto es mediante una política macroeconómica de impulso a la demanda agregada. Sin embargo, esas recetas implicarán la continuada insustentabilidad del crecimiento económico. Las desigualdades prevalecientes, en términos geográficos, de raza y género, expuestas en el Informe sobre el Desarrollo Humano en Estados Unidos en julio de 2008, seguramente tenderán a profundizarse como resultado de la propia crisis, antes que tener una corrección importante.

Ya se han perdido muchas cosas, aparte de empleos e ingresos, se ha perdido la confianza en el sistema financiero, en los banqueros, pues nadie sabe bien a bien el tamaño de las pérdidas, gracias a los instrumentos financieros, por lo que una de las víctimas de la crisis ha sido la confianza.
Y será muy difícil recuperarla. Incluso la posibilidad de creación de nuevas instituciones estará sometida bajo la presión de la desconfianza.
dolaruina1 En esta crisis del sistema capitalista, a diferencia de todas las anteriores, se han sincronizado graves problemas de la más diversa índole, imprimiendo de esta forma un sello distinto a la coyuntura. Esta conjunción de problemas sistémicos nos lleva a plantear la hipótesis de que lo que ha ocurrido y lo que vendrá en los próximos meses será de alguna manera inédito, por lo que los intentos de solución con base en recetas ensayadas con anterioridad, seguramente se quedarán cortos ante la profundidad de la crisis.
Con la victoria de Barak Obama, la situación se ha vuelto un tanto confusa. Por una parte, la necesidad del ajuste en EUA y el malestar acumulado en la población de ese país, junto con la llegada
de un presidente que representa la esperanza del cambio social. Por la otra, el declive de EUA como potencia hegemónica y las necesidades de reconfiguración sistémica.

Es este el contexto en el que América Latina enfrenta un reto muy grande, el de repensar el desarrollo, de cara al desplome del modelo americano y las posibilidades abiertas por la propia crisis.
Por supuesto las opciones están abiertas, desde el regreso de un neo-nacionalismo en los países de la región, o la integración en nuevos espacios transnacionales.
La crisis pone a prueba nuestra capacidad de aprendizaje. Hay desde quienes olvidan la historia y aseguran que esto jamás volverá a ocurrir, lo mismo que se decía al calor de la gran depresión de los años 30, hasta los que no recuerdan los límites de la coordinación tanto de los bancos centrales
como de los gobiernos y las políticas macroeconómicas. Hay por supuesto el interés, la preocupación e incluso la intención de coordinar los esfuerzos para frenar la crisis. Sabemos, sin embargo, que ello tiene límites, señalados por las fracciones del capital, por el proceso de ruptura que conlleva la globalización.
Se espera por supuesto la respuesta de los chinos… ¿Qué pueden hacer? Por la forma y alcance de la crisis, podemos afirmar que los especuladores y los gobiernos que los apoyan intentar ahora secuestrar el futuro de la humanidad, por medio de las desvalorizaciones de los fondos de pensiones, de las deudas masivas en que están incurriendo la mayoría de los gobiernos, por la forma en que están diseñando la estrategia para reestructurar el funcionamiento del capitalismo. Los rescates han sido cuantiosos, el problema es que no parecen haber sido suficientes.
Las señales del mercado continúan a la baja y todas las propuestas, por muy espectacularmente que sean anunciadas, parecen quedarse cortas.
Pero el imperio también está vulnerable, los mismos economistas oficiales se atreven a señalar a EUA como una “república bananera” por la forma en que se han manifestado sus desequilibrios, fallas y dependencias del exterior.
Así como al calor de la gran depresión de los años 30 surgieron las formas de medir la actividad económica, con base en las propuestas analíticas de Keynes, así hoy deberían surgir nuevas formas de medir el nivel de vida y el desarrollo económico-social de modo que sea sustentable. Propuestas hay muchas desde hace ya varios años, la cuestión es si la gravedad de la crisis será el elemento que faltaba para poner en marcha las nuevas formas de evaluar la actividad económica a escala global.
Lo que se está configurando en el momento actual es la forma de la economía mundial durante los próximos treinta años. La lucha por el futuro está abierta y las posibilidades de cambiarlo también.
Si nada se hace en América Latina, en una dirección distinta a las recetas neo-keynesianas, se habrá avanzado en la aceleración del cambio climático, en la acelerada destrucción del medio ambiente. Será otro largo periodo de extracción de excedentes de la región, de duro trabajo en condiciones de precariedad, con el fin de pagar el ajuste del capitalismo y de Estados Unidos en particular.
A diferencia de lo señalado por Krugman hace diez años, en el sentido de que el “desarrollo ha muerto”, justamente la crisis abre una posibilidad de repensar el desarrollo, alejándonos del modelo americano, cuestionando el modelo chino y proponiendo alternativas desde América Latina.
Lo anterior significa por supuesto una organización distinta para el cambio social. El capitalismo está acorralado como un animal herido, y como tal todavía puede soltar buenos zarpazos intentado escapar, destruyendo lo que encuentre a su paso.

Nota:
(1) La NBER hizo el anunció el 1 de diciembre de 2008, ver http://wwwdev.nber.org/cycles/main.html

J. Rivera de a Rosa es economista mexicano. Coordinador del Centro de Estudios del Desarrollo Económico y Social (CEDES), Facultad de Economía, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México.

8
Dic

Benjamín Forcano:La solución el capitalismo ¿para quienes?

Cuando en el fragor de una crisis económica global, surge el clamor de un cambio, miramos enseguida las personas que van a protagonizar el cambio. Mirando los nombres elegidos por Obama para la solución de la crisis, ¿se puede vaticinar un cambio o más de lo mismo? Damien Millet (portavoz del CADTM, Comité para la anulación de la Deuda del Tercer Mundo) y Eric Toussaint (presidente del CADTM de Bélgica), en quien me inspiro para los datos que transcribo, escriben que las personas nombradas por Obama han sido las que desregularon con violencia la economía mundial y creen que encargarles ahora a ellos el comando de la solución es “como querer apagar un incendio con gasolina”.

Es revelador conocer un poco la biografía de trío nombrado.

Robert Rubin, secretario del Tesoro entre 1995 y 1999, enfrentó la crisis financiera de México que acabó en verdadero fracaso; agravó con el FMI las crisis producidas en el Sudeste Asiático, en Rusia y Latinoamérica; impuso a los países emergentes políticas que degradaron sus condiciones de vida y aumentaron sus desigualdades; en Estados Unidos logró abrir la puerta a los excesos de los financieros más ávidos del máximo beneficio, preparando así la crisis internacional actual; suprimió la Banking Act permitiendo la fusión de Citicorp con Traves Group y formar el gigante bancario Citigroup, en cuya directiva ha estado desde el 2000 y a quien el gobierno estadounidense acaba de salvar con urgencia (Noviembre 2008) garantizándole más de 300.000 mil millones de dólares activos.

Lavrence Summers, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, en 1991 siendo jefe económico del Banco Mundial escribió: “Es necesario alentar el desplazamiento de las industrias contaminantes hacia los países menos avanzados. Debe existir cierto grado de contaminación en los países en que los salarios son más bajos”; presionó para que saliera del Banco Mundial Josepth Stiglitz, muy crítico con sus orientaciones y las de Robert Rubin; continuó su carrera en la universidad de Harvad ganándose la enemistad de toda la comunidad universitaria al afirmar que “Hay escasas mujeres en los puestos elevados en el ámbito científico, porque están menos dotadas que los hombres para las ciencias”. Tuvo que dimitir a pesar de sus disculpas, pero nadie como él trabajó para poner en marcha la más importante desreglamentación financiera de estos últimos 60 años.

Timothy Geitner, discípulo de Rubin y Summers, es actualmente presidente del Banco Central de Nueva York y será nombrado secretario del Tesoro. Encargado de las Relaciones Internacionales entre 1991 y 2001 en los países de Brasil, México, Indonesia, Corea del Sur y Tailandia les hizo probar los desastres del neoliberalismo. No hay duda de que seguirá defendiendo las grandes instituciones financieras privadas, sordo a los derechos humanos fundamentales.

Benjamín Forcano
Sacerdote y teólogo

Back to Top